La belleza de las matemáticas según el cine
El hombre que conocía el infinito (The Man Who Knew Infinity) es una de esas películas que puede despertar el interés por las matemáticas en más de un chaval. Pues nos habla de la belleza y la armonía, a través de una relación maestro-discípulo, que acabará siendo también de amistad. Se estrena en cines de toda España el 13 de mayo.
La apasionante historia de un genio de las matemáticas, el indio Srinivasa Ramanujan, que sin contar con recursos ni con una Educación ad hoc, se formó de modo autodidacta en Madrás, en la segunda década del siglo XX, hasta plantear complicados teoremas y ecuaciones. Su talento natural llamó la atención del profesor G.H. Hardy, cuando el otro le escribió enviándole parte de sus investigaciones, de modo que se lo trajo al Trinity College en la elitista Universidad de Cambridge, en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Aunque contaba con la comprensión de otro colega, Littlewood, las autoridades académicas recibieron a Ramanujan con prejuicios no exentos de connotaciones raciales.
El desconocido Matt Brown escribe y dirige un film que atrapa, a partir de la biografía de Robert Kanigel. Aunque su puesta en escena no sea deslumbrante, tiene entre manos un material magnífico, al que dan alma dos actores magníficos, Dev Patel (que se dio a conocer con Slumdog Millionaire) y, sobre todo, Jeremy Irons, un actor que nunca defrauda, aunque a veces se involucre en películas que no están a la altura de su talento (por fortuna, no es el caso de la que nos ocupa).
La película obra el milagro de que el interés no decaiga, con un tema de entrada tan abstracto como son las matemáticas. Lo consigue no enredándose en mil complejos teoremas, pero al tiempo se arriesga ofreciendo discusiones académicas que pueden herir el ego de los implicados, y alguna sencilla explicación muy pedagógica, como la relativa a las particiones. De modo que entendemos la belleza y la pasión por los números que subyugan al piadoso Ramanujan, que encuentra en ellos a Dios, y que también encandilan al en principio ateo Hardy, que no puede dejar de reconocer algo extraordinario en esa armonía objeto de su estudio, de la que su pupilo es un estudioso asombroso.
Los que saben hacer un buen uso de la curiosidad a la hora de aprender no dejarán de vibrar con un film que recuerda que en la ciencia no basta la intuición, por muy genial que ésta sea, sino que hay cultivar también una metodología que justifique los hallazgos, que no basta simplemente enunciar.
La cuestión profesional convive con la relación humana, aspecto bien trabajado. Lo que podría ser una relación de conveniencia profesor-discípulo va a crecer, gracias también a la calidad humana de Ramanujan, que lo pasa mal lejos de India, sin su esposa, que ha dejado de momento atrás, y con un mentor que se muestra demasiado frío y rigoroso. En tal sentido Littlewood, amigo de Hardy, bien interpretado por Toby Jones, hace de eficaz contrapunto que puede humanizar el trato. Todos los personajes secundarios ofrecen interés, incluido el famoso Bertrand Russell, al que da vida Jeremy Northam. Además se encajan bien en la narración las penalidades de la guerra, la delicada salud del protagonista, y lo que ocurre en la India mientras él está fuera.
Explica Patel sobre su personaje, Ramanujan, que «fue sacado de la oscuridad de la India y traído al Trinity College, Cambridge, una de las mayores instituciones de Gran Bretaña, donde trabajó junto al gran matemático G. H. Hardy, que es interpretado por Jeremy Irons. Ramanujan era muy religioso y pensaba que las matemáticas eran como pintar sin colores; creía que toda ecuación era una expresión de Dios. Hardy, por el contrario, era ateo y creía en la forma práctica de hacer las pruebas para explicar teoremas, que es lo que trató de inculcar en Ramanujan».
Ficha técnica
El hombre que conocía el infinito (The Man Who Knew Infinity)
Drama biográfico. 108 min. 2015. Reino Unido
Dirección y guión: Matt Brown. Intérpretes: Jeremy Irons, Dev Patel, Toby Jones, Jeremy Northam.