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El trabajo con las familias como llave para integrar a los alumnos migrantes

Iniciativa europea de España, Reino Unido, Italia y Rumanía, en el caso de nuestro país con CECE como responsable.
Estrella MartínezMartes, 14 de febrero de 2017
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ICAM es un proyecto europeo para la integración de niños migrantes. Lo están desarrollando España, Reino Unido, Italia y Rumanía, en el caso de nuestro país con CECE como responsable.

Como explica Gonzalo Santamaría, de CECE y encargado de la iniciativa, la clave de esta propuesta es conseguir el SEL, o lo que es lo mismo, la estabilidad emocional y aprendizaje social de los niños y niñas. Para conseguirla ICAM trabaja directamente con los educadores y las familias, especialmente con estas últimas. “Ahora acabamos de empezar y estamos seleccionando colegios, algunos de los cuales son también centros de acogida”, explica Santamaría.

El trabajo con las familias es fundamental para conseguir su “inclusión total”. Es habitual que muchas de las que llegan “no saben el idioma, tienen una cultura distinta”. El método de trabajo se inspira en una acción antibullying puesta en marcha por CECE hace dos años. La idea es formar facilitadores que son los que forman a los responsables que hay en cada colegio, quienes “liderarán las actividades con las familias”.

Santamaría recuerda que “es un hecho que se discrimina a madres de determinada religión o por el motivo que sea” y esto es un problema porque “hay familias que no consiguen integrarse” y, por tanto, “niños y niñas que no consiguen sentirse de aquí”. De ahí la importancia crucial de trabajar con las familias para garantizar su inclusión. “Que los padres se sientan seguros en un sitio seguro como es el colegio es necesario en una sociedad multicultural”, defiende Santamaría. El responsable español habla del colegio como zona de acogida, zona de convivencia. Recuerda que ya hay colegios que tienen aulas de convivencia, en este caso hablamos de un lugar de convivencia para “alumnos, familia y profesores”.

Santamaría resalta que, a pesar de que los niños y niñas migrantes son el foco del programa, ICAM también trabaja “con modelos de familias distintas, como madre-madre, por ejemplo, no únicamente con migrantes”.

El caso de Rumanía
Rumanía es uno de los socios europeos del programa ICAM, un país que supone un caso particular: su población migrante sale de allí con destino a otro país y no al revés, como sucede principalmente en el resto de países. Lo que tienen lo rumanos son niños “left behind”, niños que se dejan detrás. “Esto pasa a menudo”, las familias vienen a España, por ejemplo, y ellos “se quedan allí con los abuelos o con quién sea, incluso en instituciones”. También se les llama “niños llave” porque el adulto con el que se quedan, les da las llaves de casa y el niño entra y sale, viviendo prácticamente solo porque el adulto no puede atenderlo porque trabaja o por el motivo que sea. Por tanto, hay que trabajar desde el programa ICAM para estos niños que padecen “la falta de afecto de no tener a los padres cerca”, concluye Santamaría.

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