“Tenemos que convertir a nuestros alumnos en Sherlock Holmes”
“El docente es un ingeniero y un programador, porque su función transforma el cerebro humano”. Eran las palabras de José Luis Blanco, director general de Innovación y Cooperación Territorial, que fue el encargado de inaugurar el I Congreso Nacional de Neurociencia aplicada a la Educación, organizado por el Ministerio de Educación y el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE) desde el pasado 26 hasta el 28 de abril en Madrid.
Este Congreso es solo una de las medidas dentro del Plan de Neurociencia aplicada a la Educación puesto en marcha por el Ministerio y el CNIIE. José Luis Blanco enumeró los cuatro objetivos de ese Plan: “hacer realidad el aprendizaje permanente; la calidad y eficacia de la formación; la promoción de la equidad, la cohesión social y la ciudadanía activa; y el incremento de la creatividad e innovación”. Esos objetivos se vertebrarán en tres ejes: neurotecnología, neuropsicología de la Educación Infantil y neurolingüística y neuropsicología de los trastonros del desarrollo. El plan, que se desarrollará en los próximos tres años, irá acompañado de formación docente y de dotación de herramientas para los centros.
Por su parte, el secretario de Estado de Educación, Marcial Marín, que fue el encargado de clausurar el Congreso, destacó el compromiso del Ministerio con los procesos de innovación e investigación de la neurociencia, “porque se ha convertido en una herramienta muy útil para entender y mejorar nuestra actividad docente”.
Autonomía para aprender
“Tenemos que convertir a nuestros alumnos en Sherlock Holmes, de forma que cada actividad educativa sea un asesinato y tengamos que descubrir al asesino”. Así se lo recomendaba a los docentes el catedrático de Psicobiología, Ignacio Morgado, que participó en el I Congreso. Desde su punto de vista, “el profesor debe guiar al alumno con preguntas, haciendo que vaya a lo relevante, reduciendo el tiempo perdido en leer temas que no interesan y aumentando su memoria a largo plazo”. Desde su punto de vista, “cualquier docente que se precie tiene que conseguir que los alumnos adquieran autonomía para aprender”.
Para ello recomienda realizar actividades de working memory (memoria de trabajo) con el objetivo de activar el cerebro. La working memory radica en la corteza prefrontal, la parte más evolucionada del cerebro. De esta forma, cuando aumenta la actividad de la memoria de trabajo, aumentan también las actividades de la parte prefrontal en otras circunstancias que realicemos después. Según Morgado, “esta memoria está muy relacionada con la inteligencia analítica, por lo que mejorar esta memoria podría mejorar la inteligencia”.