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“Se trata de enseñar a pensar utilizando todas las inteligencias”

Amparo Escamilla, profesora y autora del libro Inteligencias múltiples, está volcada con la causa de esta teoría pedagógica. Cree y disfruta de lo que dice y hace.
Estrella MartínezMartes, 3 de marzo de 2015
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Amparo Escamilla es hija, sobrina, nieta y bisnieta de maestros. “El Magisterio está por todas partes”. Es directora del equipo Proyectos Pedagógicos, así como profesora y coordinadora del grado en Pedagogía en el CES Don Bosco de Madrid. Amparo visitó nuestro periódico para charlar sobre su libro Inteligencias múltiples. Claves y propuestas para su desarrollo en el aula. Así se trabaja cuando se pone el enfoque educativo en las ocho inteligencias múltiples: lingüística, lógico-matemática, musical, viso-espacial, corporal-cinestésica, interpersonal, intrapersonal y naturalista.

¿Cuál es tu experiencia con las inteligencias múltiples?
En torno a ocho años. Comencé con cursos de formación y alguna experiencia en centros, y ya de manera muy intensa desde hace cuatro años, cuando comenzamos con la Editorial SM a planificar un trabajo de asesoramiento intensivo a 68 centros en una experiencia de relación muy directa y continuada a lo largo de un curso. Hemos ido constatando los resultados y ha tenido mucho éxito entre profesores, familias y alumnos. Así que hemos ido ascendiendo y ya tenemos más de 350 centros de Educación Infantil y se está extendiendo también en Primaria y Secundaria.

¿La palabra clave de este enfoque educativo es el pensamiento?
Efectivamente. El enfoque insiste en enseñar a los niños a pensar y pensar con los símbolos propios de las distintas inteligencias, no solo con uno. Enseñar a pensar con palabras, con números, con tamaños, con formas, con posiciones, con notas musicales, con el lenguaje corporal, con las relaciones con los otros, con los símbolos de uno mismo. Es decir, enseñar a pensar con todas las inteligencias utilizando una metodología que nos da unas rutas de pensamiento.

¿Podemos desarrollar las ocho inteligencias y todas por igual?
Podemos desarrollarlas todas, todos las tenemos todas, lo que no podemos hacer es desarrollarlas al mismo nivel. Su desarrollo depende de factores como la herencia, el contexto general y las experiencias de cada uno. Cada vez podemos desarrollarlas más porque conocemos más metodología y sabemos que la mente es muy flexible y que podemos minimizar los efectos de la herencia.

Al pensar en que todos las tenemos, surge el tema de la discapacidad.
Existen casos de discapacidad extrema en los cuales, efectivamente, estamos apreciando unas dificultades mayores. Vamos a pensar en una situación de una persona que tenga autismo. Naturalmente va a tener unas dificultades extraordinarias con la inteligencia interpersonal y con la intrapersonal, pero podría ser un sobredotado en las inteligencias musical o en la lógico-matemática. En estos momentos cabría preguntarse ¿esa persona que tiene esa dotación extraordinaria y esa discapacidad tan notable podría cambiar con un buen tratamiento educativo? En eso estamos.

Del libro se desprende que no te gustaría que esto fuera una moda pasajera, pero el caso es que ya hace años que se oye hablar de este enfoque y parece que no acaba de cuajar. ¿Por qué?
Quiero que no sea una moda porque estamos comprobando los efectos en edades tempranas y en el entorno familiar y en los colegios. Los padres que tienen hijos que de verdad están trabajando con enfoque de inteligencias múltiples se convierten en los principales valedores del sistema. Las familias no pueden ni deben permanecer al margen. En los centros que tenemos un seguimiento directo hacemos una formación a las familias y a los profesores, y estamos apreciando tantas diferencias positivas en cuanto a enriquecimiento intelectual, y equilibro personal… Es que podemos llegar a un sistema en que eres más dueño de ti. Eres más seguro y puedes llegar a ser más feliz. ¿Entonces por qué no ha cuajado hasta ahora? Porque no teníamos las herramientas didácticas avanzadas para poderla desarrollar. Teníamos unos primeros desarrollos, pero no teníamos un tratamiento didáctico estricto, con unas técnicas concretas.

¿Con la forma que tenemos de aprender hoy hay inteligencias que no se desarrollan?
Sin duda. En estos momentos el sistema educativo sigue muy asentado en lo matemático y en lo lingüístico, y ni tan siquiera desde el punto de vista inteligente. Trabajar el lenguaje y trabajar las matemáticas no significa trabajarlas de manera inteligente. Dibujar o mover el cuerpo no es trabajar la inteligencia viso-espacial o la corporal-cinestésica. En cada una de esas clases tiene que haber pensamiento. Fíjate en la diferencia entre una clase de Plástica en la que tú a un niño le pones un cuadro de Monet, le dices fíjate en él y reprodúcelo. ¿Estamos trabajando la inteligencia viso-espacial? Estrictamente no. Imagina otra clase en la que los niños se ponen enfrente del cuadro y se les plantean una serie de preguntas para pensar y dialogar: quién aparece, dónde están, cuándo podría ocurrir esa escena, qué colores hay, qué te sugieren, cuál es el que más te gusta, por qué, etc. Después de haber hecho ese análisis pasamos a los niños a otro espacio en el que tenemos música, La Primavera de Vivaldi, bolsitas con olores, que recrean un ambiente, y hay un gran mural. A los niños se les dice que vamos a contruir colectivamente, que vamos a reproducir esa obra. Hay un profesor experto que les va dando algunas instrucciones, qué colores hay, cómo los pueden utilizar, cómo los pueden mezclar, etc. Entonces los niños reproducen la obra y después les preguntamos sobre lo que han vivido, cuál ha sido su experiencia. Eso es una clase inteligente, por así decirlo. Esto no quiere decir que estemos en contra, en absoluto, de que haya clases en la escuela en las que tras comprender algo, haya que memorizarlo y repetirlo. El pensamiento no puede evolucionar si no hay recuerdo, si no hay fijación.

¿Este enfoque educativo se puede aplicar en cualquier etapa?
En cualquier etapa y en cualquier momento de la vida. Cuando les explico a los padres y profesores las técnicas les digo que la primera que me las aplico ¡soy yo! Cuanto tú aplicas, tengas la edad que tengas, una metodología de pensamiento, te das cuenta de que tienes herramientas, de que tienes unas rutas. Luego ya puedes meter en esas rutas de pensamiento los contenidos que quieras. Por otro lado, recordemos que las inteligencias son moralmente neutras. Tú puedes ser extraordinariamente inteligente desde el punto de vista interpersonal y ser un manipulador. Nosotros no solo trabajamos para desarrollar, en este caso, la inteligencia interpersonal, sino también para desarrollar unos valores adecuados.

Bilingüismo, TIC o trabajo por proyectos ¿todo es compatible con esta manera de trabajar?
Absolutamente. No es quitar, no es borrar. Se trata de ver qué tengo y cómo lo mejoro.

En el libro hablas del peligro de evaluar para etiquetar. ¿Cómo se evalúa con el enfoque de las inteligencias múltiples?
Lo que nosotros tenemos que saber siempre es que el fin de la Educación es la mejora de nuestras capacidades, es el que podamos avanzar. Evaluar no es un fin, es obtener información para utilizarla en beneficio de los sujetos. Vamos a intentar que seas una persona muy equilibrada porque tu vida no va a ser solamente un trabajo lógico- matemático, por ejemplo, va a ser también unas relaciones. Si yo descubro en ti un potencial, claro que te lo voy a alimentar, pero no te lo voy a saturar.

Este planteamiento encaja con la atención a la diversidad.

Nos crecemos gracias a pequeños éxitos, tenemos que alimentar situaciones en las que todos puedan vivir esas experiencias de éxito. Los profesores tienen que captar dónde están los puntos fuertes de los alumnos para que los puedan mostrar, mientras que van a ir viendo también los puntos más débiles.

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