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Cae un mito: nuestros jóvenes “ganan” su dinero y los americanos son más de paga

Más de la mitad de los jóvenes españoles realizan trabajos esporádicos para tener algo de dinero en sus bolsillos y tienen una cuenta corriente. En cambio, solo el 37,7% afirma percibir una paga, y recurren menos a vender sus cosas.
Pablo RoviraMartes, 30 de mayo de 2017
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Uno de los apartados más interesantes de este informe PISA es el análisis de la relación con el dinero que tienen los adolescentes en los países evaluados. Hay que recordar que esta evaluación PISA se pasa a estudiantes de 15 años. Así, entre los jóvenes españoles, más de la mitad, un 52%, tiene una cuenta bancaria, algo que solo pueden hacer con autorización de sus padres o apoderados. Este grupo obtiene 37 puntos más en competencia financiera que los alumnos que no la tienen, señala la OCDE. En comparativa internacional, en este aspecto los españoles están algo por debajo de los datos internacionales: la encuesta reveló que, en promedio, el 56% de los estudiantes tienen una cuenta bancaria, pero casi dos de cada tres estudiantes no tienen las habilidades para administrar una cuenta y no pueden interpretar un estado bancario.

El informe también detallan si los estudiantes –españoles e internacionales– manejan dinero y de dónde obtienen esos ingresos; si provienen de una paga o de trabajos esporádicos (hay que recordar que son estudiantes de enseñanza obligatoria). En promedio, el 64% de los estudiantes de los países de la OCDE y las economías que participan en el estudio ganan dinero de alguna actividad formal o informal, como trabajar fuera del horario escolar o realizar trabajos informales ocasionales. Alrededor del 59% de los estudiantes reciben dinero de una asignación o dinero de bolsillo.

En el caso de los estudiantes españoles, casi ocho de cada diez (el 79%) consiguen dinero a través de los regalos con los que les obsequian sus amigos y parientes; el 38% tiene una paga, realice o no tareas domésticas, y un 55% lo gana a través de una actividad laboral formal o informal. En este aspecto, el de “ganar dinero”, los jóvenes españoles están por detrás de la media de la OCDE, que es del 64%. Sin embargo, es semejante (apenas cuatro décimas de diferencia) con Estados Unidos. La mención no es casual, pues nos referimos al mensaje transmitido a través del cine y, en general, de la cultura popular de influencia anglosajona sobre el trabajo ocasional de los jóvenes.

Cierto es que al entrar en detalle, esta diferencia sí que se nota. Así, el 22,6% de los jóvenes españoles tiene un trabajo (en vacaciones o de jornada parcial) en fechas y horario no escolares (por el 37,6% de los jóvenes estadounidenses y el 38,8% de la media de la OCDE) y uno de cada cuatro (25%) cuenta con trabajos informales ocasionales, como hacer de canguro o cuidados de jardinería. En el caso de Estados Unidos, en estas tareas se disparan hasta el 55,1%.

Otra curiosidad es que España, tras Italia, es el país donde los jóvenes recurren menos a vender cosas (ya sea por internet o en su entorno físico) para obtener dinero, que lo hace el 23,1% de los jóvenes españoles de 15 años, según PISA 2015.

Dicho esto –y quizás sirva para desmontar algún mito cinematográfico–, según PISA 2015 son más los jóvenes españoles que “se ganan” su dinero con trabajos ocasionales (55%) que percibiendo una paga (37,7%) que los jóvenes estadounidenses, que son más de paga (69,3% por el 55,6% que realiza trabajos ocasionales).

Capacidad de ahorro
Por otro lado, la mitad de los estudiantes españoles dice que ahorra dinero todas las semanas o meses, y un 66% asegura que ahorraría si quisiera comprarse “algo que realmente quiere”.

Cada vez que un joven decide comprar un móvil o cómo utilizar su dinero en gastos personales, está tomando una decisión financiera, subraya el informe, que añade que la población de 15 años comienza a enfrentarse a situaciones que requieren priorizar los desembolsos, ser conscientes de los costes, y estar alerta ante la posibilidad de fraude o engaño.

Otro de los aspectos que influyen positivamente en la competencia financiera, añade el informe, es la frecuencia con que los jóvenes dialogan y discuten sobre estas cuestiones con sus padres y sus amigos.

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