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Desigual evolución del abandono educativo

Por José Mª de Moya
Martes, 3 de febrero de 2015
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Como se acercan las autonómicas resulta morboso comparar la evolución del abandono educativo temprano de las diferentes regiones a lo largo de la legislatura que ahora termina. El abandono, como saben, es uno de los indicadores internacionales de referencia y pone la lupa sobre el grado de equidad de un sistema educativo. El nuestro, que desde 1995 hasta 2010 estaba anclado a ese 30 por ciento, podía ser calificado de cualquier cosa menos de equitativo. Afortunadamente las cosas han cambiado. A partir de 2010 se inició un proceso de mejora a razón de dos puntos por año y 2014 cerró con una tasa del 21,9 por ciento.

Qué duda cabe que la crisis ha jugado a favor de esta evolución. Ahora ya no es tan fácil dejar los estudios por el canto de sirena de un trabajo poco cualificado pero bien remunerado. Tampoco cabe duda de que el lugar de residencia es un factor determinante. Las comunidades del sur tienen mucho más abandono que las del norte. Sin embargo, un análisis fino de la cuestión nos dice que las políticas desempeñadas en los últimos años han influido notablemente en la evolución desigual de las diferentes regiones.

El caso más sorprendente nos lo ofrecen las cuatro regiones del sur de la península. Al comienzo de la legislatura eran las únicas –además de las islas– que superaban el 30 porciento. Cuatro años después, Murcia, Extremadura y, sobre todo, Castilla-La Mancha, lo han reducido casi diez puntos, situándose sobre la media nacional. Por el contrario, Andalucía apenas lo ha reducido cuatro puntos, quedando descolgada a seis de la media y abonada al penúltimo puesto. El caso manchego (permítanme que me enorgullezca de mis raíces) es llamativo porque ha pasado de ser colista a ocupar un honroso décimo lugar en el tablero autonómico.

Y para que no se vea que esto va de siglas políticas, también llama la atención la desigual evolución de las islas. Al comienzo de la legislatura eran las otras dos comunidades autónomas que superaban ese fatal 30 por ciento. Cuatro años después, en Canarias se ha reducido siete puntos el abandono temprano, mientras que en Baleares se ha incrementado dos. Algo tendrán que ver las políticas educativas, digo yo.

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