Un lugar en el que aprendemos a vivir
Desde mi primer año como profesor, noté una gran falta de conexión entre lo que se hacía en el colegio con la vida real, y eso que empecé a trabajar en un colegio sin libros de texto. Por desgracia, muchas veces se fotocopiaban libros de texto o se creaban fichas que parecían lo mismo. En ocasiones no funcionaba mal, pero en la mayoría de las clases los alumnos se aburrían y parecía que trabajaban por trabajar.
Fue entonces cuando empecé a diseñar proyectos transversales. Empecé a realizar actividades en las que los alumnos tenían que crear, jugar y en resumidas palabras, ser niños. Me di cuenta de pronto que los contenidos, en realidad, se encuentran en todas partes y no hace falta diseñar actividades o fichas que giran en torno a los contenidos, sino que debería diseñar actividades dinámicas y emocionantes de las cuales se puede extraer los contenidos en cuestión.
Me acuerdo que una de mis primeras actividades planteadas de este modo fue con aviones de papel. En una clase de Artística, lo que hicimos fue simplemente crear aviones de papel. Una vez cada alumno tuvo su avión, les dejé jugar con ellos un rato antes de empezar a identificar diferentes figuras geométricas en la superficie, clasificar el tipo de transporte que representa, etc. Con esta actividad embarqué en una aventura que a día de hoy me ha llevado a crear una página web con vídeos tutoriales y ejemplos de proyectos a realizar con los alumnos.
Actualmente, aquella actividad con aviones de papel se ha convertido en un concurso de vuelo en el que los alumnos vuelan sus aviones en el patio. Anotan cada uno las distancias y los tiempos de vuelo para posteriormente en el aula trabajar gráficas de barras y análisis de datos, aprovechando para utilizar comparativos y superlativos. Es una actividad real que aporta comprensión del mundo en el que vivimos. Y si fuera poco, imagínense la reacción de niños de 7 y 8 años cuando les dice su profesor que hoy van a hacer aviones de papel y los van a volar en el patio. El nivel de entusiasmo y motivación se dispara y se genera un ambiente de emoción en el que los alumnos trabajan meticulosamente, esforzándose al máximo y dedicando un interés tanto en la creación como en la decoración de sus aviones.
La papiroflexia es solamente una herramienta que empleo en el aula para potenciar el desarrollo de mis alumnos. Aprovecho todos mis intereses personales para añadir pasión al aula. Los niños notan perfectamente cuándo su profesor es apasionado con lo que hace. Realizo trucos de magia de vez en cuando, adaptando en ocasiones las narrativas para explotar diferentes contenidos curriculares. Pinto y realizo dibujos para los alumnos y la decoración del colegio. Utilizo juegos de mesa y videojuegos, de nuevo modificándolos en ocasiones para atender ciertos aspectos del currículum o simplemente aprovechando su narrativa para diseñar una gamificación. Existen muchos recursos, estrategias y metodologías que los profesores podemos emplear en nuestras aulas para convertir la escolaridad de los alumnos en una experiencia íntegra que les moldea la forma de afrontar la vida.
Lo que van a necesitar los niños es eso, saber cómo enfrentarse a la vida. Ya no importan los contenidos, aunque también, solo que éstos se quedan en el segundo plano. Ya no es necesario ser un banco de datos, sino saber buscar, interpretar y manipular esos datos para un fin. Lo que importa es que sepan trabajar con los demás, ser respetuosos, que tengan confianza en sí mismo y que no se rindan en momentos difíciles. Lo importante es que tengan interés por la vida y que la vivan con pasión.
Michael Bennett
Profesor bilingüe de Science y Arts de Primaria en Madrid. Aplica la metodología denominada flipped playground.
www.mrorigamichael.com
www.didacticamagica.wordpress.com
www.flippedplayground.wordpress.com