Formación Profesional. ¿Vamos por el buen camino?
Para mejorar nuestro sistema educativo y homologarnos con los países avanzados de Europa necesitamos imperiosamente incrementar el número de estudiantes de Formación Profesional. Se requiere por lo tanto una oferta de calidad en ese ámbito que atraiga a un mayor número de alumnos. Ese ha sido y sigue siendo un objetivo nacional prioritario. Sin embargo los datos publicados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ponen en evidencia que la Formación Profesional lleva dos años perdiendo alumnos, desde el curso 2014-15, precisamente y casualmente desde la entrada en vigor de la Lomce. Esos datos debían haber hecho sonar las alarmas, pero no parecen haber tenido mucho impacto en la comunidad educativa y en la sociedad en general.
La Formación Profesional ha sido uno de los temas estrella de la Lomce y en unas recientes declaraciones al diario Abc, las primeras tras su nombramiento como subdirectora general de Educación de la OCDE en mayo del año pasado, la Sra. Montserrat Gomendio afirma que “el abandono educativo temprano ha descendido mucho recientemente debido al desarrollo y modernización de la Formación Profesional” y que “el aumento en la matriculación en la Formación Profesional ha contribuido a que desde hace dos años el porcentaje de ninis haya comenzado a descender”.
La OCDE se suele caracterizar por el rigor de sus estudios y de sus publicaciones. Sin embargo la primera de las declaraciones de su subdirectora general no parece ajustarse a la realidad puesto que el abandono educativo temprano “no ha descendido mucho recientemente” sino que se viene reduciendo de manera progresiva y constante desde el año 2009 (la Lomce entró en vigor en el año 2014) y la segunda entra en contradicción con los datos que publica el Ministerio de Educación.
La gran apuesta de la Lomce en materia de Formación Profesional se ha centrado en la Formación Profesional Básica y en la Formación Profesional dual. Pues bien, ni una ni otra parecen haber producido ningún impacto positivo sino más bien lo contrario. Tras un incremento constante de alumnos en FP desde el año 2007 al 2014, estos dos últimos años se ha producido una disminución de la demanda.
La FP Básica ha sustituido a los Programas de Formación Profesional Inicial (PCPI) y, desde su implementación, se ha pasado de 83.673 en el curso 2013-14 a 60.230 en el curso 2015-16. En cuanto a la FP dual, la sustitución de la Formación en Centros de Trabajo (FCT) por el modelo dual, que se ha implantado solamente en la Formación Profesional de Grado Superior, no ha afectado al número de alumnos que la cursan sino a la distribución horaria entre el centro y la empresa.
Aunque se desconocen las causas, que convendría analizar en detalle, desde la implantación de la Lomce se ha producido una disminución del número de alumnos que cursan Formación Profesional, cuando el objetivo era precisamente el opuesto. En el primer año, curso 2014-15 se produjo una pérdida de alumnos en los tramos de FP Básica y de Grado Medio y en el segundo ha disminuido además el número de alumnos de FP de Grado Superior.
Es decir, que de 786.385 alumnos matriculados en FP en el curso 2013-14, se pasó a 773.279 en el curso 2014-15 y a 767.733 en el curso 2015-16. Eso ha supuesto una pérdida neta de 13.000 alumnos el primer año, a los que hay que sumar otros 6.000 del curso pasado. Y por primera vez la FP de Grado Superior pierde alumnos, y nada menos que 10.715. Curiosamente, aunque afortunadamente, se produce un repunte en FP a distancia, que crece en casi 15.000 alumnos.
Aparentemente la Formación Profesional funciona muy bien, o eso parece indicar la información que se difunde desde las administraciones educativas. Pero esa información, que es cierta, hace referencia al curso 2013-14, último en que los datos de matriculación en FP son positivos. Sin embargo, la realidad es otra. A pesar de las declaraciones de la subdirectora general de Educación de la OCDE, si los datos avance del curso 2015-16, publicados por el Ministerio de Educación el pasado 30 de junio son correctos, como se supone que son, se confirma la pérdida de alumnos de FP en todas sus modalidades excepto en formación a distancia y eso pone de manifiesto una preocupante evolución negativa de la Formación Profesional en nuestro país. ¿No sería razonable reaccionar lo antes posible y tomar las medidas necesarias que eviten que la Formación Profesional siga perdiendo alumnos?
Salvo que exista una explicación razonable que justifique esa disminución de alumnos de Formación Profesional, es urgente analizar las causas y buscar una solución que invierta la actual situación.
Xavier Gisbert es catedrático de Instituto