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La gaviota del ala rota

Martes, 19 de abril de 2016
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A Milú lo despertaban cada mañana las gaviotas que sobrevolaban el pueblo y el mar. Tal vez fuera por eso, porque se mezclaban con sus sueños que Milú admiraba a estas aves. Por eso y porque, como los humanos, las gaviotas podían andar por tierra, mar o aire, según les viniera mejor.

Cada mañana, Milú cruzaba la transitada carretera que separaba su casa de la orilla de la playa para dar un largo paseo…Pero aquella mañana encontró una sorpresa en su puerta: una gaviota con un ala rota que tal vez un coche hubiera atropellado, porque la tenía completamente del revés.

Milú entró a su casa a por comida y un recipiente con agua dispuesto a ayudar al animal, pero al salir, la gaviota ya no estaba.

La buscó por todo el alrededor hasta que dio con ella, pero al acercarse, ella huía despavorida y veloz sobre sus dos patas.

Por más que lo intentó Milú no logró acercarse a la gaviota, ni que ésta aceptara su comida ni su agua.

Finalmente Milú desistió.

En su paseo junto al mar de aquella mañana Milú llegó a una conclusión:

“La vida sólo ayuda a quienes se quieren ayudar a sí mismos”.

Todos conocemos gaviotas con alas rotas, todos lo hemos sido alguna vez…

Tal vez esas gaviotas volverían a volar si leyeran este cuento.

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