El cine puede introducirse a través de currículos más abiertos

La mesa redonda Cine y Educación, ¿una cuestión de Estado?, celebrada el pasado 5 de junio, estuvo moderada por Fernando Lara, crítico de cine y uno de los tres coordinadores del libro impulsado por la Academia, titulado Cine y Educación. Todos los ponentes valoraron muy positivamente este volumen como germen de un futuro “libro blanco” que permita avanzar en la introducción del cine y la alfabetización audiovisual en las aulas, una materia que creen imprescindible para comprender el mundo en el que vivimos y valorar el séptimo arte como patrimonio cultural indiscutible. Pero ¿cómo desarrollar el plan propuesto por el libro?

Según Sandra Moneo, portavoz de la Comisión de Educación y FP del PP, “habría que establecer una normativa básica más rigurosa, respetando el ámbito competencial en todo el territorio”. Sobre la disyuntiva entre crear una asignatura específica o situarla en un ámbito de transversalidad,

Moneo aseguró que no son incompatibles: “A edades tempranas sí que hay que aportar esos conocimientos audiovisuales a través de otras materias, pero después hay que dar un paso a la especialización hacia un currículum que permita esa diversificación dentro de las competencias autonómicas y la autonomía de los centros”.

De esa forma, dentro de esa autonomía, cada centro puede buscar la vía de especialización. Por tanto, para Moneo no existe choque competencial, porque “el Estado fija esa normativa, las comunidades la desarrollan y los centros se especializan”.

Mayte de la Iglesia, portavoz de Educación de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, también se expresó en las mismas condiciones: “Hay que establecer una norma básica para que cada comunidad desarrolle unos decretos y unas órdenes, no tiene por qué haber un conflicto, y tenemos que ser respetuosos con la autonomía organizativa de los centros, hay que dejarles innovar”.

Desde Unidas Podemos, Javier Sánchez Serna apostó por “un debate más abierto, en el que se piense en las asignaturas no como compartimentos estancos”. Desde su punto de vista, “son los currículos los que tienen que cambiarse, ya que son de los años 90” y recordó que la Lomce “no tocó los currículos”.

Para Carmen Ferrero, del PSOE, “no se puede reformar un currículum que no esté de acuerdo con una ley que es el marco que lo sostiene”. Ella también abogó por “construir unos currículos que sirvan para el siglo XXI, ya que los actuales son demasiado academicistas llenos de asignaturas estancas”.

Aquí interviene también la formación del profesorado: “No basta con que a un profesor se le dé un curso con algunas pinceladas sobre contenidos audiovisuales durante su formación permanente, sino que también debe plantearse en la formación inicial si realmente queremos profesores del siglo XXI”, manifestó la portavoz del PP, Sandra Moneo.

Sobre este asunto, Javier Sánchez Serna denunció que “en los últimos 10 años se ha reducido un 90% la partida presupuestaria en formación permanente, por lo que la precariedad de los docentes en estos años les impide pensar en metodologías novedosas”. Él propone “ir en dos direcciones: tocar los currículos para introducir el cine y dotar de recursos para que nuestros docentes puedan utilizarlos”.

Respecto a la posibilidad de un pacto de Estado por la Educación que incluya esta formación en cine, Marta Rivera, de Ciudadanos, mostró su preocupación por que “de tanto usar la palabra pacto, acabemos vaciándola de contenido”.

Ella comentó su experiencia en la Comisión de Cultura: “Siete grupos parlamentarios nos hemos puesto de acuerdo para el Estatuto del Artista y la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual. Si llega a estar la palabra ‘pacto’, seguramente no hubiera salido ese acuerdo”.

Para Mayte de la Iglesia, “si conseguimos una serie de acuerdos parciales para potenciar la comunicación audiovisual y el cine, también construiremos ese pacto de Estado, porque empezaremos a recorrer camino”.

Mª José García Pelayo, del PP, advirtió de que “además del acuerdo institucional, tampoco hay que desaprovechar los programas educativos que ya funcionan en algunas comunidades autónomas”.

La Academia de Cine ha presentado el libro Cine y Educación, un documento marco que ofrece las vías posibles para la implantación de planes de alfabetización audiovisual en los niveles educativos previos a la universidad. Las propuestas que se plantean son las siguientes:

1. Líneas maestras. Determinar unas “líneas maestras” de actuación, un “marco general” a partir del cual cada comunidad autónomas y cada centro educativo puedan establecer su propia dinámica.
2. Libro blanco. La elaboración de un “Libro Blanco sobre la Educación Audiovisual en España” (del que este documento marco puede ser su embrión), que recoja las iniciativas existentes y establezca, en lo posible, criterios comunes.
3. Pacto de Estado.  Poner en marcha las acciones necesarias con el fin de llegar a un “Pacto de Estado” con los diversos grupos políticos para la definitiva introducción de la enseñanza audiovisual en la regulación educativa.

El libro indica que no existe un único camino para alcanzar el fin pretendido, aunque podrían ser dos fases de un mismo programa. Por una parte, organizar la enseñanza audiovisual como actividad insertada en algunas de las materias ya existentes; y por otra, convertir la enseñanza del cine en una asignatura con todas sus características.