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Revolución de los cuidados y cambio de modelo educativo

La campaña propone poner la vida en el centro como motor de toda acción humana y construir la ciudadanía en base al derecho universal al cuidado.
Estrella MartínezMiércoles, 17 de mayo de 2017
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Actúa con cuidados. Transforma la realidad es una campaña de sensibilización, formación, movilización e incidencia política que cuenta con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo y que respalda la ONGD InteRed, promovida por la Institución Teresiana. La campaña propone poner la vida en el centro como motor de toda acción humana y construir la ciudadanía en base al derecho universal al cuidado.

La revolución de los cuidados parte del papel protagonista que el sistema capitalista da a los mercados. En torno a ellos se organizan las sociedades: horarios, rutinas, hábitos alimentarios, estudios, ocio. Sin embargo, la vida humana depende de la naturaleza, así como del tiempo y la energía de otras personas que nos prestan cuidados; “los trabajos de cuidados son todas las actividades orientadas a sostener la vida”, defiende la campaña. Son muchísimos como, por ejemplo, convertir el alimento en comida. “El peso de estos trabajos supone más del 66% del tiempo total de trabajo”, siendo los que asumen “la responsabilidad de que todo el conjunto funcione, de que la vida continúe, encajando la tensión entre un modelo centrado en el mercado y las necesidades de los seres humanos”. Porque todos necesitamos cuidados en nuestra vida, aunque el sistema preconice la autosuficiencia.

La responsabilidad de los cuidados está altamente feminizada. Bien sea de manera remunerada –los cuidados se pueden comprar: contratar una empleada doméstica, por ejemplo– o dentro de la familia, las mujeres son las que mayoritariamente se encargan de cuidar. “Además de realizar el 45% del trabajo remunerado en nuestro Estado, se hacen cargo del 80% de los cuidados, asumiendo el 69% de la carga global del trabajo de nuestra sociedad”, denuncia la campaña. Por otro lado, a mayor renta, mejores cuidados se recibirán –puesto que pueden comprarse– y se prestarán menos directamente, mientras que, a menor renta, se recibirán menos cuidados.

El objetivo de la campaña va más allá de comprometerse con el medio ambiente o redistribuir los trabajos de cuidados, se trata de transformar el sistema desde la raíz, “concebir formas de autocuidado personal y colectivo más sostenibles y solidarias por las que podamos cuidar de nosotros a la vez que lo hacemos de otras personas”.

Revolución educativa
En la revolución de los cuidados la Educación tiene un papel primordial. “Desde que empezamos a caminar se nos anima a ver quién llega antes o a sacar las mejores notas, y no tanto por el mero placer de superar nuestros límites, como por los privilegios que en nuestra cultura entraña ser el primero”, critica la organización. Raquel Tanarro, responsable de la campaña, defiende que la revolución de los cuidados es necesaria porque “el sistema es insostenible”, además de “injusto”, añade Guillermo Aguado, responsable de Educación de la campaña.

“La Educación se dirige a al mercado”, denuncia Aguado. Omite, al igual que el sistema, que todas las personas –y la naturaleza– “necesitamos cuidados”, añade Tanarro. “El modelo educativo se fundamenta en las competencias: soy capaz de entrar en el sistema de producción, pero no se trabaja en igual medida lo que sostiene la vida. Estos aspectos, que están invisibilizados a nivel económico, también están muy poco presentes a nivel educativo”, expone Aguado.

Es una revolución educativa que parte de un cambio en la concepción del mundo. “Formamos a los profesores para mostrarles esta realidad que no solemos ver y ellos la aplican al transmitir los conocimientos en todas las materias, desde la Educación Física, hasta las Ciencias Sociales”, explica Aguado. La forma de enseñar también cambia, “vas adaptando metodologías que son más integrales de los conocimientos junto con las emociones, junto con el cuerpo…”.

Además de formación al profesorado, la campaña también ofrece materiales didácticos. Todo gira en torno a “para qué educamos, ¿para capacitar al ser humano y que se integre en el sistema o para que lo transforme”, pregunta Aguado. Este planteamiento educativo no es incompatible con la empleabilidad de los chavales, “ver el mundo de otra manera, ser capaces de leer lo que no funciona y tener intención de cambiarlo no significa que no les des herramientas, contenidos y conocimientos a los alumnos y alumnas para desarrollarse profesionalmente”, defiende Tanarro. Sucede que, “al pasar por un proceso formativo de cuidados, el alumno tendrá unas herramientas críticas que de otra forma no tendría”. La idea es que “la ciudadanía del futuro cambie las cosas. Si no, seguirá todo igual”.

Actualmente trabajan en unos 30 centros españoles. A esto se añade el trabajo que hacen con profesores a nivel individual, al igual que campañas concretas con chavales en distintos centros. “No tenemos una respuesta única, acompañamos los procesos para ir dando respuesta a las necesidades”, concluye Aguado.

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