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Aumenta la identificación de alumnos superdotados, aunque es insuficiente

La Fundación El Mundo del Superdotado ha elaborado el Informe nacional de superdotación 2017. La apuesta por el talento: identificación y motivación de los superdotados al que ha tenido acceso MAGISTERIO de forma exclusiva.
Estrella MartínezMartes, 10 de octubre de 2017
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La principal conclusión que se extrae del informe es que existe una legislación, pero no se aplica. “Aunque es imprescindible unificar la ley para convertirla en un proyecto nacional, sobre todo hay que cumplirla, lo que no se hace en ninguna comunidad autónoma”, afirma tajante el informe. Las razones por las que no se cumple la ley son dos, según el informe: el profesorado no está formado para identificar a los alumnos de altas capacidades intelectuales y que existe una falta de preocupación política por este colectivo de alumnos porque se les considera minoritarios, aunque el informe resalta que representan entre el 2% y el 10% de la población.

Según la ley, la escuela tiene que identificar a los alumnos con Necesidades Educativas Especiales y entre ellos a los alumnos con altas capacidades intelectuales. Después de hacerlo tendrá que valorar de forma temprana sus necesidades y poner en marcha medidas que permitan su máximo desarrollo. Entre estas medidas están las aceleraciones del curso o flexibilizaciones, los programas de reagrupamiento o enriquecimiento extracurricular y adaptaciones curriculares individuales dentro del aula. El informe critica que lo que no recoge la ley es la creación de centros específicos para altas capacidades que, en cambio, sí existen en muchos países de nuestro entorno.

La diferencia entre comunidades autónomas es palpable en distintos aspectos como la definición de altas capacidades intelectuales. Para la fundación la definición tendría que incluir “la Educación Especial para aproximadamente el 10% superior de la población escolar a partir de un cociente intelectual del 120”. En Madrid, por ejemplo, es un 2% y en Andalucía un 10% superior. A su vez, el informe define a los superdotados como personas con un cociente intelectual de 130 o superior, correspondiente al 2% de la población escolar con mayor inteligencia. Necesitan una Educación Especial y tienen grave riesgo de sufrir fracaso escolar y problemas de adaptación si no se les identifica de forma temprana.

Al no existir un criterio unificado para identificar a los alumnos, un niño puede serlo en Andalucía, pero no en Cataluña. El informe hace referencia a los criterios de identificación y su manera de aplicarlos:

  • Teoría de los Tres Anillos de Renzulli: “mal entendida y malinterpretada en nuestro país”, critica el informe, “por la que se exige a los alumnos de alta capacidad intelectual alta creatividad y alto rendimiento, dejando fuera a miles de estudiantes superdotados porque están desmotivados o no pintan con muchos colores”.
  • La superdotación se evalúa a partir de los 12 o 13 años, “ya que la inteligencia no se consolida hasta esa edad”. El informe defiende que la “inteligencia se mantiene estable y se puede medir desde los 3 o 4 años con pruebas estandarizadas en todo el mundo”.
  • Superdotados, talentosos y talentos complejos con Educación Especial a partir de un percentil 75% en una o varias áreas.
  • Ausencia de criterio concreto y de normativa específica, lo que deja la decisión de evaluar a los estudiantes en manos del tutor, “que en su mayoría no tiene formación específica y confunde superdotación con alto rendimiento escolar”.

El informe denuncia que ninguna comunidad autónoma alcanza el 2% de alumnos superdotados identificados, con una media nacional del 0,29%. Según cifras de la Subdirección General de Estadística y Estudios del Ministerio de Educación, durante el curso 2015-16 se identificaron en España un total de 23.741 casos y, según el informe, faltaron por identificar 138.517 alumnos superdotados a nivel nacional “que pueden terminar en fracaso escolar y con graves problemas de adaptación”.

El informe elabora un ranking sobre las mejores y peores comunidades autónomas en identificación, con Murcia, Andalucía, Canarias y Asturias a la cabeza con entre el 0’5% y el 1’23% de alumnos de altas capacidades identificados, aunque “muy lejos todavía del 2% mínimo de superdotados”, a pesar de que ha aumentado el número de alumnos identificados en relación al curso 2014-15. En la cola están Castilla-La Mancha, Cataluña, Ceuta y Melilla con menos del 0,1% de alumnos identificados. Andalucía es la comunidad autónoma que más ha avanzado en alumnos identificados, pasando de 7.703 en 2014-15 a 9.680 en 2015-16.

La conclusión inmediata del informe es que, a pesar de que las cifras globales ofrecen un aumento de identificación de casos en 2015-16 en relación al curso anterior, “a este ritmo tardaremos más de 35 años en identificar y educar como necesitan a ese 2% de alumnos superdotados”.

El informe propone 10 cambios

  • Fijar un criterio único a nivel nacional para definir a un niño como de altas capacidades que no deje fuera a ningún niño superdotado. Hacerlo independientemente de su creatividad, rendimiento escolar y ampliando el concepto de altas capacidades intelectuales a niños con cociente de 120 o superior, así como a niños con talentos especiales: artísticos, deportivos, etc.
  • Admitir las evaluaciones de los psicólogos clínicos sanitarios.
  • Formar al profesorado y a los equipos de orientación para que sepan identificar tempranamente y obtener de los alumnos su máximo potencial.
  • Acelerar un mínimo de tres años durante su etapa escolar a los niños de altas capacidades.
  • Establecer dentro de cada centro escolar el aula abierta de altas capacidades intelectuales para hacer actividades de enriquecimiento curricular.
  • Sensibilizar a los estudiantes sobre las diferencias que supone tener altas capacidades y desarrollar el respeto a la diferencia.
  • Facilitar la creación de colegios especiales de superdotados.
  • Facilitar la participación de los estudiantes superdotados en programas universitarios.
  • Apoyar a las organizaciones sociales que llevan a cabo programas para el desarrollo emocional e intelectual de los superdotados.
  • Formar a los padres para que colaboren en el desarrollo educativo y emocional de estos niños.
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