“Los niños aprenden a través del diálogo, se miran a los ojos, se ponen de acuerdo y resuelven problemas”
Vicky Colbert es la creadora de Escuela Nueva en la década de los 70, un modelo pedagógico que empezó a poner en práctica aprovechando su cargo como viceministra de Educación de Colombia entre 1982 y 1984. Su trabajo continúa con la Fundación Escuela Nueva, la ONG que fundó en 1987 para asegurar la calidad y la sostenibilidad de su proyecto tanto en Colombia como en otros países.
¿Cuál es el objetivo de Escuela Nueva?
El objetivo es empoderar a los alumnos como líderes. Y para ello pusimos en práctica metodologías que ya conocíamos, pero que hasta ese momento solo llegaban a las escuelas de élite, como las pedagogías activas y participativas, lo que ya dijeron Maria Montessori y John Dewey hace más de 100 años. Cogimos esos principios de la filosofía de la Educación y los hicimos viables.
¿Se hicieron muchos cambios?
Tuvimos que cambiar el modelo educativo, pasando de un sistema tradicional de transmisión de conocimientos a metodologías muy activas que promovían el empoderamiento y la participación de los niños. Cambiamos el rol del docente, de forma que tuviera más tiempo no para transmitir información, sino para acompañar al alumno y servirle de guía. También introdujimos estrategias más flexibles que se adaptaran a las condiciones de estos niños pobres, que a veces tienen que caminar mucho hasta llegar a la escuela, y más en las épocas de cosechas, por lo que el aprendizaje tenía que ser más flexible y personalizado. Además, modularizamos todo el currículum para que cada alumno fuera a su ritmo; y algo muy importante, para que los niños construyan conocimiento en grupo a través del diálogo y la interacción. Y lo hicimos con textos más dialogantes, más parecidos a guías de aprendizaje.
¿Es fundamental el trabajo en grupo?
Los niños aprenden a través del diálogo, se están mirando a los ojos, tienen que ponerse de acuerdo y resolver problemas. Como consecuencia de esto tuvimos que empezar a evaluar también la convivencia pacífica de los estudiantes.
¿Existen muchas dificultades de convivencia en un país como Colombia tan golpeado por los conflictos internos?
La escuela tiene un efecto protector aun en ambientes violentos, pero el solo hecho de ir introduciendo estas destrezas de diálogo, de tomar decisiones en grupo, de ponerse de acuerdo, de resolver un problema… ya mejoran la convivencia escolar. Por eso convertimos los libros de texto en guías de aprendizaje más dialogantes, donde hay trabajo individual, en parejas y en grupos, y donde son los niños los que llaman al docente y no al revés. De esa forma se genera mucha autoestima tanto en los niños como en el docente.
¿Cómo se forma al docente?
Creemos que el maestro debe vivir la misma metodología que va a utilizar con sus alumnos, de forma que diseñamos los materiales de capacitación con métodos participativos en escuelas demostrativas. No hay que dejarlos solos, y por eso creamos también una comunidad de docentes para que exista también cooperación entre ellos.
¿Escuela Nueva es también extrapolable al entorno urbano?
Por supuesto, y por eso tuvimos que crear una ONG (la Fundación Escuela Nueva) para seguir impulsando nuestro proyecto, aliándonos al sector privado y así no abandonar una innovación que estaba dando resultados.
¿Cuesta convencer a los gobiernos de implantar Escuela Nueva?
No podríamos convencer si no tuviéramos dos armas: escuelas que mostrar y evidencias empíricas. Tenemos que mostrar los resultados, tener evidencia y también que sea un proyecto factible, ya que si generas una innovación que no pasa de diez escuelas no es tan viable. Tuvimos que hacer algo fácilmente replicable y que los docentes lo pudieran realizar de verdad.
¿Cómo influye esta metodología en el entorno del alumno, en las familias, en el pueblo…?
Los niños se vuelven líderes dirigiendo los proyectos y articulándolos con la familia y con la comunidad. Concretamente en cada lección el niño tiene que aplicar conocimiento con sus padres, y de esa forma se convierte en un agente de cambio. Con cada material, los niños exploran, practican y aplican, y en esa aplicación debe construirse el puente con la familia y la comunidad. Por ejemplo, les obligamos a dialogar con sus padres en el tema de los deberes. Si en clase están aprendiendo las vacunas, les pedimos que pregunten a sus padres qué vacunas tienen puestas tanto él como sus hermanos. Es algo muy sencillo pero que involucra también a las familias en la tarea educativa.
¿Se nota los niños aprenden de sus padres?
Cada lección es una aplicación, es una manera de obligar a los niños a que traigan conocimiento de sus padres, de la misma forma que ellos también llevan conocimiento a su casa. En una comunidad pobre los padres no tienen tiempo de ir a reuniones; por eso nuestras guías de aprendizaje obligan al niño a dialogar con sus padres todos los días.