La innovación digital, la asignatura pendiente
La alfabetización digital es la capacidad de buscar, gestionar y analizar información utilizando la tecnología. En plena era de la innovación y con 2020 a la vuelta de la esquina, cabe reflexionar sobre la aplicación real que de las nuevas herramientas se está dando en la escuela, así como la formación de los profesores en este ámbito.
Según el informe «Las TIC y su influencia en la socialización de la adolescencia», desarrollado por Fundación Ayuda contra la Drogadicción (FAD), BBVA y Google y publicado en 2018, «existe una valoración negativa [de los alumnos] hacia la preparación de sus docentes y apuntan al desequilibrio del conocimiento de los profesores y el que, de forma autónoma –mediante el uso de dispositivos- han adquirido los propios adolescentes».
De los 1.624 alumnos de entre 14 y 16 años encuestados, el 38% considera que sus habilidades tecnológicas son superiores a las de sus profesores. En cuanto al uso de internet y dispositivos móviles en el aula, éstos son utilizados, principalmente, para la creación de presentaciones (en un 76,6% de los casos) y para la búsqueda de información (en el 63,3%). El 30,5% ha sido informado sobre mecanismos de autoprotección en la red y solo el 23% cuenta con conocimientos sobre el «desarrollo de pensamiento crítico sobre la información que se encuentra en internet».
La principal fuente de conocimiento digital lo aportan Google y los tutoriales online
Entre las principales fuentes de conocimiento digital de los adolescentes, un 75,2% afirma que lo adquiere a través de Google; el 55,6% mediante tutoriales o webs especializadas y sólo el 18,2% (el sexto puesto, por detrás de Wikipedia, amigos y familiares) recibe el aprendizaje TIC por parte del centro o del profesor.
En cuanto al uso de las nuevas tecnologías en clase, la percepción de los alumnos es el uso pasivo de las mismas. Dadas las restricciones de acceso a dispositivos móviles y wifi (solo un 6,3% tiene acceso sin restricciones), los adolescentes observan cómo el profesor las utiliza para reforzar conocimientos en el aula.
Esta situación, junto al autoaprendizaje de los jóvenes, pone en riesgo la ya mencionada alfabetización digital, que requiere una formación basada en la reflexión.
«Hoy en día, los docentes en ejercicio necesitan estar preparados para ofrecer a sus estudiantes oportunidades de aprendizaje apoyadas en las TIC; para utilizarlas y para saber cómo éstas pueden contribuir al aprendizaje de los estudiantes, capacidades que actualmente forman parte integral del catálogo de competencias profesionales básicas de un docente». Esta conclusión se extrae del informe «Estándares de Competencia en TIC para docentes». Presentado por la UNESCO hace una década, éste ya establecía las guías para la digitalización de la escuela y abogaba por la correlación entre el potencial de desarrollo de los países y la formación tecnológica de sus docentes.
Dentro del marco institucional y siguiendo la estrategia marcada por la UNESCO, el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación al Profesorado (INTEF) trata de medir las habilidades digitales del profesorado a través del Portfolio de la Competencia Digital Docente.
Solo un 6,3% de los estudiantes tiene acceso a wifi en el centro
Éste permite al profesorado obtener credenciales on line en áreas como ciudadanía, lenguas y sentido de la iniciativa y del emprendimiento en el aula. Dentro del mismo proyecto, el Pasaporte de la Competencia Digital certifica el nivel global de habilidades tecnológicas del docente, otorgando un documento susceptible de incluir en su currículum.
Hasta ahora un proceso voluntario, la certificación de competencias digitales supone la diferenciación de los docentes en el mercado laboral. La formación en este campo llega a través de plataformas como Aula Siena, que forma al profesorado en la implantación de nuevos modelos de aprendizaje mediante el uso de dispositivos móviles.