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El pacto educativo dependerá más de aspectos electoralistas que ideológicos

Alcanzar el pacto educativo va a depender más de las oportunidades electorales que de los aspectos puramente ideológicos, aunque al final a los partidos políticos les convenga hacer ver que esos últimos son los que realmente influyen para llegar a un acuerdo.
Adrián ArcosMartes, 11 de octubre de 2016
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Así lo manifestaron los invitados al coloquio ¿Es posible un pacto educativo en España?, organizado el pasado miércoles por MAGISTERIO y la Universidad Camilo José Cela (UCJC) y que estuvo moderado por el director de nuestro periódico, José Mª de Moya. Los participantes en la mesa recordaron que el último gran intento de pacto, llevado a cabo en 2010 por el entonces ministro Ángel Gabilondo, finalmente no pudo firmarse por la negativa del PP ante la inminencia de las elecciones generales y las altas posibili-dades que tenía de ganar-las –como acabó sucediendo–.

Esa primacía de las cuestiones electoralistas a la hora de alcanzar el pacto se demuestra claramente en la evolución que siguen las líneas rojas que fijan los partidos políticos en un principio. “Las líneas que hoy pueden ser rojas, mañanas serán amarillas y pasado verdes”, advirtió Joaquín Vera, redactor especializado en Educación de El Español. “Un ministro del mismo signo político que el anterior –en referencia a Méndez de Vigo y Wert– está rectificando constantemente, y cuando en su día se tramitó la Lomce, parecía que sus medidas eran infranqueables, no se sentó con nadie ni se consensuó con nada, y sin embargo hoy está dispuesto a hablar y a modificar”, señaló.

Miguel Ángel Pérez, decano de la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), consideró que “las líneas rojas son fácilmente permeables a otro tipo de luz, ya que son una creación utilitaria que juega dentro de la propia dinámica interna de los partidos, pero que son modificables o asumibles en función del contexto y del peso social”. Para él “tienen una raíz ideológica, pero si esa ideología no tiene presencia desde el punto de vista de la crisis social, son fácilmente modificables gracias a que no son un problema muy relevante en la sociedad”.

Todos pusieron como ejemplo la propia evolución de la Lomce a la hora de ejemplificar esta teoría. Olga Rodríguez, redactora de Educación y Sociedad de El Mundo, recordó que “en los comienzos de la Lomce, el anterior ministro, José Ignacio Wert, hablaba incluso de hacer rankings, y hoy las reválidas están muy en el aire, lo que demuestra que la ley ha cambiado muchísimo”.

Líneas rojas en 2010
Milagros Asenjo, colaboradora de MAGISTERIO y redactora en Diarioabierto.es, quiso recordar que “en el anterior pacto de 2010, parecía que se iba avanzando pero al final aparecieron unas líneas rojas infranqueables, que fueron el conflicto lingüístico, las enseñanza comunes y la libertad de elección”.

En este sentido, Pilar Álvarez, jefa de la sección de Educación en El País, recordó que “las cuestiones que frenaron el pacto de 2010 no tenían nada que ver con la Religión ni con las evaluaciones externas –que en aquel momento ni siquiera eran un tema educativo fundamental–”, lo que manifesta la prevalencia de unas líneas rojas u otras en función del contexto y del momento político en que nos encontramos.

Olga Rodríguez quiso también destacar las últimas declaraciones de Méndez de Vigo, en las que defendía “el derecho de los padres a elegir la Educación de sus hijos, el mantenimiento de la Concertada, la supeditación de las becas a las exigencias académicas o la lealtad constitucional para que los entes territoriales cumplan la ley, unas líneas rojas con las que el ministro no va a conseguir nada”. Para ella, “el problema de este país es que la Educación está supeditada a la política y sometida a los intereses particulares de los partidos; no estamos en una democracia realmente interesada en la Educación”.

“No todos son buenos”
Miguel Ángel Pérez ve una posibilidad de pacto “si lo entendemos como un pacto político sobre aspectos educativos”. “Si repasamos algunos pactos de nuestra democracia, vemos que son más probables en las etapas centrales de las legislaturas, donde los electoralismos son escasos, y con gobiernos que deban sujetarse en otros partidos”, explicó.

Según Pilar Álvarez, “a todos los partidos les interesa un pacto, pero el problema es que es una palabra demasiado grande y que tiene un contenido distinto según a quién le preguntes”. Por eso ella es más partidaria de acuerdos sobre cuestiones concretas. “Si hoy estamos de acuerdo en que el maestro es la figura más importante y de que hay que darle una vuelta a la formación y la selección, pues empecemos por ahí; vayamos haciendo acuerdos más fáciles de lograr que un gran pacto”, manifestó.

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