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“El sistema tiene que dejar de valorar sólo aquello que es fácil de evaluar”

Crítico con los modelos tradicionales de Educación, Richard Gerver cree que es un error basar la Educación en ideologías y que en Europa y EEUU seguimos mirando al pasado. En junio en Bilbao será uno de los ponentes de ICOT 2015.
Paloma Díaz SoteroMartes, 24 de marzo de 2015
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Ante su público, docentes en busca de inspiración, el británico Richard Gerver no se corta en aspavientos, muecas, gritos… Dicen que es de los mejores oradores del momento. Pero lejos de incitar a la grandilocuencia, proclama que “el cambio” no es un plan quinquenal con lejanas metas, sino pequeños cambios en el día a día. Gerver entusiasmó a su paso por los Encuentros Savia (SM) y volverá a España en junio como ponente del ICOT 2015. Trabaja junto a Ken Robinson en The International Curriculum Foundation.

¿Por qué gente de todo el mundo quiere escucharle?
Guau… No lo sé. Para la mayoría de los profesores, la Educación se ha convertido en un tema complejo: hay mucha investigación, muchas estadísticas, muchos expertos… También en algo político. En algún momento hemos perdido ese punto simple y hermoso que tiene la Educación. Para mí, trata sobre la interacción humana, las relaciones humanas, y a la gente le gusta que hable de eso de manera sencilla. No soy un experto académico ni un teórico. Lo que cuento viene de la experiencia de mi propio trabajo. Espero poder transmitir a la gente la pasión por la Educación porque la Educación tiene que ver con el corazón.

Así que los profesores necesitan que alguien les recuerde el origen de por qué están ahí…
Sin duda. Todo se ha complicado tanto y está tan asociado a los exámenes y a las tablas de puntuación, que los profesores acaban dedicándose a preparar exámenes. Pero somos profesores porque nos gusta trabajar con los niños y nos gusta ayudar a que se desarrollen. Y a veces es necesario recordar que ésa sigue siendo la razón fundamental de su trabajo.

¿Usted ha hablado también a políticos?
Los políticos son interesantes. Cuando hablas con ellos en privado, están de acuerdo con todo lo que dices. Pero quieren demostrar que sus políticas funcionan y de manera rápida, y también les obsesionan los titulares; dedican mucho tiempo a reaccionar a los problemas a corto plazo… No podemos basar la Educación en la política.

Usted, que fue asesor político de Tony Blair, ¿qué opina de las reformas de Cameron?
Por desgracia, el Ejecutivo de David Cameron ha querido volver a un sistema y una metodología mucho más tradicional. Sus reformas no están basadas en la realidad, sino en ideologías, y eso es muy peligroso. Trata de recrear el éxito de la Educación de hace 50 años. El problema es que el mundo no tiene nada que ver. En el mejor de los casos, creará un sistema que prepare de forma brillante a los niños para un mundo que ya no existe.

Los sistemas educativos preparan a los niños para el mundo laboral, pero nadie sabe qué profesiones serán necesarias en 15 años. ¿No cree?
Steve Wozniak, el fundador de Apple, que fue profesor de escuela pública, me dijo: “El mundo está obsesionado con lo que enseñamos a los niños, pero es irrelevante porque lo importante hoy no tiene por qué serlo mañana”. Tenemos que centrarnos en cómo enseñamos a los niños a que aprendan cosas por sí mismos; asegurarnos de que pueden cambiar, adaptarse y ocuparse de su propia vida. Hace 50 años dábamos a los niños unas destrezas y un trabajo que iba a durarles toda la vida. Pero eso ya no es el mundo en que vivimos. En vez de centrarnos en el conocimiento, debemos desarrollar la habilidad de ser independientes en los niños para que puedan resolver los problemas por sí mismos; para que sean creativos, sepan colaborar entre sí y sepan vivir con el cambio constante.

¿Hay algún sistema en algún país que le convenza?
Los mejores ejemplos están en aquellos países que comprenden cómo son como país, sus circunstancias, sus valores, la posición que ocupan en el mundo, sus aspiraciones y sus retos, y preparan a sus ciudadanos en consecuencia. Hay buenos ejemplos de esto en Escandinavia, sobre todo Finlandia: son países pequeños que tienen claro que su futuro lo quieren basar en la Educación. Si uno va ahora a Arabia Saudí puede encontrarse con debates apasionantes sobre Educación porque se dan cuenta de que el petróleo se acabará y, si quieren mantener su posición en el mundo, tienen que desarrollar una economía basada en el conocimiento. En Colombia, Medellín quiere ser una de las ciudades más avanzadas tecnológicamente de Sudamérica: están creando un sistema educativo con mucha presencia de la tecnología y alta participación del alumno… Están sucediendo cosas muy interesantes en las escuelas de Paquistán: están desesperados por formar a ciudadanos del mundo y romper esa imagen de país antiglobalización que genera terroristas. Miremos a China. China lidera todas las listas académicas, pero lo que hacen hoy no les va a servir para el futuro y están intentando rediseñar todo su sistema: tienen en cuenta que quizá deban prohibir los deberes y los exámenes; agrupar a los niños por su capacidad o nivel, darles libertad de pensamiento para de-sarrollar un entorno y una cultura mucho más innovadora… Mi temor es que en países como Reino Unido, España y muchos otros en Europa, y en EEUU, no tenemos una idea clara de dónde deberíamos ir. Y por eso seguimos mirando al pasado, pensando que, si volvemos atrás, encontraremos otra vez el lugar en el mundo que deberíamos ocupar. Esto nos lleva a un retraso.

¿Hasta qué punto un sistema puede escapar de la homogeneización para poder valorar las capacidades de cada alumno y las inteligencias múltiples? Después de todo, un sistema sistematiza.
Debemos dejar de dar valor sólo a un tipo de inteligencia por encima de las demás. Damos más valor al desarrollo académico porque es lo más fácil a la hora de plantear un examen. Examinar de conocimientos es sencillo. Valorar en una prueba la inteligencia emocional de alguien, o cómo desarrolla un proceso creativo es mucho más complicado para poner una nota. El sistema tiene que dejar de valorar sólo aquellas cosas que son fáciles de evaluar. Podemos ver si un niño es seguro de sí mismo. Podemos ver si tiene la capacidad de resolver problemas. Tenemos que valorar todas aquellas otras cosas que no se escriben en un papel.

Pero los primeros que se fijan en las notas son los padres…
A veces, simplemente hay que levantar la vista del papel y mirar el mundo en el que vivimos, en vez de meter la cabeza en la arena y fingir que seguimos viviendo en el mundo de hace 50 años, cuando las notas servían para elegir nuestro camino profesional. Y si hacemos esto como padres, como políticos y como educadores, empezamos a ver un mundo más complejo y tridimensional. Seamos ambiciosos. Diseñemos un sistema que ayude a los niños a desarrollarse para un mundo complejo. El mundo no ha evolucionado porque las cosas sean fáciles, sino porque la especie humana tiene la capacidad para resolver problemas complejos.

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