Un museo de personas ciegas para todos los públicos
No se trata, por tanto, de un museo al uso. Allí se pueden tocar casi todas las piezas que se exponen. Teniendo en cuenta que “cada persona ciega tiene su forma de desenvolverse y su nivel de autonomía, hemos procurado facilitar recursos para que todos se sientan como en casa, para que puedas moverte solo sin riesgo de tropezarte y no saber lo que tienes delante”, explica María José Sánchez, coordinadora del museo. Tiene un pavimiento podotáctil que permite saber por el material del suelo si se está en una zona de tránsito o cerca de una obra. “Cada cartela de las obras está en braille y en tinta en letra un poquito más grande –para las personas que tienen resto visual–. También estamos incorporando códigos QR, que te llevan a la web donde hay información sobre esa obra de arte”, explica la coordinadora. Además tienen audioguías como cualquier otro museo, aunque “con información específicamente diseñada para que las personas ciegas podamos conocer aquellos detalles que no vemos”.
La colección
En un museo hecho por ciegos no es raro que las maquetas ocupen un lugar preferente. La sala cuenta con una impresionante colección de reproducciones a escala de monumentos nacionales y del mundo que van desde la Catedral de Santiago al Partenón. Sánchez recrea cómo realizaría una exploración táctil de la Torre de Pisa, por ejemplo. “Primero haces la exploración global envolviendo la maqueta por su volumen para abarcar cómo es de grande, cómo es de alta. Observas su inclinación elevando las manos en paralelo y extendiéndolas en vertical. Después, cuando ya has visto esos rasgos generales, empiezas a observar en detalle cómo son sus arcadas, columnas, capiteles… El tacto te descubre muchos detalles pequeños, nimios. La vista es más global, más generalista”.
La maqueta del Taj Mahal está hecha con mármol de la India, lo que “te transmite un elemento poético, una percepción que va más allá del tacto, es de la emoción”.
Pero no todo se resume en tocar las maquetas por fuera. Algunas tienen elementos desmontables, como la Alhambra, lo que te permite “tocar los mocárabes que hay por dentro”.
Una de las guías del museo reconoce el aspecto didáctico que tienen estas maquetas. Muchos escolares sin discapacidad acuden al museo con sus colegios e institutos, donde no solo aprenden sobre integración, sino también sobre arte, por ejemplo. Esta guía explica cómo poder ver al detalle, por dentro y por fuera, la iglesia de San Martín de Tours (Frómista) es una herramienta excepcional para explicar el románico a los estudiantes.
Aprovechando el inicio de curso, tienen previsto inaugurar unos recorridos literarios por las maquetas “para que los profesores de Literatura utilicen este museo como elemento de inspiración”, anuncia Sánchez.
El museo incluye también una colección de material tiflológico, “que son todos aquellos elementos que han permitido acceder a la cultura y la Educación a las pesrsonas ciegas a lo largo de la historia”. En esta colección hay un mapa enorme diseñado en el siglo XIX por un profesor ciego para que sus alumnos ciegos aprendieran geografía española. Hay libros en braille también del XIX, elementos para que las personas ciegas aprendan matemáticas, las notas musicales, geometría, calculadoras adaptadas, libros hablados, etc.
Por último, el museo incluye exposiciones temporales de artistas ciegos o con una grave discapacidad visual: escultura, pintura, fotografía, tapices, etc. “Tenemos un nivel de exigencia para que los artistas puedan exponer, no por el hecho de ser ciego ya puedes estar en el museo”, matiza Sánchez, afirmación que se certifica al pasear por las salas. Estas exposiciones son fundamentales porque demuestran que “cada uno manifiesta el espíritu de artista con lo que está a su alcance, sus recursos”.
Queda claro que en el museo “está todo muy pensado y muy relacionado con las personas ciegas, pero también tiene mucho interés para cualquier otra”, concluye la coordinadora, como demuestra que la mayoría de sus visitantes son personas sin discapacidad.