Propuestas nacionales e internacionales de CECE contra el abandono escolar
Actualmente, la media europea de abandono está entre el 14% y el 15%.
Alfonso Aguiló, presidente de CECE, mostró su preocupación afirmando que “el abandono escolar no es una cuestión de estadística. Son vidas malogradas”. Por su parte, Ismael Sanz, director de Innovación, Becas y Ayudas a la Educación de la Comunidad de Madrid, recordó que la tasa de abandono temprano en España es del 21,9%, lo que nos sitúa muy por encima de la media europea, “estamos a la cola de Europa”. Sin embargo, “es nuestro mejor registro desde que existen datos”. Sanz defiende que con la crisis mucha gente ha comprendido que “estudiar es importante”. Dadas las cifras actuales, el reto de España es llegar al 15% en 2020. A pesar de que los números son “alarmantes”, su mensaje es “optimista” por ser las mejores cifras que hemos tenido nunca.
Durante la jornada se presentaron distintas propuestas para luchar contra el abandono que se han realizado a nivel europeo. Una de ellas es In-VET, que está vinculada a la Formación Profesional. Varios países europeos como España, Italia, Portugal o Alemania se han asociado para aprender de Austria, que tiene bajas tasas de abandono. Eva Adrian, coordinadora del proyecto en la Escuela Politécnica “Giner” de Madrid, afirma que esta experiencia, que se apoya en materiales digitales, consigue “una mayor implicación de los profesores”, mientras que “individualiza la enseñanza”. Un cuestionario ayuda a conocer al alumno y detectar si puede ser un posible caso de abandono. Al conocerlo de manera individualizda se puede contribuir además a la mejora de su autoestima y motivación.
Ya en territorio exclusivamente nacional, José Torres compartió el proyecto de la EFA “La Malvesía” de Llombai (Valencia). Para combatir el fracaso escolar “rompemos. Tenemos una nueva aula, una nueva metodología, una Educación personalizada”, en la línea de las aulas cooperativas multitarea del Centro de Formación “Padre Piquer” de Madrid. El profesor se convierte en un “animador, un agitador del aula”. En cada clase confluyen el trabajo colaborativo y el individual, todo sucede al mismo tiempo, y cada alumno realiza la actividad que le toca hacer en cada momento, ya sea con otros o en solitario. Cada estudiante aprende a “gestionar su propio tiempo”, gana en “confianza, autoestima, autonomía, que son cosas que habían olvidado al cien por cien cuando llegan a nuestro centro”.