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“Con Educación solo no es suficiente, pero sin Educación no conseguiremos nada”

Lucía Rodríguez Donate es coordinadora de Acción Pública de la Federación Internacional de Fe y Alegría, acaba de participar en el Foro Mundial de la Educación para fijar las nuevas metas para 2030: una Educación inclusiva, equitativa, de calidad y por el aprendizaje a lo largo de la vida para todos y todas.
Estrella MartínezMartes, 2 de junio de 2015
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(Foto: Jorge Zorrilla)

Lucía Rodríguez Donate es la coordinadora del Programa de Acción Pública de la Federación Internacional de Fe y Alegría desde Entreculturas, que es el nombre que se le da en España a Fe y Alegría. La federación es miembro de la consulta colectiva de las ONG de la Unesco.

Como miembro de esta consulta colectiva participasteis en el Foro Mundial sobre Educación celebrado recientemente en Incheon, Corea del Sur.
Sí. La Unesco convoca a gobiernos, agencias multilaterales, sociedad civil, etc. Nos convoca entendiendo que la Educación es un compromiso de todos. El último foro mundial fue hace 15 años en Dakar. Ahí se establecieron una serie de objetivos y ahora correspondía evaluarlos y fijar nuevas metas para los próximos 15 años. En Corea lo que se ha hecho es una declaración política. Después de esto nos reuniremos en Adís Abeba – declaración financiera–, Nueva York –asamblea ONU–, y, finalmente, en noviembre, la Unesco hará una Asamblea Extraordinaria en la que los gobiernos adoptarán el marco de acción que se haya acordado con metas, indicadores, dinero, calendario, etc.

Has hablado de la evaluación de los objetivos de 2000. Se ha avanzado, pero queda mucho por hacer, ¿no es así?
Sí, se ha mejorado en algunas cosas, básicamente en el acceso a la Educación Primaria, pero hay cosas en las que no se ha hecho prácticamente nada, como la concepción de la Educación de manera permanente, la alfabetización de adultos o la Educación Infantil. Y si algo ha quedado claro en estos 15 años es que la brecha educativa ha aumentado mucho. La calidad es el gran reto. Hay más de 200 millones de niños y niñas que acaban la Primaria sin saber leer y escribir. Y no podemos entender la alfabetización solamente como leer y escribir, lo que ahora planteamos en la Educación para toda la vida es un proceso permanente de adquisición de habilidades para desarrollar una vida digna, aportar en la sociedad y ser sujeto activo de derechos y obligaciones. La pregunta es qué Educación queremos para qué mundo queremos.

Pero la realidad es que los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el terreno educativo solo incluyeron la escolarización universal en Primaria.
Claro, en Dakar se hizo una agenda educativa con seis grandes objetivos para garantizar la Educación para todos, pero meses después se estableció la agenda de desarrollo del milenio que reducía los objetivos de Educación a uno solo. Eran dos agendas paralelas que no necesariamente se encontraban. Esto ha sido una gran preocupación para nosotros porque lo que hemos visto es que al final los esfuerzos se concentraron en el único objetivo, abandonando los otros.

¿Esto se va a solucionar en la agenda post2015?
Nuestros esfuerzos están concentrados en hacer una agenda única, global y coordinada que tenga aterrizajes en Educación. Para ello se ha establecido un gran objetivo que será el que estará en la próxima Declaración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: una Educación inclusiva, equitativa, de calidad y por el aprendizaje a lo largo de la vida para todos y todas.

En cualquier caso, algo más que las agendas paralelas influyeron en que no se cumplieran los objetivos.
Por supuesto, la falta de voluntad política y de inversión.

¿Y qué te hace pensar que ahora no pasará lo mismo?
Verdaderamente hay una conciencia que hace 15 años no había: que la Educación es la clave y el catalizador para el desarrollo. Es cierto que con Educación solo no conseguiremos el mundo que queremos, pero sin Educación no conseguiremos nada. La encuesta My World, que hizo Naciones Unidas, contó con casi ocho millones de personas de todo el mundo que dijeron que la Educación es su principal preocupación. Este movimiento reivindicativo tiene que tener su traducción práctica en los responsables políticos, que no pueden desoír ese clamor mundial. La directora general de la Unesco cifró en 22.000 millones de dólares la cantidad necesaria para garantizar la Educación para todos cada año. Esa cantidad es la que se invierte en defensa y en armamento en menos de 15 días. Por otro lado, en esta declaración de Corea ha habido avances significativos con respecto a Dakar.

¿Como cuáles?
Se insiste en la idea de que la Educación es un derecho, es un bien público y hay una obligación del Estado garantizar 12 años de Educación Básica gratuita para todas las personas, siendo 9 años obligatorios. Se incluye un año de Educación Infantil como obligatorio también. Nosotros habríamos querido toda la Infantil, pero aún así es un gran avance. Hay un compromiso de abordar todas las formas de exclusión y de discriminación. Se reconoce la importancia de la paridad y de la igualdad de género. Se insiste en la importancia clave de los docentes. Y luego también hay un compromiso de destinar a la Educación del 4 al 6% del PIB de cada país y del 15 al 20% del presupuesto del Estado. La sociedad civil íbamos a por, al menos, el 6% y, al menos, el 20%, pero ahí los gobiernos han sido inflexibles y han insistido mucho en la necesidad de entender esto de una manera abierta reivindicando que los países están en situaciones muy distintas. Este punto nos preocupa mucho.

¿Por qué?
Porque de lo que se está hablando es de porcentajes del PIB y de los presupuestos de lo que tú tienes. Tú tienes mucho, destinarás mucho, tú tienes poco, destinarás poco. Aquí entra la cooperación internacional, para cubrir los gastos necesarios de los países que estén verdaderamente comprometidos con la Educación pero que no tengan suficientes recursos económicos.

¿Qué otras cosas os preocupan de la actual declaración?
Antes me gustaría mencionar que hay otra cosa importante que sí menciona y son los escenarios de crisis humanitaria, de desastres naturales, guerras… Hay un compromiso a que la escolarización no se interrumpa en esos escenarios. Es importante, antes no figuraba. En cuanto a la preocupación, está también el concepto de calidad. A la hora de la verdad de lo que hablamos es de evaluación de resultados. Nosotros defendemos que la evaluación debe medir no solo los resultados, sino los procesos de enseñanza y aprendizaje, tiene que tener en cuenta los contextos en los que se desarrolla el proceso educativo y los recursos que se utilizan. En este tema hay una confrontación muy fuerte entre algunas posturas muy radicales y potentes porque tienen mucho poder económico, como los países anglosajones. El Banco Mundial dijo que, como primer financiador en Educación, es más efectivo financiar de acuerdo a resultados –tipo PISA–. Unos resultados en determinadas cosas sin tener en cuenta todas las demás, lo que agranda la brecha educativa, ya que se invertirá más en los que tienen mejores resultados y parten de situaciones de ventaja, así que ¿dónde está el principio de equidad? Nosotros planteamos una evaluación para identificar debilidades y mejorar.

¿Cuál ha sido el papel de España en el foro?

Nuestro Gobierno no mandó a nadie del Ministerio de Educación, solo a dos representantes de la Agencia Española de Cooperación, algo que es preocupante porque esto es una agenda global de Educación, no de cooperación. Una cosa es que haya diferentes grados de problemática, pero no podemos decir que España tenga resuelta la inclusión, la calidad y la equidad educativa. La declaración de Corea no se refiere solo a los países empobrecidos.

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