La insulsa ambigüedad educativa del PSOE
La semana pasada MAGISTERIO organizó en la sede de la Universidad Camilo José Cela en Madrid un apasionante debate educativo en el que participaron los seis principales partidos. No hemos querido dar por muertos ni a IU ni a UPyD antes de que el forense decrete su fallecimiento. Fueron casi tres horas –se quedaron cortas– de intrépida discusión hábilmente conducida por la periodista especializada, Paloma Díaz Sotero. El debate fue seguido con fruición desde las redes sociales y retransmitido por streaming.
Si tuviera que agrupar, con los ojos cerrados y sin atender a siglas ni a tacticismos políticos, los discursos y propuestas, haría tres montoncitos. El primero estaría integrado por PP, UPyD y Ciudadanos; el segundo, por PSOE y Podemos; y el tercero, por IU.
El primer grupo se apuntó a ese liberalismo moderado partidario de las evaluaciones nacionales e internacionales, rendición de cuentas, autonomía de los centros y de que no todo se resuelve con dinero. La representante del PP se soltó la coleta cuando incitó a la sana competencia entre centros que la otra bancada interpretó, en clave decimonónica, como si de una incitación al odio se tratara. Pero no paró ahí, la joven candidata animó a que se compararan los resultados de los centros, defendió la desgravación fiscal de la Privada y volvió a meter el dedo en el amoratado ojo de los interinos, cuestionando su nivel de conocimientos. Cierto que luego matizó diciendo que se refería a unos pocos interinos, pero el dedo ya estaba dentro. Lozanía y frescura, olé. Ya tendrá tiempo de aprender que en política educativa hay cosas que no se pueden decir, al menos de golpe.
El segundo grupo –sobre todo el PSOE– simplemente aburrió, se limitó a no proponer nada, a situarse en esa cómoda ambigüedad y menospreciar las propuestas a izquierda y derecha. Podemos, al menos, se disfrazó de socialdemócrata; el PSOE ni eso, se limitó a alertar contra “esa ideología del esfuerzo” que se predica desde la derecha [Interesante, me lo apunto para otro artículo].
IU sí se mojó. Cierto que echándose al monte, pero con un discurso coherente desde la izquierda radical que clama por la abolición de los conciertos y la reinstauración de una escuela única.