“España puede liderar la implantación de una asignatura común sobre la UE”

Rafael Ripoll (Valencia, 1963) , como secretario autonómico de Relaciones con el Estado y con la Unión Europea de la Generalitat Valenciana, cargo que ocupó durante ocho años, promovió la implantación de una asignatura optativa en Bachillerato, Organización y funcionamiento de la Unión Europea –pionera en España–, para neutralizar el desconocimiento sobre las instituciones europeas. En 2014 abandonó la vida pública para dedicarse por completo al ámbito privado. Ahora acaba de publicar el libro La Unión Europea: Organización y funcionamiento.

¿Es un caso atípico en España tener asignaturas relacionadas con la Unión Europea?
Realmente, sí es un caso atípico. Te lo digo porque lo contrasté cuando la organicé, me llegaron felicitaciones de otras comunidades autónomas y del secretario de Estado de Educación porque no existía. Si ya hubiera algo parecido, me hubieran puesto pegas. En Educación para la Ciudadanía se iba a dar algo de principios básicos de la UE, pero no sé llegó a dar.

¿Los conocimientos sobre la UE, en su marco más general, más allá de esa asignatura específica, están incorporados a la escuela?
Puede haber algún aspecto marginal en alguna asignatura, aunque lo desconozco de entrada. Lo que yo quería con este libro era que los contenidos fueran interesantes para los alumnos, reflejar la Europa del siglo XXI. Para ello hay que pasar por saber qué son las instituciones europeas y su sistema normativo. Pero, como los jóvenes son muy solidarios, también hay que hablar de la acción exterior, la Unión Europea es el primer agente internacional en cooperación al desarrollo. Otro capítulo independiente se reserva para el plan Bolonia, el que modificó el sistema universitario, les afecta porque son estudiantes de Bachillerato. Tienen que saber cómo se maneja la Unión Europea on line. Otro asunto importante se centra en la ciudadanía, sus derechos y sus obligaciones, en qué consiste. Por otra parte, un tema nuevo, que no aparece en manuales de hace 20 o 15 años: el medio ambiente, que está enfocado en el agua. Y en un mundo más globalizado no podemos olvidar la inmigración. Tiene todas esas dimensiones.

¿Los currículos escolares deberían preparar a los jóvenes mejor en asuntos relacionados con la Unión Europea?
El desconocimiento llega a tal punto que se puede ser estudiante Erasmus y no saber nada de la Unión Europea, de la que depende el programa. Yo creo que hay que ofrecer una formación reglada, obligatoria en el Bachillerato, de tal forma que no solo nos genere un grado de conocimiento importante de nuestras instituciones y normativas, sino que también nos haga aprovechar las oportunidades de los programas que la Unión Europea brinda ya desde el propio Bachillerato para alumnos y profesorado. Programas de intercambio de docentes, aprendizaje de lenguas… En definitiva, aportar un plus de conocimiento y oportunidad que además suponga un enriquecimiento del currículum. Hoy, cualquier ciudadano español que haya hecho uso de un programa Leonardo o de un Erasmus+ tiene un valor añadido en su currículo que le permite prácticamente, según la estadísticas de la Comisión Europea, encontrar trabajo en el primer año de búsqueda. Todo los conocimientos y competencias que aporta están especialmente valorados. Que nuestro alumnos tengan vocación de salir al extranjero se deberá, en parte, a que se les haya formado al respecto, es como una manera positiva de provocar esas vocaciones.

De hecho, en la FP se están promoviendo las prácticas europeas.
Sí, se está haciendo, y yo creo que eso hay que reforzarlo. Pero también creo que la Formación Profesional carece de una formación de contenidos reglados. Efectivamente, en tanto que vamos construyendo la Unión Europea y los lazos de colaboración son más estrechos, me constan programas de este tipo que se están utilizando, en algunos casos, con mucho sentido. Pero sucede lo mismo: se trata de casos ocasionales.

¿La ignorancia respecto al funcionamiento de las instituciones europeas puede suponer una traba para las oportunidades laborales?
Absolutamente. El desconocimiento de lo global supone que, por ejemplo, haya menos estudiantes Erasmus, o muchos menos alumnos en prácticas en otros estados miembro, en tanto en cuanto desconocen las ventajas, se rechaza todo aquello que se ignora. Incluso aquellos estudiantes que están inmersos en el programa Erasmus o de becas de prácticas profesionales Erasmus+ o Leonardo desaprovechan, en gran medida, la experiencia porque quizás con un conocimiento global, las vivencias serían más largas, en formación y en estancia. En definitiva, nos resta vocación europeísta y, por lo tanto, voluntades de participar en programas de corte europeo, más allá de la mera estancia ocasional.

¿Cree que se puede establecer un Plan Nacional para garantizar la formalización de contenidos referentes a la UE en la Educación?
Yo creo que ahí tenemos una oportunidad de que España sea un referente en este sentido, en cuanto a una asignatura a medio plazo. Además, la petición formal que el ministro ya ha hecho hace días a las instituciones europeas es un ejemplo de que desde España se puede liderar el impulso para construir y crear esta modalidad para los 28.

¿Se podría incidir en algunas asignaturas para reforzar los conocimientos básicos a esas edades tan tempranas?
Entiendo que esa sería una solución menor. Si el 70% de la legislación que se nos aplica en España procede del arsenal jurídico comunitario, me planteo qué menos que una asignatura como tal para conocer esas instituciones y la normativa que de ellas emanan. En contenidos y en su importancia estamos ante la evidencia de la necesidad de una asignatura propia y prácticamente en exclusiva dedicada a ello.

Además de contenidos sobre el sistema comunitario, ¿se debería incluir en esa materia temas como la historia y la geografía europea?
Totalmente. De hecho, en el libro dedicamos un capítulo entero a la historia de la construcción europea.Todo esto es elemental, significa entender el sentido de las cosas.

¿Está el desconocimiento generando un rechazo a la Unión Europea?
Evidente, el desconocimiento genera el rechazo. Hay una aparente dicotomía entre que seamos la primera potencia en el mundo en cooperación al desarrollo y algunas de nuestra actuaciones. Por eso hay que distinguir entre las instituciones europeas y los gobiernos de los 28. La Comisión Europea ha puesto encima de la mesa una propuesta para solucionar el problema de los refugiados, un acuerdo equitativo de asunción de responsabilidades en proporción de las posibilidades de cada Estado. Son los 28 ministros los que no terminan de poner negro sobre blanco ese acuerdo, pero no es el entramado institucional. No es el espíritu de la construcción europea.

Entonces, ¿la introducción de esta asignatura permitiría un mayor análisis crítico de la realidad europea?
Claro. Con mis alumnos hago esa práctica: les traigo prensa actualizada de distintas corrientes de opinión para que contrasten las diferentes posiciones de los medios y la verdadera situación, que a veces contrasta con lo publicado. Hay un procedimiento muy habitual en cualquier Estado miembro consistente en que, cuando se consiguen cosas popularmente positivas, las ha conseguido el Gobierno; cuando son impopulares, es un mandato comunitario. Esto ha hecho que la ciudadanía tenga una visión tan negativa de la UE y de sus conceptos. Pero esto se debe a la manipulación de la información de forma ventajista.

¿Cómo se debería formar el profesorado para adaptarse al contexto europeo?
Se deben implementar, desde la Administración, líneas formativas de manera que los docentes tengan, en su periodo de formación, acceso al conocimiento práctico de la realidad europea, y que no dependa de un esfuerzo autodidacta de cada uno de ellos, lo cual redundará en una participación en los programas comunitarios.