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Por una colaboración flexible en la aventura dual

¿Están respondiendo los currículos duales a las necesidades del mercado laboral?¿Qué obstáculos surgen en la imprescindible aproximación entre centros educativos y empresas? ¿Cuáles serían las acciones más eficaces para que la aventura dual se consolide en España y marque, en un futuro próximo, el camino de nuestros estudios profesionales?
Rodrigo SantodomingoMiércoles, 14 de octubre de 2015
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Alrededor de estas tres grandes cuestiones gravitó, el pasado 30 de septiembre, la sesión de tarde de la III Jornada de Colaboración Público-Privada en Educación: La FP Dual en España, organizada por el Grupo Siena y Bankia. El formato elegido fueron cuatro mesas redondas en las que representantes de empresas y centros pudieron compartir impresiones, acercar posturas y, cómo no, establecer contactos que quizá fructifiquen en nuevos acuerdos que amplíen el espectro de la formación en alternancia en nuestro país. Cada mesa congregó a profesionales y educadores de distintos sectores, que se distribuyeron de la siguiente forma: mesa 1, fabricación mecánica; mesa 2, electricidad y electrónica/informática y telecomunicaciones; mesa 3, comercio y marketing; mesa 4, hostelería y turismo.

Algunas cuestiones fueron apuntadas en todas las mesas, y se erigen cómo piezas clave para mejorar el engranaje de la dual. Otras salieron a colación de forma más específica, y su relevancia quizá responda a la idiosincrasia propia de cada sector. A continuación ofrecemos, divididas en tres bloques, las principales conclusiones que arrojó la sesión.

Currículos para el empleo
Ante la pregunta de partida, las cuatro mesas alcanzaron quórum: los programas formativos duales han acortado la distancia entre oferta formativa y necesidades del mercado laboral, pero la brecha continúa siendo considerable. Aparte de que algunos currículos están desfasados o son poco adecuados para la realidad laboral, existe una amplia demanda de ocupaciones ante la que el sistema sigue sin ofrecer respuesta.

Más aún, emerge una tensión entre, de una parte, la necesaria flexibilidad con vistas a una adaptación curricular más ágil y, de otra, el riesgo de que dicha flexibilidad derive en contenidos/competencias demasiado específicos que no garanticen la formación global del alumno.

También se puso de relieve la falta de una visión estratégica, consensuada por todos los agentes implicados (administración, centros y empresas), a la hora de adaptar los currículos atendiendo al corto, medio y largo plazo. En este sentido, desde la mesa 1 se apuntó a las cámaras de comercio u otras asociaciones empresariales como ese elemento que, al igual que ocurre en Alemania, podría armonizar los diversos intereses implicados.

Otro punto concordante fue la conveniencia de homogeneizar los currículos desde una perspectiva estatal que trascienda las diferencias regionales.

Más observaciones detectadas a escala individual en las mesas fueron:
Mesa 2. Las empresas podrían formar en competencias actitudinales, cada vez más valoradas en el mundo del trabajo.

Mesa 3. Sería bueno incluir y reforzar contenidos transversales en idiomas y desempeño digital para todos los programas de FP dual.

Mesa 4. Los modelos autonómicos con clara vocación de alternancia antes de la llegada de la dual propiamente dicha (en especial el País Vasco) tienen lazos más estrechos, en todos los sentidos, con el mundo laboral.

Sintonía centro-empresa
Al hilo de lo expresado en el primer bloque, las mesas señalaron las divergencias legislativas entre CCAA como uno de los principales escollos que dificultan la sintonización entre centros educativos y empresas con vistas a un acuerdo de colaboración.

Otro obstáculo recurrente tiene que ver con el profundo desconocimiento del mundo empresarial sobre los pasos a dar antes y durante la puesta en marcha de su programa dual: ¿cómo acercarse a los centros?, ¿cómo evaluar al alumno (papel del tutor)?, ¿qué requisitos administrativos se demandan? La profusa burocracia que acompaña a la firma de un acuerdo no hace sino ahuyentar a empresas que muestran un interés inicial en la dual.

Las compañías echan de menos, por otra parte, una mayor flexibilidad y margen de maniobra en la selección de alumnos, ya que están observando que algunos estudiantes no responden al perfil sobre el que han construido su apuesta formativa.

Las aportaciones concretas enfatizaron lo que sigue:
Mesa 3. Mayores dificultades de las pymes para apuntarse a la aventura dual debido a su limitación de recursos.

Mesa 4. Escasa convergencia entre las expectativas del alumno y los intereses de las empresas, lejanía que tiene su origen en una distorsión sobre la realidad del mercado laboral.

Acciones de mejora
Los participantes se mostraron favorables a institucionalizar una mayor flexibilidad –quizá el término más escuchado durante la tarde– a la hora de definir los currículos y otros aspectos de la dinámica dual (duración de los ciclos, condiciones del alumno-aprendiz, creación de nuevas titulaciones…), así como a crear marcos normativos estables que garanticen la colaboración directa centro-empresa.

También se antoja esencial definir con mayor concreción el rol del tutor de empresa y prestigiar su figura en el seno de las compañías. En paralelo, las empresas harían bien en diseñar con mimo y detalle sus propios programas duales para que la formación del alumno no quede a expensas de la improvisación.

Más propuestas discutidas en las mesas incluyen:
Mesa 2. Aumentar la autonomía de los centros educativos para adaptarse con más agilidad a las necesidades de su entorno.

Mesa 3. Lanzar campañas publicitarias de diversa índole para aumentar el prestigio y consideración social de este modelo formativo.

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