Transformando escuelas en paisajes de aprendizaje
Un paisaje de aprendizaje diferenciado en la Escuela "Buddinge", en Dinamarca (2019), diseñado por Rosan Bosch.
En el artículo previo de esta serie, quise hacer hincapié en la importancia de diseñar escuelas desde adentro, teniendo en cuenta de qué manera aprendemos mejor y cuáles son nuestras necesidades de aprendizaje, en lugar de basar el diseño de escuelas en categorías obsoletas que promueven un aprendizaje pasivo y homogéneo.
Entonces introduje el concepto de «paisaje de aprendizaje», que utilizamos muy a menudo en nuestro trabajo como diseñadores de entornos de aprendizaje. Un paisaje está también organizado en categorías de espacios que, en combinación, permiten a los estudiantes acceder a varias situaciones de aprendizaje, invitándoles a explorar cómo aprenden mejor y a aprender haciéndolo.
De este modo, en un paisaje, todos los espacios de la escuela se activan como entornos en los que el aprendizaje puede tener lugar. La categorización de los espacios dependerá de cada escuela, pues varía según sus metodologías pedagógicas y maneras de organizarse.
A modo de ejemplo, en nuestro trabajo con el Ministerio de Educación de Argentina, a quien asesoramos en el desarrollo de unos criterios para reorganizar el espacio en las escuelas de Secundaria del país, el paisaje se organizó en base a categorías como «barrios», que son lugares en los que acudir a presentaciones y hacer trabajos en grupo o de manera individual, y equivaldría a un conjunto de tres aulas tradicionales. También estaba la «plaza», que es un espacio común, al que los estudiantes pueden acceder para trabajar por su cuenta o intercambiar opiniones con otros, o el «exterior», que se activa también como un entorno de aprendizaje.
La escuela se organiza entonces en base a categorías que ofrecen también un sentido de pertenencia, sin caer en la rigidez de la división en aulas y pasillos. Por ejemplo, un grupo formará parte de un barrio junto con otros dos grupos, pero eso no le impide poder tener acceso a espacios comunes, laboratorios o huertas.
La clave es dar autonomía a los alumnos y responsabilidad sobre su proceso de aprendizaje. Por supuesto, los más pequeños tendrán una zona de pertenencia más definida y, a medida que vayan creciendo, la autonomía será mayor, y también las zonas que pueden explorar y en las que pueden aprender en su día a día. Para que el diseño pueda atender a las necesidades individuales de cada alumno, debe ofrecer flexibilidad y una evolución progresiva.
Los 'principios de aprendizaje' conectan un entorno físico con una situación de aprendizaje, es decir, con una manera de aprender y relacionarnos con los demás
"Ahora bien, debemos preguntarnos cómo sucede el aprendizaje dentro de cada categoría. ¿Qué pasa en los barrios? ¿Qué situaciones de aprendizaje tienen lugar en las plazas? Aquí es donde entran los «principios de aprendizaje», que son principios que conectan un entorno físico con una situación de aprendizaje, es decir, con una manera de aprender y relacionarnos con los demás.
En mi práctica, he sistematizado estos principios en seis, porque responden a las maneras básicas en las que aprendemos y nos comunicamos:
- En primer lugar, podemos encontrar una situación de cima de la montaña, en la que un estudiante dará una presentación o representará una obra de teatro, o un profesor dará instrucciones sobre un proyecto al resto del grupo.
- En una cueva, los estudiantes pueden concentrarse y trabajar por su cuenta. Las cuevas pueden estar más o menos abiertas a sus alrededores, siempre que le permitan al alumno estar solo con sus pensamientos, sin interrupciones.
- En una situación de corro, un grupo está inmerso en su trabajo en equipo, y el entorno le permite centrar toda su atención en el diálogo interno, olvidando su alrededor.
- En un manantial, los estudiantes pueden encontrarse con otros, intercambiar ideas e inspirarse con el trabajo de los demás, de manera informal y en un espacio abierto, por ejemplo de circulación.
- En una situación de manos a la obra, el entorno fomenta y da prioridad al aprendizaje sensorial, ya sea en proyectos de robótica, huertas o construyendo prototipos.
- Finalmente, el entorno debe permitir el movimiento, incorporándolo como parte del proceso de aprendizaje, mejorando la concentración de los alumnos e invitándoles a aprender sobre las posibilidades del cuerpo.
Los principios no describen tipologías de diseño fijas, sino que sirven como conceptos visuales accesibles que conectan maneras de aprender con entornos físicos y permiten formar un paisaje de aprendizaje diferenciado que se extiende por barrios, plazas y entornos exteriores.
La diferenciación es clave para crear entornos que reconocen al alumno como individuo y activan su curiosidad y motivación intrínsecas. Al fin y al cabo, se trata de utilizar el diseño para aprender cómo aprendemos mejor y para disfrutar aprendiendo.
Rosan Bosch. Fundadora y directora creativa de Rosan Bosch Studio.
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