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Una buena conversación

escuelainfantil.netDomingo, 8 de julio de 2018
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A base de hablar con ellos, contarles, preguntarles o explicarles, van a comenzar a desarrollar las aptitudes necesarias para comunicarse y participar en una conversación. Al hablar y al escuchar, los niños adquieren nuevo vocabulario, aprenden a construir frases, a argumentar y a expresar lo que piensan o les ocurre.

Dedicar tiempo a conversar con la familia es cada vez más difícil. Vamos corriendo de un lado a otro y no nos damos cuenta que, en el hogar, debe existir comunicación entre todos sus miembros para que las relaciones familiares sean buenas. Enseñar a nuestros hijos a expresarse adecuadamente es necesario para que puedan comunicarse con nosotros y con los demás, y constituye una de las primeras habilidades que debemos desarrollar y fomentar en ellos.

Por qué tener una conversación

Quizá alguna vez nos hemos hecho esta pregunta y hemos considerado que nuestros hijos son muy pequeños para conversar con ellos, y no van a entender lo que les decimos o no van a ser capaces de expresarse adecuadamente. Efectivamente, quizá no sepan utilizar las palabras apropiadas para manifestar lo que quieren, lo que piensan, lo que les ha pasado o les gustaría que les pasara. Pero estas cuestiones no tienen relevancia ya que, a base de hablar con ellos, contarles, preguntarles o explicarles, van a comenzar a desarrollar las aptitudes necesarias para comunicarse y participar en una conversación. Al hablar y al escuchar, los niños adquieren nuevo vocabulario, aprenden a construir frases, a argumentar y a expresar lo que piensan o les ocurre.

Las palabras y el tono que se utilicen en elPara desarrollar esta capacidad es necesario que sientan que les escuchamos y que perciban que sus padres tienen interés por lo que les pasa. Por eso, siempre hay que dedicar un tiempo para conversar con ellos porque, a través de la comunicación, podremos educarles y transmitirles ideas y valores adecuados.

Puesto que la familia constituye la primera sociedad del niño cuando nace, la manera que tenga de comunicarse con los miembros de su familia será definitiva a la hora de relacionarse con las personas ajenas a este grupo, ya sean sus profesores, sus compañeros o sus amigos. Así pues, incrementando su capacidad comunicativa contribuiremos a su desarrollo social y le dotaremos de habilidades y herramientas que le servirán en el futuro para hablar en público.

¿Cómo podemos fomentarla?

Para empezar, es fundamental que cuando hablemos con nuestros hijos no estemos haciendo otras cosas. Se trata de un momento de gran importancia y necesita toda nuestra paciencia y dedicación, un entorno adecuado para transmitirles confianza y una actitud receptiva en la escucha.

Para que el niño empiece a hablar debemos mirarle a los ojos para que sienta que tiene la atención y el interés de sus padres. De esta manera se sentirá cómodo y será más fácil que quiera hablar y expresar lo que desea. Unas veces será conveniente comenzar sacando algún tema para darle pie participar en la conversación, y otras veces el niño no necesitará ningún estímulo para expresar sus pensamientos. Pero no podemos olvidar que para que aprenda a expresar sus sentimientos y sus emociones debemos compartir con ellos lo que nosotros sentimos.

Las ocasiones en las que toda la familia se reúne durante la comida o la cena son las mejores oportunidades para mantener buenas conversaciones. Son momentos tranquilos en los que se puede hablar de muchos temas y donde nos podrán contar lo que les ha pasado o lo que les ha llamado la atención. Son instantes en los que aprovecharemos para contarles alguna curiosidad familiar o para organizar algún plan con ellos. En definitiva, momentos interesantes para enseñarles a participar en una conversación y para conocer cómo interactúan unos con otros, cuál de nuestros hijos es más hablador y cual más introvertido.

Las normas de educación durante la conversación estarán siempre presentes. Así pues, les enseñaremos a no interrumpir y a esperar su turno para hablar, a escuchar a los demás, a mostrar interés por lo que cuentan los otros o a participar en la conversación. Igualmente, realizaremos las correcciones pertinentes para que hagan un uso adecuado del lenguaje. En este contexto, tomaremos siempre en consideración la edad y el desarrollo intelectual del menor a la hora de dar las instrucciones pertinentes.

Asimismo, durante la conversación aprovecharemos para transmitir pautas adecuadas en la forma de transmitir sus sentimientos. Desde el principio deben aprender que no se puede insultar ni hablar mal de nadie, y que la manera de manifestar lo que les haya hecho daño no puede ser ofendiendo o insultando al otro. Además, el tono debe ser correcto, aprendiendo a ser capaces de expresarse sin gritar. En conclusión, les transmitiremos la importancia del diálogo y la comunicación a la hora de resolver los problemas.

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Condiciones:

  • Mirar a los ojos
  • Actitud receptiva
  • Formular preguntas
  • Respetar el turno
  • Tono y expresiones adecuadas
  • Mostrar interés

Capacidades a adquirir:

  • Confianza
  • Seguridad
  • Interés por los demás
  • Respeto

Destrezas a desarrollar:

  • Socialización
  • Argumentación
  • Ampliación de vocabulario
  • Hablar en público
  • Autonomía
  • Confianza

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Qué edad es la mejor para empezar

No importa la edad, los niños aprenden desde el principio y, dependiendo de su nivel madurativo, se expresarán de una manera u otra, aunque siempre tendrán algo que contar y siempre querrán hacerlo a sus padres. Por eso es conveniente reservar momentos para hablar a solas con los hijos y dedicar tiempo a tener conversaciones en familia.

Puesto que la conversación no se puede forzar, debemos crear el entorno más adecuado para que se produzca teniendo en cuenta que cada niño tiene un carácter y una determinada forma de ser, y que algunos son más callados que otros. Pero siempre les enseñaremos a hacernos partícipes de lo que les ocurra.

En las conversaciones más personales, en las que hablaremos a solas con el niño, aprovecharemos para que se convierta en el protagonista del diálogo y para que desarrolle la confianza necesaria para expresar sus preocupaciones, inquietudes o intereses. También respetaremos los momentos de silencio para dar tiempo al menor para que pueda contar lo que le cuesta.

En cualquier caso, en la familia encontrará siempre el espacio adecuado para solucionar sus problemas y el lugar donde más alegrías proporcionará por las cosas buenas que le sucedan.


Paloma Cavero Coll
maestra de Educación Infantil y Primaria

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