Joaquín Aldás: "El "yo no he podido, quiero que tú puedas" es un factor de prevención importante del abandono universitario"

Joaquín Aldás, investigador del Ivie, es uno de los autores del U-Ranking 2019 del Ivie y la Fundación BBVA, que analiza el fenómeno del abandono universitario. En él se concluye que «España tiene elevados porcentajes de entrada en los estudios universitarios de los jóvenes menores de 25 años, pues alcanzan el 45,4% y son solo ligeramente inferiores a la media de la OCDE (47,7%). En cambio, las tasas de graduación son del 32,9%, bastante más alejadas de la media de la OCDE (38,5%) y claramente inferiores a las tasas de entrada”.

¿Qué porcentajes tiene España de abandono universitario? 
–La cifra general es que abandonan el grado el 33%, uno de cada tres, con grandes diferencias porque por ejemplo en la universidad a distancia, en la UNED, las cifras son mucho más altas. De los que abandonan en presenciales el 11,9% lo hace para cambiar el grado, uno de cada tres, y el 21,4% , uno de cada cinco, abandona el sistema. Yo creo que en ese abandono definitivo, sobre todo en carreras técnicas, hay una parte importante que se cambia a Formación Profesional de Grado Superior.

En no presenciales hay un 62% de trasvase y un 51% de abandono definitivo. En la Educación a distancia, si dejas el grado, dejas los estudios. Yo creo que es inevitable que sea más alto, pues te falta el contacto directo con otros estudiantes, con el profesorado, la experiencia universitaria… a lo que además se suma que la edad media de la gente que cursa estudios universitarios a distancia es mucho más alta. Hace más tiempo que salieron del Bachillerato, tienen más cargas familiares y laborales… Son muchos los factores.

¿Podemos si el abandono se da más en los chicos o en las chicas?
–En principio no. En la información que ofrece el Ministerio no hay separación por género. Mi intuición me dice que dado que los desempeños y la tasa de rendimiento de las mujeres son más altas el porcentaje de abandono será menor.

¿Es el abandono uno de los grandes problemas del sistema universitario?
–Sí, para nosotros es un problema realmente grave. Abandono siempre tiene que haber, porque no todo el mundo acierta cuando toma su primera decisión. Es bueno que pueda reconducir su carrera hacia otra opción que encaje más. Esto es positivo, pero las cifras son altísimas. Y esto provoca no solo un coste económico para la Administración, que está subvencionando una plaza pública a un estudiante que no llega a término, sino la frustración persona del estudiante que no puede acabar. Yo creo que si queremos evolucionar hacia una economía del conocimiento, si creemos que nuestro sistema productivo se debe modificar para poder dar un salto de calidad… no es compatible con estas tasas de abandono. Por ramas, es en ingeniería, arquitectura y ciencias donde este es más alto, ramas donde cada vez hay menos matrícula a su vez, cuando ese es el capital humano que nos hace falta para dar el salto en ciencia y tecnología.

Analizan a los estudiantes que empezaron en el curso 2012/2013, en plena crisis, ¿existe la posibilidad de que una de las causas para no acabar los estudios fueran los motivos económicos?
–En época de crisis es verdad que el abandono por razones económicas crece, pero al tiempo los estudios se convierten en un refugio. Si el mercado de trabajo está tan mal que me cuesta encontrar un empleo me refugio para tener más empleabilidad. Es evidente que no todas las familias tienen la misma capacidad de absorción del abandono. Aquí hay un efecto renta, y en familias con una renta muy ajustada no implica lo mismo que un hijo o una hija tengan retrasos y tener que hacer frente a segundas y terceras matrículas que si la familia tiene cierta holgura.

De los factores que mencionan como causantes del abandono, ¿cuál pesa más?
–La orientación es fundamental. No digo que si hubiera una información detallada no habría abandono. Creo que el instituto o el colegio han tenido muchos años para saber cómo es ese estudiante, su perfil, sus notas, y que podría ofrecerle una orientación personalizada, adaptada a sus capacidades, mostrarle las alternativas más ajustadas a sus características. Con toda seguridad de esta forma el abandono sería menor.

Y luego está la parte de la Universidad. Como profesor reconozco que solemos ver un problema siempre en cómo nos llega la gente, y quizá deberíamos pensar más en términos de renovación de métodos pedagógicos, de adaptación de programas, de innovación educativa en los procesos docentes, de mayor personalización… Eso también ayudaría.

Luego las casuísticas son muy variadas. En un hogar en que los padres, sobre todo la madre, que es la variable que influye más, tiene estudios universitarios, se trasladará al alumno la importancia de resistir en momentos de debilidad, de desasosiego, cuando hay malos resultados… Claro, a mayor nivel educativo suele haber también mayor nivel de renta, que también ejerce como respaldo, como soporte. Pero el apoyo o refuerzo o la traslación de la importancia de seguir estudiando se observa también en los hogares donde los padres no tienen estos estudios: «Yo no he podido, quiero que tú puedas». Puede que no haya acompañamiento económico, pero este respaldo es también una variable determinante.

¿Cuesta más tiempo terminar una carrera en las ramas de ciencias o ingeniería y arquitectura?
–Sí. Se denomina tasa de idoneidad al porcentaje de estudiantes que acaba en el tiempo en que está prevista la duración de los estudios. En las presenciales son estos datos:

• Ciencias sociales y jurídicas: 39,6%
• Ingeniería y Arquitectura: 14,8%
• Artes y Humanidades: 32,2%
• Ciencias de la Salud: 59%
• Ciencias: 28,8%

¿Cuál es el coste del abandono universitario?
–El coste del abandono en las universidades públicas es de 850 millones de euros. De ellos, las familias asumen 170 millones de euros y las administraciones públicas, 680. El coste del abandono en las universidades privadas es de 124 millones de euros, que son asumidos en su totalidad por las familias.