Guardia civil: "Internet es como la calle, no puedes dejar a un niño solo"
Villar es formador desde hace una década en el Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en Centros Educativos y sus Entornos, una iniciativa que tuvo 3.000 actividades, pensadas para alumnos, padres y profesores, durante el último curso, con el objetivo de prevenir posibles problemáticas, abordarlas y solucionarlas si la prevención no funciona.
En una entrevista con Efe, este agente de la Guardia Civil que trabaja en A Coruña detalla que las nuevas tecnologías son una de las principales preocupaciones de la comunidad escolar, pues se trata de un ámbito «transversal» que tiene impacto en otros problemas como la violencia machista y el maltrato. «Es importante no solo saber utilizar las nuevas tecnologías, sino saber cómo usarlas. Nos dan muchas cosas buenas, pero hay una pequeña parte, que es lo malo que tienen, que ahora es más accesible para los jóvenes a través de ellas. Mi primera recomendación es que no se metan en problemas, pero que tampoco los creen», resume.
Revela además que «la primera norma» para utilizar las tecnologías, a las que quita la palabra «nuevas», es «ser educados»: «Si soy educado en mi vida física, tengo que serlo en mi vida virtual», resume. Dentro de este campo «tremendamente amplio», este guardia civil recomienda a los jóvenes extremar las precauciones con sus contraseñas, no dar información a desconocidos, mantener la privacidad y la intimidad y preservar los derechos de imagen.
«El problema es que muchos sobreexponen su imagen y viven mucho de ella, tratan de ser los más famosos y los más aceptados, ser ‘youtubers’ e ‘influencers'», detalla sobre una situación que en el futuro puede dar lugar a un arrepentimiento inútil.
Villar nota que la «asignatura pendiente» es la formación de los padres, que no acuden a las actividades tanto como les gustaría a los expertos, muchas veces por «la sensación de que dar un teléfono móvil o una ‘tablet’ a un niño, que ya sabe utilizarlos, es como darle un juguete», una idea de la que escapa Villar con una advertencia: «Lo podemos pagar en el futuro», abunda.
Es necesaria la «concienciación» de los padres, que deben enseñar a sus hijos a utilizar estos dispositivos, que llegan mucho más allá que las videoconsolas con las que jugaban las generaciones anteriores, con el mayor peligro en aquellas aplicaciones que invitan a revelar datos personales o íntimos.
«Un niño de 9 años con un móvil abierto a internet sin ningún tipo de control es un riesgo. No hay una edad idónea, pero es como el carné de conducir, que necesita un proceso de aprendizaje. Un móvil abierto sin ningún tipo de control, cuanto más tarde, mejor, porque habrá mayor grado de madurez», continúa.
La principal preocupación de los padres, explica Villar, es «cómo proteger» a sus hijos, para lo que pide una «varita mágica» que «funciona en todo y no necesita expertos: el sentido común». A los jóvenes, en cambio, les inquieta su intimidad y algunas situaciones como los accesos indebidos a sus cuentas, pero siempre les advierte sobre que internet, a pesar de ser cercano, «es un lugar público donde lo que entra, es imposible de controlar», por lo que es necesario vigilar las imágenes o los comentarios que firma cada uno.