Francisco Javier Martín: “En el deporte, el ser humano da lo mejor de sí mismo”

El Grupo Anaya, bajo la dirección de Francisco Javier Martín del Burgo junto con innumerables colaboraciones, ha publicado Juega limpio, el valor educativo y social del deporte. Esta publicación realiza un pormenorizado estudio de los hitos que han conformado la historia del deporte español y, con ello, mostrar todos los aspectos positivos del deporte en diferentes contextos o situaciones y ensalzar las figuras deportivas como la de Fermín Cacho, Theresa Zabell o la España que endosó una goleada histórica a Malta, cuya base y lema, sin duda, fue y es el juego limpio.

¿Cuál es el principal objetivo de esta publicación y, sobre todo, cuál ha sido el detonante para que hayan decidido verter toda clase de esfuerzos en este proyecto?
—Razones hay muchas, como la de llenar un hueco en las herramientas educativas existentes y las metodologías educativas a través del deporte. En el día a día hay centenares de momentos en los que la persona y el deportista se muestran como tal, el ser humano da lo mejor de sí, muestra sus valores. Lo que se vivió, por ejemplo, hace unos días en el partido del Betis frente al Barcelona. Reconocer el valor del otro. Todo esto es lo que nos ha llevado a este proyecto.

Parece que es el deporte el único capaz de hacer algo así. Por ejemplo, cómo Iker Casillas y Xavi Hernández, Real Madrid y Barcelona respectivamente, dejaran de lado sus disputas y aunasen sus fuerzas para ganar el mundial…
—Sí, son dos equipos que son grandes adversarios, probablemente los equipos más colosales que hay en el mundo por resultados y por nivel de juego. Entonces lo que hemos pretendido es canalizar en positivo ese polo de atracción y de estímulo que genera el deporte de élite sobre la sociedad y en especial sobre la juventud, para hacer una catarsis de estos valores y que sea útil en su formación y sea útil para la sociedad.

Con lo positivo que es el deporte para el ser humano, ¿no cree usted, sin embargo, que la asignatura de Educación Física parece no tener la relevancia suficiente?
—Sí, ciertamente parece que continúa siendo una maría y no lo es. La legislación deportiva vigente dice que las instalaciones deportivas que hayan sido financiadas con fondos públicos tienen que ser dispuestas a disposición de la comunidad. Esto es, que estas instalaciones se pueden llenar de contenido. La parte curricular está muy apretada y es difícil buscar encaje, pero sí se puede hacer algo en la actividad complementaria.

La irrupción de nuevas tecnologías como los smartphones o videojuegos demasiado realistas, ¿no es cierto que realizan cierto daño al deporte, puesto que hay riesgo de que los jóvenes prefieran hacer uso de ellas en casa y no salir al parque como se ha hecho siempre?
—Tienes toda la razón. Tenemos una sociedad muy bien comunicada, pero muy aislada en lo personal. Piaget, en su obra, hablaba del juego de las canicas. A través de este juego había toda una institución, un momento procesal institucional para el niño, se sociabilizaba al jugar con otro. Había un acto de afecto, de amistad, concentración, entusiasmo. Al jugar al futbolín, por ejemplo, se genera un afecto, una simpatía, una empatía. Hay que forjarlo y potenciar esto.

Los valores que inocula el deporte: el afán de superación, el compañerismo, motivación… ¿Puede ser una herramienta útil a la hora de mermar los malos resultados en la escuela, e incluso paliar el abandono escolar?
—Sí, Estados Unidos es un ejemplo de ello. En la universidad el hecho de ser deportista está muy protegido, tienen becas y ayudas. Nosotros tenemos cosas por hacer y decidir, pero está demostrado que la Plástica, la Música y la Educación Física mejora la transmisión neuronal. Hay mejor percepción del entorno, más predisposición cognitiva al aprendizaje y a la sociabilización. Está demostrado científicamente.

En la sociedad actual en la que la igualdad de género parece estar más cerca que nunca, ¿cree que practicar deporte desde pequeños ayuda a eliminar esa brecha entre hombres y mujeres?
—Hemos avanzado, pero queda camino por recorrer. Yo soy un enamorado de la coeducación, pero independientemente de esto hay actividades lúdicas, incluso deportes de equipo que podrían ser mixtos, chicos y chicas. Por supuesto.

¿Haría alguna propuesta o tomaría alguna medida para destacar el juego el limpio en el deporte?
—En caso de empate en una competición escolar, de barrio, cuando empatan dos equipos, no tiene por qué buscarse el golaveraje para decidir al ganador. Lo ideal, menos tarjetas. Quien tenga menos tarjetas rojas, gana. Para que sepas controlar las emociones y se premie el mejor comportamiento. Habría que hacerlo, sin duda.

¿El deporte puede ser un chaleco salvavidas en el cruel océano del acoso e, incluso, una herramienta efectiva para abordar enfermedades complicadas como la parálisis cerebral?
—El esfuerzo personal te da un estado de euforia y ánimo que canaliza tus tensiones. Te cambia la conducta y cambia el concepto que tienes en ese momento de lo que te preocupa. Mejoras tu capacidad pulmonar, la circulación de retorno es mejor… Te ofrece una situación de euforia. Por tanto, cualquier escenario de posible violencia, de conato o enfrentamiento, con una actividad física deportiva ordenada estaríamos haciendo una rehabilitación positiva de esos comportamientos.

Hay, cada vez, más conciencia en cuanto a las dietas sanas, pero es innegable la existencia de horarios complejos o comida basura. ¿Cree que el deporte sirve de balanza para contrarrestar estos malos efectos?
—Sí. Si tú vas y realizas una carrera de resistencia necesitas un tipo de alimentación. Si trabajas la potencia necesitarás otro tipo de alimentación. Una dieta sana y equilibrada es lo que te da un estado de ánimo positivo. Mi idea sería la de ofrecer cuadernillos orientativos para una alimentación sana en los comedores escolares.