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Los alumnos tienen que desarrollar la creatividad

David A. Sousa, experto internacional en neuroeducación, fue el encargado de inaugurar el I Encuentro Internacional Neurociencia en la Educación.
RedacciónMartes, 4 de abril de 2017
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David A. Sousa, experto internacional en neuroeducación, fue el encargado de inaugurar el I Encuentro Internacional Neurociencia en la Educación, organizado por Advanced Learning en Madrid.

La neurociencia es una pieza clave para entender y mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje, atendiendo al desarrollo, ritmos y plasticidades del cerebro que cambian continuamente y se presentan de diferente manera en función de la edad, el medio ambiente e incluso la herencia genética. Por ello, Sousa insistió en la necesidad de que padres y profesores conozcan en profundidad estos procesos cerebrales para ser más eficientes a la hora de formar y educar a niños y alumnos.

Uno de los aspectos más importantes que han revelado los últimos descubrimientos en neurociencia es el proceso creativo, muy ligado a la resolución de conflictos: “El aprendizaje mejora mucho cuando los estudiantes están motivados y pueden desarrollar su creatividad”. En este sentido, Sousa destacó la necesidad de modificar los sistemas educativos vigentes para que los alumnos no pierdan su capacidad creativa, sino que la desarrollen y aumenten: “El cerebro está diseñado para ser creativo, para sobrevivir buscando diferentes soluciones a los problemas”. Por ello, defendió la incorporación de las artes en los sistemas educativos: “Integrar actividades artísticas en todas las áreas curriculares estimula la creatividad, porque desarrollan actividades espaciales y de atención, mejoran los sistemas de memoria, aumentan la persistencia y la autoevaluación.

Por otro lado, la tecnología es el mayor impacto externo que ha recibido la enseñanza-aprendizaje en los últimos años, ya que está “recableando el cerebro de los alumnos afectando a la atención, la memoria, las habilidades de pensamiento y las habilidades sociales”. Sousa defendió que la tecnología debe ser una herramienta, no un fin, por lo que los profesores “deben saber cómo está modificando el cerebro de sus estudiantes para enseñarles un uso positivo”.

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