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“Es un oxímoron intentar plantear el pacto sobre la base de la Lomce”

El diputado y portavoz de Educación del PSOE, Manuel Cruz, hace un llamamiento a todas las fuerzas políticas para alcanzar el pacto, pero pide al PP que abandone la idea de mantener la Lomce.
Adrián ArcosMartes, 29 de noviembre de 2016
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Manuel Cruz.

Catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona, Manuel Cruz es el nuevo portavoz de Educación del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados. No cree que llegar al pacto sea una tarea fácil, pero al final se muestra optimista en cuanto a las cesiones que puede realizar el PP.

¿Qué cree que hay que hacer con la Lomce?
Hay que sustituirla por una nueva ley. Aunque el ministro ahora propone un pacto educativo, nos parece que es un oxímoron intentar plantearlo sobre la base de la Lomce, una ley que ha generado tantísimo rechazo en la comunidad educativa. Pensamos que hace falta un pacto de Estado en el que quepan todas las fuerzas políticas, y como es obvio también el PP. Lo que ocurre es que da la sensación de que el Gobierno –e incluso el ministro que ha hecho muchas declaraciones a favor del diálogo–, han convertido el mantenimiento de la Lomce en su bandera, y resulta un tanto paradójico, porque por un lado se hacen manifestaciones de diálogo pero después dicen que ese diálogo tiene que hacerse estrictamente desde la base de la Lomce.

¿Qué pasos deben seguirse hasta su derogación?
El término derogación puede llevar a confusión, porque da a entender que primero se deja sin valor una ley y después se crea otra. Pero no se puede hacer así. La ley solo puede quedar sustituida cuando se disponga de una nueva. Por eso tenemos que establecer un marco legal en el cual elaborar la nueva norma.

¿Cómo debe elaborarse esa nueva ley?
La nueva ley se debe hacer en el seno de una subcomisión creada a partir de la Comisión de Educación del Congreso. El PSOE ha presentado un proyecto de subcomisión al que se ha sumado Ciudadanos y al que estaríamos encantados que se sumaran todas las fuerzas políticas sin excepción. Después de presentarlo, el PP, por su parte, hizo su propia propuesta de subcomisión en la que sigue manteniendo ese lenguaje de corregir los aspectos de la Lomce, mientras que por parte del PSOE –e incluso de Ciudadanos– la voluntad es hacer una nueva ley. Obviamente, cualquier ley, por definición, mantiene elementos de la anterior.

¿Cuáles son los elementos que mantendrían y cuáles no?
Donde hay que poner el foco es en aquellas cuestiones que han sido polémicas y han generado escándalo en la comunidad educativa, como la subvención a centros que discriminan por sexo o que la Religión tenga valor curricular. Después hay elementos de cualquier ley que tienen una dimensión cuasi técnica donde no hay ningún problema.

¿Qué piensa de las “reválidas”? ¿Por qué cree que Rajoy las ha dejado sin efecto?
Hay que distinguir dos momentos. En primer lugar, ese anuncio era engañoso porque la propia Lomce señalaba que este primer curso académico no tendrían efectos académicos. Posteriormente, el ministro de Educación está teniendo conversaciones con diversas asociaciones y con consejeros de Educación y es cuando se está planteando una revisión de las reválidas. Pero hay una reválida que se mantiene, que es la de 4º de ESO, y luego está la de 2º de Bachillerato, y es cierto que el ministro en los últimos días parece que está dispuesto a aceptar la casi totalidad de las reivindicaciones de la comunidad educativa a favor de que esas reválidas sean lo más parecidas a las PAU. Nosotros pedimos la supresión de todas ellas.

¿Por qué quieren que se elimine la de 4º de ESO si no tiene efectos académicos?
Porque existe la posibilidad de que termine propiciando la existencia de rankings entre centros según los resultados que se obtengan, lo cual tendría efectos absolutamente perjudiciales desde el punto de vista de la equidad de los centros y de los estudiantes. Noso-tros no cuestionamos que los poderes públicos puedan controlar y someter a evaluación, pero lo que planteamos es quién se tiene que hacer cargo de esa evaluación y de qué manera. Y creemos que quienes están más cualificados para hacerla son los propios profesores. Sin embargo, del modelo del PP parece traslucirse un cierto recelo o desconfianza hacia el profesorado.

¿Cómo debe ser la PAU?
Yo creo que cumplía una buena función tal y como estaba planteada hasta ahora. Es un procedimiento aceptable no tanto por la función de selectividad con la connotación de filtro para que solo pasen los mejores, sino porque organiza la distribución de los estudiantes.

En cuanto al pacto, ¿cómo va a funcionar esa subcomisión que van a crear?
De igual forma que en una comisión se llevan a cabo comparecencias y se convoca a expertos, en esta subcomisión se convocaría a los protagonistas de la comunidad educativa, asociaciones de padres, directores de centros públicos y privados… Ha de hacerse no con el máximo acuerdo, sino con el acuerdo total.

¿Qué pasaría con los temas controvertidos, como la Religión o la Concertada?
Yo quiero ser optimista sin que ello signifique ser voluntarista. Y estoy absolutamente convencido de que hay amplios sectores conservadores que consideran innecesarias algunas medidas como la Religión evaluable, y esto te lo digo porque me consta. Que la Religión sea evaluable nunca fue una reivindicación de la derecha, si acaso lo que pedía era un cierto respeto, o la no injerencia. Respecto a la Concertada, hay amplios sectores conservadores que podrían llegar a acuerdos porque la posición del PSOE en relación a los centros concertados no es intransigente ni excluyente. Las protestas de todos estos años han sido más por el perjuicio que los recortes producían en la enseñanza pública que no por pedir que la Concertada vaya a menos. Yo creo que un tratamiento simplista de la Concertada no hace justicia a lo que es su realidad. Y en ocasiones se hace demagogia identificando la Concertada con los colegios religiosos de élite y eso no es cierto.

¿Pero realmente cree que puede haber acuerdo político o lo ve complicado?
No va a ser un camino de rosas, ni mucho menos, pero creo que, precisamente porque tiene más componente político que doctrinal, al final el PP sí que puede acabar cediendo. Además, la enemistad que se iba a ganar corrigiendo algunos aspectos queda supercompensada con la simpatía de que el PP se manifieste como un partido liberal, abierto y acorde con los tiempos.

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