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Derechos y deberes escolares

José Mª de Moya
Director de Magisterio
8 de noviembre de 2016
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Lo de los deberes lo explicó clarito, clarito mi querida Carmen Guaita, ex del sindicato ANPE y actual maestra a pie de obra en un centro público del extrarradio madrileño. Me remito al post que publicó en el blog de Magisterio con el título: “A vueltas con los deberes”.

Como no tengo mucho más que añadir (o no tengo el día), copio y pego su posición –que es la mía– sobre lo que atañe a las familias: “El segundo párrafo va para las familias. Los deberes son, sobre todo, un aprendizaje del trabajo autónomo y la autodisciplina. Nos gustará que nuestros hijos cuenten con estas dos herramientas durante la adolescencia y en los estudios superiores. Los ayudaremos si los animamos a establecer un tiempo máximo para los deberes, siempre a la misma hora, en el mismo sitio, siempre con el móvil apagado. Ahora bien, no es saludable protestar como adultos sobre la cantidad o calidad de sus tareas. Y me parece importante reflexionar sobre si los niños las afrontan agotados ya de tareas extraescolares, a veces obsesivas y destinadas únicamente a suplir nuestra ausencia. Por supuesto, si los deberes de clase sobrepasan a nuestros hijos, debemos acudir al centro educativo para notificarlo, pero en casa se debe respetar todo lo posible la decisión del profesor. Estamos preparándolos para la vida, en la que habrá mucho trabajo y esfuerzo”.

Nunca viene mal un baño de sentido común, de moderación y de pedagogía casera como antídoto ante tanta moda extravagante y oportunista. Dicho queda pero me gustaría venirme arriba. Y es que no hay que ser muy perspicaz para observar que los deberes o en singular el deber, además de las tareas escolares, es “aquello a que está obligado el hombre por los preceptos religiosos o por las leyes naturales o positivas”, o también “cumplir obligaciones nacidas de respeto, gratitud u otros motivos”, según dice el DRAE en su primera y segunda acepción.

Digo con eso que el mensaje que se está lanzando a nuestros niños, adolescentes y jóvenes es tan subliminal como letal. Más allá de deberes sí o no, se les está llamando a la insumisión ante sus obligaciones, a la rebeldía contra las normas establecidas, a la desobediencia a la autoridad escolar. Y todo esto animado desde instancias no profesionales, como son las familias, que en un claro ejercicio de intrusismo se han convertido de la noche a la mañana en expertos en didáctica. Válgame Dios.

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