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En el podio de la satisfacción laboral

El Informe TALIS de la OCDE sitúa a los profesores españoles de Secundaria entre los más satisfechos de todo el mundo con su profesión y con su centro, aunque también muestra su decepción por sentirse poco valorados por la sociedad.
Paloma Díaz SoteroMartes, 14 de octubre de 2014
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Carmen Fernández ha vuelto al aula con 55 años, después de una década como liberada sindical. Sus ojos, su voz, desprenden una emoción y una ilusión por volver a encontrarse con los alumnos difícil de advertir en profesionales de otros sectores. Ah… la vocación docente.

Elena González, con 32, se sentía como un flan a primeros de septiembre: ha comenzado a impartir su asignatura en inglés y ha sido como un volver a empezar, con las mariposas en el estómago de aquel primer destino, hace una década.

Arranca un curso lleno de ilusiones, nervios en positivo, nuevos horizontes…; ganas de hacer las cosas bien, de aplicar lo aprendido, de aprender nuevas tácticas, de sorprenderse, de crear nuevos vínculos, de consolidar equipos… Cada curso es único; cada clase también.

La motivación, la ilusión, el optimismo y el compromiso asoman casi por cada aula de nuestra geografía. Al inicio del curso es más fácil escuchar a profesores ilusionados que quemados. Pero quien, por el cansancio, crea que pasado el ecuador del curso los ánimos se vienen abajo se equivoca.

La OCDE realizó su último Estudio Internacional de la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS) en un mes de marzo y, además, en 2013, un año marcado por la controversia política sobre la Lomce, por los recortes acumulados en los últimos cursos y por las consecuentes protestas.

Y, sin embargo, en TALIS (centrado sólo en Secundaria) nuestro profesorado sale retratado como el segundo más satisfecho de todo el mundo desarrollado.

En las encuestas practicadas por la OCDE y publicadas el pasado mes de julio, el 95% del profesorado español de Secundaria afirma sentirse “satisfecho” con su trabajo (la media de los países se sitúa en el 91%) y el 88% “elegiría esa profesión si pudiera decidir otra vez” (la media internacional está en el 77%). La OCDE relaciona este índice de satisfacción con sentirse realizado y gratificado en la función que uno desempeña.

Hay que detallar que las encuestas de TALIS se practicaron a 200 docentes de ESO de 20 centros escogidos al azar en sólo tres comunidades: Castilla y León, Andalucía y Cantabria. La primera saca los mejores resultados en PISA, la segunda obtiene rendimientos muy bajos y la tercera medios.

El 80% cree que las ventajas de la profesión docente superan claramente a las desventajas y sólo el 6% se arrepiente de haberse dedicado a la enseñanza (la media de la OCDE está en el 9%).

Pese a la satisfacción generalizada, un 21% se pregunta si habría sido mejor elegir otra profesión, aunque la inquietud es menor que en el conjunto de la OCDE (31%).

Otro de los aspectos que estudia TALIS es la satisfacción laboral en el centro. Y ahí también los españoles están de lo más satisfechos. El 96% lo afirma (92% es la media internacional), el 89% dice “disfrutar” y el 87% “recomendaría” su lugar de trabajo (84% en el conjunto de la OCDE). Paradójicamente asciende al 20% el porcentaje al que le gustaría cambiar de centro.

Un vistazo afuera
Es curioso que en países asiáticos como Japón y Corea, que se caracterizan por un alto rendimiento en PISA, el profesorado esté tan desmotivado como muestran las cifras. En Corea del Sur, el 79,4% no está satisfecho con su labor en el centro; y en Japón tampoco lo está el 50%.

El 62,2% de los docentes japoneses y el 65,6% de los coreanos no recomendaría su centro como un buen lugar para trabajar. En Corea, el 20% se arrepiente de haberse dedicado a la enseñanza. Podría pensarse que los docentes asiáticos se sienten mal pagados, pero, si bien su salario inicial es inferior al de un español, llega a duplicarse cuando se alcanza el escalafón más alto, cosa que no ocurre aquí.

Estos datos son una invitación al análisis de por qué un profesorado tan desmotivado consigue un rendimiento tan bueno en las aulas. En este sentido, conviene recordar el importante peso que tienen las familias y que la formación académica se sitúe en los puestos más altos de la escala de valores social.

En general, TALIS muestra a un profesorado con alto nivel de satisfacción en casi todos los países y extrae las condiciones laborales que fomentan esa sensación de estar y trabajar a gusto: por ejemplo, la valoración explícita de su trabajo, y consultarles y tenerles en cuenta en la toma de algunas decisiones son factores señalados como motivadores del ánimo.

Según destaca la OCDE, en su informe Teaching in Focus, también es determinante promover el trabajo en equipo, el trabajo colaborativo en el aula y el fomento de buenas relaciones en el Claustro, así como con los estudiantes.

Poco valorados
Pese a la satisfacción que el profesorado español de Secundaria encuentra en su trabajo, tiene la espinita clavada de que su labor no esté valorada por la sociedad. Lo cual no deja de ser preocupante en tanto que, como señala el Instituto Nacional de Evaluación en su análisis de TALIS, “la percepción de que una profesión esté bien valorada puede afectar a la retención de candidatos potenciales”.

Sólo el 8,5% de los docentes españoles cree que su función está bien valorada por la sociedad, muy por debajo del promedio de la OCDE (28%) y de países como Finlandia (59%) y Corea (66%).

De nuevo, choca encontrarse en Corea del Sur a un profesorado tan insatisfecho cuando se siente bien valorado por su sociedad.

La gran paradoja es que, si miramos la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que se ocupó de los docentes (en febrero de 2013), resulta que la sociedad española sí valora, y mucho, la labor social del profesorado.

El CIS pidió valorar de 0 a 100 puntos una serie de profesiones: la de profesor de Secundaria obtiene una puntuación media de 73,67 puntos, y la quinta posición en valoración tras la de médico (81,58), profesor universitario (75,16), profesor de Primaria (74,70), maestro de Educación Infantil (74,64) y profesor de Formación Profesional (73,92).

A pesar de tener una alta valoración por encima de otras muchas profesiones, el profesor de Secundaria es el menos reconocido dentro del sector de la enseñanza.

Y pese a otorgarle importancia, sólo la mitad de los encuestados (54%) opina que la profesión de docente de Secundaria goza de mucho o bastante prestigio social. Y, desde luego, a muy pocos (sólo a un 6,5%) les gustaría que sus hijos acabasen dedicándose a la enseñanza.

Al fin y al cabo, la mayoría cree que el profesorado está muy poco motivado en su profesión y nadie quiere eso para los suyos. Según el CIS, el 49,4% cree que los docentes están “poco motivados” y el 13%, que no lo están en absoluto. Justo lo contrario a la realidad constatada por la OCDE y a lo que los docentes cuentan si se les pregunta.

Sólo el 2% encuestado por el CIS cree que los profesores de Secundaria están “muy motivados”; al menos, el 21% admite que “bastante”. Al preguntar las razones que pueden estar detrás de una baja motivación, hay un 13% que precisamente lo atribuye a la escasa valoración social y la falta de prestigio.

Al final, parece apreciarse en todo esto un juego de espejos. ¿Y si el profesorado se sintiera poco valorado porque la sociedad cree que está desmotivado?

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