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Cuando la música llega a todos y transforma sus vidas

Acción Social por la Música es una fundación española con casi cuatro años de vida inspirada en la metodología del maestro Abreu, premio Príncipe de Asturias por su sistema de orquestas en Venezuela.
Estrella MartínezMartes, 23 de febrero de 2016
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"Creemos en esa idea de que todos podemos cantar, tocar y luchar”, explica Ana Camba, responsable de parte de la dirección ejecutiva. Además de en que “todo se puede conseguir con esfuerzo y que la música es el vehículo que nos comunica a todos”. Es importante hacer hincapié en que “somos una organización social, la música es nuestra herramienta de transformación, de integración, de paz”.

Acción Social por la Música trabaja con alumnos de Primaria en exclusión social en colegios de Madrid y uno de Zaragoza. Trabajan con todos los niños y niñas, “no hay selección, hablamos siempre de capacidad, de que todos sumamos”, lo que no está reñido con la excelencia. “Vamos a por el máximo resultado siempre”. No es una actividad extraescolar, “no-sotros creemos en un proyecto de excelencia, no vale entrar en un colegio, estar un año, e irse”, su compromiso es firme, por eso “tenemos los mejores profesionales que podemos encontrar. A nuestros niños tenemos que darles las mejores oportunidades”, defiende Ana.

El fin es la inclusión, aunque defienden que trabajando así “casi todos van a encontrar su talento musical”. Estos profesionales son también un importante referente para los alumnos. “No es solo lo que les enseñan, sino lo que representan para los niños, que se vean reflejados en ellos, es verte en el otro”, apunta Ana. “Hay muchos niños que tienen situaciones muy complicadas en casa, es muy triste porque tienen vidas de adulto”, añade Nuria Fernández, coordinadora pedagógica y, como antigua catedrática de Dirección de Coro del Conservatorio Superior de Aragón, ejerce también como directora de los coros.

De este modo esta propueta aporta a los menores “dignidad, visibilidad, pertenencia”, dice Ana. “Estos niños en muchos casos son absolutamente invisibles en sus casas y ahora de repente se suben a un escenario, un público reconoce lo que hacen…” completa Nuria. “No es solo la parte artística, esto les hace capaces”, culmina Ana.

Metodología

“Se aleja del modelo tradicional de la enseñanza reglada”, explica Nuria. “Basamos el aprendizaje de la música en la práctica colectiva”. Abogan, además, por integrar distintos tipos de música. “Hay una serie de cuestiones técnicas y musicales que se pueden trabajar desde la práctica colectiva, lo que exige trabajar parámetros como la convivencia, el respeto, etc.” Luego hay cuestiones con los instrumentos o técnicas vocales que se trabajan “en grupitos de tres o cuatro e incluso de forma individualizada”.

Con la acción de esta fundación se llega a un espectro de la población que “no tiene recursos para acceder a una Educación musical”, dice Nuria, pues no hay que olvidar “cómo está la situación de la música en los colegios, que está desapareciendo”, denuncia. “Y hay que partir de que la excelencia siempre surge de una buena Educación. También hay un componente de talento, pero es que en realidad el talento es mucho más habitual de lo que pensamos,” defiende.

La fundación trabaja con otras asociaciones. Nuestro encuentro se produce en el Colegio “San Antonio” de Madrid, donde tienen un coro. Su trabajo allí es posible, por ejemplo, gracias a que van de la mano de Ayuda en Acción. “Ten en cuenta que un niño no puede cantar si tiene hambre o si no ve bien”, explica Ana, y es ahí donde, en este caso, entra Ayuda en Acción.

Actualmente tienen tres orquestas y dos coros. Aspiran a que todos sus niños puedan tener la doble experiencia.

Aula Social en el Real

Además de la labor en colegios, la fundación, junto con seis organizaciones, es la responsable del Aula Social del Teatro Real, donde trabajan desde septiembre siguiendo los mismos parámetros que en los coles. Aquí hay coro y “germen de orquesta”, explica Nuria. Las asociaciones con las que trabajan aportan a los niños de todas las edades. Los hay con autismo, síndrome de Down, alguna discapacidad física, hay niños con cáncer, víctimas de violencia, sin ninguna disfuncionalidad… “una auténtica integración”, dice Ana. El grupo incluye un coro de manos blancas, donde “los niños que no pueden tocar ni cantar, porque funcionalmente no pueden, hacen música con el lenguaje tradicional de signos o con coreografías que representan lo que los demás están cantando”.

Por otro lado, en el Aula Social también se trabaja la musicoterapia con “aquellos niños que todavía no se han podido incluir en la parte grupal”. A través de la musicoterapia se trabajan “las distintas dificultades y que puedan integrarse en las agrupaciones”, añade Ana.

El trabajo que realiza Acción Social por la Música requiere de una importante finanaciación. A la necesidad de donaciones económicas se une una particularidad, ellos además tienen un banco de donación de instrumentos, “cualquiera”, señala Nuria, para que sus chavales puedan tocar.

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