Cambiar el entorno educativo y social de la mano de alumnos de 6 años

Los docentes de 1ºEP nos planteamos, al inicio del pasado curso, qué tipo de proyecto podríamos proponer para ese curso que fuera diferente a lo que habitualmente habíamos hecho. Acostumbrados al “son demasiados pequeños para hacer esto”, decidimos empezar a pensar en formas de darles voz, motivar la participación, implicación y la responsabilidad de crear un proyecto a partir de sus inquietudes y necesidades.

Manolo Claramunt, nuestro jefe de Estudios, nos enseñó diversos proyectos que se realizaban en centros con la metodología Design For Change (DFC). Nos gustó mucho lo que vimos y sobre todo nos impactó uno de sus lemas: Los niños solo necesitan una oportunidad para cambiar el mundo. ¿Cambiar el mundo?, ¿seríamos capaces de hacer un proyecto así? y lo que es más importante, ¿nuestros alumnos serían capaces de hacerlo? ¡Tienen solo 6 años!

Muchas fueron las preguntas, pero a la vez muchas las posibilidades y las expectativas que nos creamos. Así que decidimos aventurarnos y poner en práctica la metodología DFC.

Para entender bien qué y cómo realizamos nuestro proyecto es importante presentar cómo organizamos y trabajamos en cada una de las cinco fases de la metodología DFC:

Siente: creamos grupos de expertos que observaron e investigaron, realizando entrevistas en las diferentes zonas del colegio para ver qué cosas podríamos mejorar. Después, cada grupo expuso su trabajo al resto de compañeros. Elegimos nuestro foco de acción y generamos nuestro reto: cambiar nuestro entorno.
Imagina: empezamos a pensar en cómo podíamos mejorar las zonas seleccionadas y entre todos creamos una nube de ideas. Aquí fue donde más nos sorprendieron los alumnos, entre todos surgieron ideas muy creativas.

Actúa: nos organizarnos en grupos de trabajo según motivaciones. Una de la ideas era solicitar al ayuntamiento un contenedor para reciclar el aceite vegetal, ya que observamos que no había puntos para reciclar el aceite en el cole, ni en el barrio. Informamos a todas las familias de la importancia de empezar a utilizarlo y de que nuestro cole tenía, por fin, un contenedor que todo el barrio podía utilizar. Repartimos botellas de plástico vacías del comedor concienciando de la importancia de reciclar el aceite e informarles de cómo debe ser utilizado.

Por otro lado, queríamos un centro escolar más verde y pedimos ayuda a los carpinteros que nos ayudaron a construir jardineras hechas con palés para nuestras clases, así como enseñarnos a cuidarlas.

También creamos algunos carteles con ayuda de nuestros compañeros de Educación Especial Específica, recordando las normas para que la gente no ensuciara las instalaciones.

El pintor del centro también nos explicó cómo pintar las papeleras del patio.

Los alumnos de FP nos ayudaron a convertir los tapones que recogíamos en llaveros que nos recordaban la importancia del reciclaje.

Además, con la ayuda de Carmela, nuestra profesora de Música, compusimos cinco canciones sobre el reciclaje.

No solo queríamos transformar nuestro entorno escolar, sino además queríamos que nuestras acciones beneficiaran al mayor número de gente posible. Ser personas para los demás.

“Evolúa”: la unión de evaluar y evolución. Era hora de reflexionar sobre todo el trabajo realizado. Comprobamos, muy contentos, lo que habíamos conseguido con nuestro trabajo en equipo, transformar algunos aspectos de nuestro cole.

Nuestras expectativas se habían visto superadas con creces y descubrimos que todos esos miedos iniciales eran tan solo nuestros. Así comprendimos mejor el lema: Los niños tan sólo necesitan una oportunidad para cambiar el mundo. Los alumnos están orgullosos de todo lo que han conseguido y tienen muchas ganas de seguir transformando su entorno, mejorándolo con una actitud creativa y positiva. Aprendimos sobre todo a ser competentes siendo útiles a los demás.

Comparte: presentamos el proyecto a través de las redes sociales de nuestro centro y contagiamos a todas las personas que lo vieron nacer desde el esfuerzo. La respuesta y difusión por parte de la gente fue ¡increíble!

Una vez finalizado el proyecto decidimos presentarlo en la plataforma DFC, con el objetivo de darlo a conocer y formar parte de la familia de los centros que apuesta por una verdadera transformación educativa.

Design for Change reconoció nuestro trabajo y nos dio el sello que nos acredita como proyecto DFC. Y unos meses después nos encontramos con la grata sorpresa de que nos habían elegido para participar en la gala final de los proyectos DFC España 2017.

Muchas fueron las experiencias vividas, pero nos quedamos con lo aprendido durante el proceso. Conocimos otra forma de trabajar que veíamos como una utopía. El alumnado nos enseñó más que nosotros a ellos. Y sobre todo, nos hemos dado cuenta de que cuando el aprendizaje parte de sus intereses, siempre sale todo mejor.

Equipo Educativo
Escuelas “San José Jesuitas” de Valencia