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“No se ha entendido aún la diversidad, que es asumir que la normalidad no existe”

El IV Congreso de Innovación Educativa ENAP, del 2 al 4 de octubre (Toledo), tiene entre los objetivos de esta edición ahondar en cuestiones como el lugar que ocupa la diversidad en la Educación y reconocer el fenómeno de la dualidad. Sonsoles Castellano es presidenta de la Fundación San Patricio y organizadora del congreso.
Gema EizaguirreMartes, 29 de septiembre de 2015
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Sonsoles Castellano.

Esta iniciativa de la Fundación San Patricio surgió hace cuatro años al ver la necesidad de los profesores de tener un espacio donde compartir experiencias, preocupaciones y recibir una formación profunda. En su edición anterior acudieron a esta cita más de 300 docentes procedentes de toda España y también de otros países europeos y de América. La pasión por la innovación educativa y la formación integral son ejes sobre los que se apoya esta Fundación que lidera Sonsoles Castellano.

¿Qué novedades ofrece este cuarto congreso ENAP?

Recoge la trayectoria iniciada con el objetivo de ayudar a otros centros educativos a ver qué y cómo cambiar. Este Congreso recoge algo que estaba pendiente de afrontar en profundidad, que es la diversidad en el aula. Y esto es algo que no se ha entendido, a pesar de que tengamos una Ley desde 1992. Atender y educar en la diversidad es asumir que la normalidad no existe. Mientras sigamos con la idea de poner una línea, y que los que están por encima de ella aprueban y los que están por debajo suspendan, ya estamos tendiendo a no atender a la diversidad. La atención real a la diversidad implica un cambio mucho más profundo, pero tanto como un cambio de concepto epistemológico, de cómo entendemos la Educación.

¿Incorporar ese concepto es compatible con el sistema educativo actual?

No lo ponen fácil. Las últimas leyes avanzan en esta línea, pero un paso previo para que eso sea una realidad es una legislación mucho más abierta, mucho más flexible, que tenga mucho más en cuenta las necesidades del alumnado. Sin embargo, se ha ido más a cambiar los contenidos y los currículos, se ha ido a una enseñanza menos competencial. Ahora mismo no estamos acercándonos hacia estructuras que beneficien tratar la diversidad.

En otros países tienen un papel importante la música, el teatro, hablar en público… ¿Por qué estamos tan alejados de esto?

Esa es la gran pregunta, y a la que intentaremos acercarnos en este Congreso. La respuesta está en mirarnos de una forma profunda y saber que las resistencias que tenemos hacia esa diversidad son mucho más complejas de lo que se puede intuir a primera vista. Vivimos en un mundo polarizado entre lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo, lo que es suspender y aprobar… Al hablar de diversidad estamos hablando de coger esa gama inmensa de grises y que cada alumno, en el colegio, pueda desarrollar todo su potencial. Atenderemos de verdad a la diversidad el día en que la pintura, la música y la danza tengan tanta importancia como las Matemáticas, la Lengua, la Física y la Química; y estamos muy alejados de eso. Esta es una asignatura pendiente, y hay que hacer muchos cambios estructurales en los centros educativos, en los docentes y en la sociedad en general.

¿Qué otros inconvenientes observa?

La idea de diversidad anida en una estructura educativa en la que no se puede desarrollar. Y esto pasa mucho en Educación: que no se profundiza. Se establecen normas y leyes que parecen interesantes, pero no se tiene en cuenta el contexto cultural que las tiene que acoger. Y un cambio cultural es algo muy profundo, muy lento, muy complejo. Además, como los cambios culturales se efectúan con gran rapidez, entonces es difícil que los centros educativos puedan hacer una labor seria.

Entre los ponentes al Congreso se encuentra César Bona, un profesor innovador y nominado al mejor profesor del mundo. Hace poco anunció su retirada de la Educación reglada. ¿Esto puede ser indicativo del desencanto del profesorado?

No tengo ni idea, pero quiero creer que no. Quiero pensar que se ve más útil enseñando a otros profesores, para así multiplicar esa forma de enseñar diferente, en vez de dedicarse exclusivamente a su clase y a sus alumnos. Me da un poco de pena porque dejará de disfrutar en el aula, va a renunciar a la parte de mayor disfrute de esta profesión. Sin embargo, creo que con esto se está inmolando por la causa, lo cual agradezco enormemente. Hay mucha necesidad de enseñar, de cautivar, de convencer y de querer dinamizar a los profesores.

¿Cómo valora la motivación del profesorado?

Lo veo con esperanza, porque cuando a los profesores se les da el mensaje bien y se les da con la suficiente profundidad, entonces reaccionan y lo hacen. Cuando se habla de que los profesores son la más importante resistencia al cambio, es cierto, pero habría que ver por qué son la resistencia. Cuando son profesores vocacionales la razón no es que ellos no quieran cambiar, los profesores son resistencia cuando no se les explica bien las razones a las que obedece el cambio.

Algunos opinan que habría que cuidar más a los profesores desde la carrera.

Totalmente de acuerdo. En el segundo congreso vimos que los maestros carecían de la fundamentación necesaria para ir acomodando la nueva metodología que se iba implementando en las aulas, y eso estaba basado en la filosofía. Los profesores tienen una profunda falta de conocimiento de filosofía, que es donde está fundamentado el quehacer didáctico. Desde los presocráticos a Kant, toda la filosofía es fundamental para que el profesor sepa cómo aprenden los alumnos y cómo enseñarles. Por eso, todo nuestro segundo congreso fue a asentar los fundamentos filosóficos del hecho pedagógico.

¿Ha cambio esa formación del profesorado en los últimos años?

No, seguimos exactamente en la misma línea. Las escuelas de Magisterio dan más metodología, pero el concepto del que se parte sigue siendo el mismo. Ahí es donde está la perversión del sistema, en que se tienden a normalizar las promociones, a establecer niveles. En cambio, no se flexibilizan los espacios, los niveles, los contenidos, la autonomía del profesor y la autonomía de los centros. La Educación necesita aire y movimiento, que es lo que hizo César Bona, y que le ha valido el reconocimiento que ahora tiene.

También será ponente Mar Romera, experta en inteligencia emocional.

La importancia de la competencia emocional fue un descubrimiento para mí en el Congreso Internacional de Pensamiento de Bilbao (ICOT 2015), de junio. Romera es una persona apegada al aula y a los niños, y con una visión enormemente amplia. Entiende que donde no hay corazón y donde no hay emoción no puede haber aprendizaje. Te hace ver la importancia de preparar primero al alumno emocionalmente para luego poderle enseñar.

La situación de crisis ha reconvertido a muchos profesionales en profesores. ¿Qué resultados ve?

Aprender a enseñar no es fácil, y esta llegada de profesionales de otros ámbitos va a producir muchas frustraciones y, por otro lado, también va a haber mucha gente que descubrirá el placer de enseñar… Esos sí que van a ser muy buenos profesores.

¿Lo valora positivamente?

La llegada de personas procedentes de la empresa, que comunican muy bien y que tienen mucha pasión, y que lo aplican a la docencia, bienvenidos sean. Porque nos ha faltado mucha pasión.

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