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De premio en premio desde FP

David García saltó a la fama por ganar la segunda edición de Top Chef, pero antes ya había ganado, como estudiante de Cocina, las CatSkills y las Spain Skills, y quedó 12º en las World Skills de 2007. Desde que terminó el grado superior ha ido construyendo un grupo hostelero de éxito que persigue las esencias gastronómicas y el trato personalizado.
Paloma Díaz SoteroMartes, 22 de noviembre de 2016
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David García habla en primera persona del plural cuando refiere sus logros. Incluye a su familia, su pareja, su equipo… hasta cuando cita los premios obtenidos a título personal, como el del concurso televisivo Top Chef, en 2014, o los que ganó como estudiante de FP de Grado Medio, en las llamadas Olimpiadas de FP (las Spain Skills y las World Skills).

Su nombre saltó a la fama cuando se proclamó campeón de la segunda edición de Top Chef. “Sales endiosado”, reconoce. Le llaman de mil sitios, le proponen mil y un negocios; le llenan las mesas de su restaurante para varios meses por adelantado. “Pero, en un momento dado, pones los pies en el suelo y dices ‘tengo que seguir trabajando’”.

Y él apuesta por mantener la esencia de su negocio familiar, pegado al pueblo, al terruño, a la tradición. “Los negocios tienen que tener alma y eso depende de las personas y del producto”, sostiene.

To+ suma y sigue

En la web del Restaurante To+, el suyo, David García afirma que allí encontraremos “aquel olor a caldo recién hecho, a sofrito cocinado poco a poco… platos hechos a fuego lento, al baño María y con ese chup-chup inolvidable”.

To+ está en Palá de Torroella, un pueblecito a 70 kilómetros de Barcelona. Allí creció David, en el bar de sus padres y de sus abuelos. La distancia, lejos de ser un perjuicio, hoy en día es un valor añadido para conseguir eso que llaman gastronomía experiencial. “Tener que venir hasta aquí no sólo es comida; es una experiencia”, dice David, que gusta de mimar al cliente y dar trato personalizado.

Eso mismo es la seña de identidad de otro de sus negocios, el de catering para eventos, puesto en marcha cuando tenía 21 años y acababa de terminar el Ciclo Superior de Dirección de Cocina. El plan de negocio fue su proyecto de fin de ciclo junto a su pareja, Claudia.

Pero hoy el proyecto que más ilusiona a David es La Manufactura: un macro espacio gastronómico y cultural que abrirá sus puertas en 2017. Toma el nombre de una antigua fábrica textil (de 1901), ubicada en Valls de Torroella, junto a un río. Allí dispondrá de una monumental cocina ideada para, además de cocinar para clientes, hacer talleres gastronómicos; también habrá espacios para exposiciones de arte, para showrooms de empresarios…
A David García le gusta decir que está donde está gracias a la FP. Y llegó a ella de casualidad. Nadie en su colegio le habló de aquella opción: “Parecía que si no hacías Bachillerato, tenías que ponerte ya a trabajar”. Y él estaba perdido y con la convicción de que no quería estudiar Bachillerato porque la ESO le había costado mucho.

Cuenta lo siguiente: “Yo tenía una tía que tenía una agencia de viajes y me encantaba lo que hacía. Así que me puse a buscar por mi cuenta qué había que estudiar para trabajar en aquello. Descubrí una cosa que se llamaba Técnico Superior en Agencias de Viajes, a la que se podía acceder con el Bachillerato, pero también desde un ciclo de Grado Medio de la misma familia. Así que busqué uno: Pastelería me pareció el más fácil”.

Cuando entró en la Escuela de Hostelería y Turismo de Manresa, las satisfacciones llegaron una detrás de otra, algo a lo que no estaba acostumbrado:
“Los compañeros eran diferentes, tenían intereses más parecidos a los míos, había mucha práctica y poca teoría y, sobre todo, salían resultados de mis manos. Había estado cuatro años peleándome con los problemas de matemáticas y no me salían; y, de repente, mezclaba ingredientes y salían cosas maravillosas. Me sentí válido. Me gustó”.

Los profesores lo animaron entonces a presentarse a las competiciones para estudiantes de FP autonómicas, nacionales e internacionales, de las que salieron reforzados su talento y su pasión.
“La Hostelería es pasión”, zanja.

Cuando se le pregunta por la formación que, hoy en día, ve en los estudiantes o en los recién titulados, señala que le parece “correcta”, pero puntualiza una crítica hacia su “actitud”: “Ven muy glamourizado el mundo de la cocina y piensan que van a ser guays, y no saben que en hostelería hay mucho trabajo, trabajas cuando otros descansan y tu trabajo es servir al cliente”.

David incide, además, en la importancia del equipo por encima de los personalismos.

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