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Cardenal Spínola: orientación desde una óptica sistémica

Rodrigo SantodomingoMartes, 11 de octubre de 2016
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Al hablar de orientación en el Colegio Cardenal Spínola de Madrid, afloran con facilidad términos como “estructural” o “sistémico”. La directora pedagógica de Secundaria, Sara Jiménez, y la coordinadora de Orientación, Cristina Burguillos, utilizan con toda la intención palabras que dan idea de un proceso bien consolidado que afecta al día a día del alumno. En el centro madrileño, el descubrimiento de la vocación académica y profesional se asemeja a un edificio de pilares sólidos que el estudiante construye con ayuda de todos sus profesores, las familias (la propia y la de otros compañeros), universidades, empresas y otros agentes externos.
“Hemos entendido que podemos pasar de realizar actividades concretas a una cultura vocacional con toda la comunidad educativa. Es como un gota a gota en el que el alumno reflexiona y realiza un proceso metacognitivo bien documentado”, explica Burguillos. En ese proceso, los esfuerzos de personalización se intensifican a medida que el estudiante pasa cursos y etapas, sobre todo a la hora de aterrizar sueños algo abstractos que surgen en Infantil y Primaria o los primeros cursos de la ESO.

Fronteras diluidas
Aunque el equipo de orientación cuenta oficialmente con seis miembros, en el “Cardenal Spínola” las fronteras se diluyen en favor de una acción cohesionada con la flexibilidad por bandera. Los orientadores son asimismo profesores de aula y viceversa, y el equipo directivo actúa como catalizador de sinergias que permiten al alumno conocerse y apuntar en direcciones bien hermanadas con sus propias fortalezas. “Estamos teniendo un desarrollo metodológico muy grande, así que tenemos una fundamentación muy sólida sobre la que hacer crecer el camino de orientación”, añade Burguillos. Esto se refleja, por ejemplo, en el uso de las inteligencias múltiples con el fin de que el estudiante detecte sus puntos fuertes y, si es posible, los vincule con su futuro laboral.

Otra peculiaridad de este colegio concertado situado en el norte de la capital tiene que ver con la fusión del engranaje evaluativo y las acciones propiamente orientadoras. “El proceso vocacional siempre es evaluado en alguna asignatura”, afirma Jiménez. Algo que aumenta la “efectividad” de la estrategia y la implicación del alumno.

La noción global respecto a las tareas orientadoras no impide que el centro organice periódicamente hitos vocacionales. En 3º de ESO se dedican tres días a diferentes actividades como la realización por parte de todo el alumnado de una entrevista en inglés sobre su “proyecto de vida”. En 4º de la Secundaria obligatoria el tiempo se amplia a una semana durante la que, gracias a la participación del colegio en la aventura madrileña 4º ESO+empresa, los chavales pasan unos días haciendo prácticas en una compañía. En los dos primeros cursos de la ESO también se desarrollan actividades específicas, y lo realizado en los cuatro cursos se recoge en un portfolio personal.

Dilema
Más allá del constante intercambio de roles entre profesor y orientador, la implicación de las familias también ha dado un giro de 180 grados en los últimos tiempos. Ya no se trata de un proceso informativo unidireccional, sino de la participación activa de padres o tíos o abuelos en el relato de sus propias profesiones. Narración que, quizá, inspire a alguno de los alumnos a la hora de definir su senda académico-profesional.

Jiménez y Burguillo lo tienen claro en cuanto al dilema entre sueño y realidad que, tantas veces, afecta a la decisión final del alumno. El eterno debate entre vocación y salidas profesionales. “Nunca ocultamos la realidad del mercado laboral, pero insistimos en que el alumno persiga su sueño”, dice Jiménez. “Les animamos a que ofrezcan al mundo su mejor versión en aquello que finalmente elijan”, añade Burguillo.

No obstante, si el estudiante opta por un camino arduo, nunca será un posicionamiento a ciegas, ya que la toma de decisiones es un ámbito que se trabaja desde las edades más tempranas. “Si es Geografía, puede ser ponerme en el lugar de un jefe de gobierno: qué tipo de energías voy a fomentar en mi país, etc; si estoy en Lengua, cuáles son los criterios para conceder un premio literario”, dice Jiménez. Y completa Burguillos: “trabajamos destrezas de pensamiento y estructuras metacognitivas que permitan al alumno pensar bien para tomar decisiones sin seguir únicamente un primer impulso”.

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Mientras realiza enal y como se hace en Alemania”, concreta Aharchi.

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