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Gregorio Luri: "Confundir innovación con mejora es una rendición del criterio"

Gregorio Luri critica en su último libro a la Institución Libre de Enseñanza por elitista y la 'novolatría' que nos hace preferir lo nuevo a lo bueno. También en Educación.
Saray MarquésMartes, 7 de mayo de 2019
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Gregorio Luri, durante una reciente visita a la capital. JORGE ZORRILLA

Afincado en Barcelona, Gregorio Luri llega apurado por un retraso en su avión. En un rato sale en tren a Sevilla. Hace unos días estaba en México y pronto volverá a Madrid para hablar de cómo evaluar la eficacia educativa. Está de promoción de su último libro, La imaginación conservadora (Ariel, 2019), pero ya está pensando en el siguiente, sobre Michael Young, el discípulo de Bordieu que evolucionó de la crítica al «conocimiento de los poderosos» a la defensa de «el conocimiento poderoso» en Bringing Knowledge Back (2008). En la conversación se cuelan la Educación, la Filosofía, la Historia… «Yo nunca parcelo», asevera.

Visita a menudo centros educativos, ¿de qué habla?
–De cuestiones como el tratamiento del error, de cómo este no ha de verse como lo que aparece en la calificación final sino como oportunidad de aprendizaje. Así como el médico ha de tener un olfato fino para el diagnóstico, el error del alumno es información clínica que hemos de convertir en diagnóstico. Lo que me interesa en la escuela no es el «¿Qué hacemos para transformarla de arriba a abajo?» sino intervenciones aparentemente pequeñas que pueden ser asumidas por todos con un gran poder transformador.

¿Qué le aportan sus visitas?
–Conocimiento. La única música pedagógica que escucho es la de los centros educativos. Cuando las escuelas se definen formulan valores muy altos. La diferencia entre el idealismo de los propósitos y la praxis de lo permitido marca un margen muy interesante para evaluar a las escuelas. Para saber el respeto que le merecen los alumnos me fío más del estado de un cuarto de baño que de su ideario.

¿Ha renegado de la Pedagogía?
–Creo que si suprimiesen las facultades de Pedagogía nadie lo lamentaría. Ninguno de los grandes innovadores pedagógicos europeos ha sido pedagogo. No tiene sentido ser solo pedagogo, porque desconoces la experiencia de los requerimientos epistemológicos propios de cada ciencia. Yo creo que hay que ser pedagogo y algo más: historiador, médico, ingeniero, gimnasta, mecánico… Toda mi vida he intentado no ser solo pedagogo.

¿Qué lleva peor del gremio?
–Al pedagogo que se cree maestro de la sociedad, que reparte culpas con facilidad, que habla de Educación sin tener ni idea de qué significa estar todo el día, cinco días a la semana, con un grupo de 30 niños. Creo que la Pedagogía obedece más a su lógica interna que a la realidad. ¿Cuántos estudios conocemos sobre el funcionamiento de los Claustros o cómo llevar a cabo de manera efectiva prácticas reflexivas? Los pedagogos son unos señores que se dedican a decir que en Educación no hay recetas porque ellos no las tienen. Pero las hay: No es lo mismo comenzar la clase de una manera que de otra, o acabarla, saber hacer preguntas o no… Y estoy cada vez más convencido de que la clave del éxito pedagógico reside en el aprovechamiento del tiempo escolar, el gran capital didáctico de un centro.

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Los pedagogos son unos señores que se dedican a decir que en Educación no hay recetas porque ellos no las tienen. Pero las hay

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En su libro critica a la Institución Libre de Enseñanza.
–Sí, la ILE es muy compleja, desde su origen. Krause es una anécdota a pie de página de la filosofía europea y aquí lo hemos venerado como el nuevo mesías. Ojalá Giner de los Ríos hubiese venido con el idealismo alemán. Una de las diferencias entre la escuela republicana francesa y la española es que los que se fueron de Francia a estudiar a Alemania volvieron con Hegel. Solemos simplificar muchísimo y olvidar que algunos ven de manera extraordinariamente dolorosa la práctica de la escuela de la II República. La ILE era una buena institución y fue necesaria, pero era elitista, muy elitista.

¿Cuál es el principal problema del sistema educativo español?
–Que no tenemos un sistema sino dos: el de Castilla y León, Navarra, el norte… y el resto. Si analizas los resultados de Castilla y León puedes decir: “Hemos tenido las mejores leyes de Europa”. Si analizas los de Extremadura, las peores. ¿Por qué en vez de centrar nuestra preocupación en las leyes no nos centramos en hacer un libro blanco del maestro con sus problemas, preocupaciones, necesidades? ¿Por qué las escuelas no transfieren su conocimiento? ¿Por qué se enclaustra el saber del buen maestro?

¿Confundimos innovación en el aula con mejora?
–Hemos hecho de ellas sinónimos. Me parece una rendición del criterio. La escuela está corriendo sin aliento tras el viento de la innovación. Es una carrera absurda, pero ha tenido una reacción comercial inmediata. Las tecnológicas siempre están poniéndote una zanahoria nueva que estimule tu apetito. Yo creo que ha de preocuparnos lo bueno. Si el diálogo socrático tiene 2.500 años pero es bueno, da igual que no sea innovador.

Pero la tecnología cambia todo.
–Se ha transmitido la idea a mi juicio bastante trivial de que las nuevas tecnologías modifican nuestro cerebro… ¡Todo lo que hacemos lo modifica! Lo importante no es lo que lo modifica sino sus estructuras fijas. Si las tecnologías amplifican lo que somos, eduquemos lo que somos. Se ve con la atención: El niño con una capacidad atencional firme encuentra en las nuevas tecnologías instrumentos valiosos. Ahora, el niño con una capacidad atencional débil, la poca que tiene, internet se la come. Algunos gurús de las nuevas tecnologías esto lo tienen claro hace tiempo. Uno de los dramas de nuestra Pedagogía es cómo nos enganchamos de manera acrítica al último eslogan que nos parece bonito, al mismo tiempo que decimos ¡Viva el pensamiento crítico!

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Nos enganchamos de manera acrítica al último eslogan que nos parece bonito al mismo tiempo que decimos ¡Viva el pensamiento crítico!

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En su caso funcionó la escuela como ascensor social, ¿Cuándo se ha estropeado?
–En el momento en que el pobre empieza a dar pena. Entonces en vez de pedirle un nivel de exigencia le das dos palmadas en la espalda. Eso es la demagogia más grande, la mayor traición que se puede tener hacia él.

¿De ahí que el 55% de hijos de padres sin estudios no los tenga?
–De ahí a «el pobre en la escuela que no fracase», pero después lo dejas abandonado en la puerta de la escuela. Es de un cinismo terrible.

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"El pobre en la escuela que no fracase", pero después lo dejas abandonado en la puerta de la escuela. Es de un cinismo terrible

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¿La meritocracia siempre ha sido palabra tabú en la izquierda?
–Siempre, excepto cuando en España se hablaba de «aristarquia», una idea que sale de la izquierda, de Gabriel Alomar. Sucede que no hay causa política perfecta. Hay que quedarse con las menos imperfectas, como la democracia.

Curriculum vitae

  • 1955: Azagra (Navarra). Nace en un pueblo agrícola, de una familia humilde. Con un único libro en casa, le transmite la importancia de la Educación.
  • 2008: La escuela contra el mundo. Se licencia en Pedagogía, se doctora en Filosofía en la UB y ejerce como maestro. También escribe. En su primer libro denuncia cómo las ocurrencias despistan a la escuela de la comprensión verdadera del presente.
  • 2019: ¿Conservador yo? Se declara conservador. «No siempre lo fui. O mejor: no siempre creí serlo. No creo que el conservadurismo sea un signo de maduración, sino de lógica y de libertad de pensamiento».
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