Asistir a clase, clave
Cada curso llega un momento en que uno tiene que comenzar la clase recordándole al grupo de estudiantes que la asistencia es una responsabilidad que tienen, al igual que la tenemos los docentes. En la última sesión de la semana pasada, dediqué los primeros diez minutos a comentarles a los presentes, a quienes agradecí su asistencia, que es el trabajo que hacen a día de hoy: formarse para su presente y su futuro. Que se les paga por ello a través de varias vías: las matrículas que sus familias pagan a las universidades. Mediante becas aquellos que las reciben. Por la parte alícuota de impuestos y cotizaciones tanto de las generaciones que hoy son jubilados como de las dos generaciones previas a la suya que pagamos con nuestras cuotas a la Seguridad Social y a Hacienda, y que se destinan al área de Educación universitaria. También reciben el apoyo de entidades privadas que vía convenios realizan labor de patrocinio con las universidades y aportan sus fondos.
A continuación les remarco que millones de hombres y mujeres que nos precedieron, quisieron ir a las aulas universitarias a cursar una carrera, y que sobre todo por las circunstancias socioeconómicas de sus familias no pudieron ver cumplida esa razón de vida e histórica en su juventud. Lo que en nuestro tiempo es algo habitual, a lo largo de la Historia fue algo inusual. Esa reflexión va dirigida a todo el alumnado, pero sobre todo a los ausentes habituales o reiterativos que han olvidado de forma irresponsable el compromiso de cumplir esa tarea cotidiana que asumieron con libertad. Nadie les ha obligado a estar en la universidad y cursar un Grado, es una libre elección que tomaron hace unos años. Y si alguien piensa o siente que tomó un camino que no es el suyo, tiene todo el derecho a abandonarlo y emprender otra trayectoria que dote de sentido a su vida.
Nadie les ha obligado a estar en la universidad y cursar un Grado, es una libre elección que tomaron hace unos años
La asistencia a clase es una obligación por otras dos circunstancias históricas: Una, porque existe un derecho consuetudinario creado a partir de la costumbre que así lo recoge. Dos, porque desde los años 90 del siglo pasado ante las ausencias significativas de discentes en las aulas, se estableció por la vía administrativa y legal la obligación de asistir a las mismas en el 85% de cada materia. Y esta medida es de obligado cumplimiento tanto en los centros públicos como privados. Quien no la cumple, pierde el derecho a ser evaluado. Y ello además de las consecuencias descritas hasta aquí, provoca que se tenga que volver a matricular el siguiente curso de la asignatura porque es suspendido.
Aquellas personas que de forma cotidiana no asisten a clase están incumpliendo con sus responsabilidades y, por tanto, se están haciendo un flaco favor para su presente y su futuro. Su formación es más incompleta, su capacidad de desarrollar su pensamiento crítico se ve afectada. Su destreza, inteligencia y sensibilidad para tomar decisiones acertadas se ven mermadas. Está dando la espalda al aprendizaje de conocimientos, métodos y recursos que le van a servir para el resto de su vida, y que en alguna etapa más adelante o bien aprenden, o bien verán gravemente afectado su desarrollo profesional y humano.
Aquellas personas que de forma cotidiana no asisten a clase están incumpliendo con sus responsabilidades y, por tanto, se están haciendo un flaco favor para su presente y su futuro
Quienes hoy no están asumiendo el libre compromiso que adquirieron cuando decidieron vivir la vida como universitarios, están lanzado un mensaje claro al cuerpo de profesores, a sus compañeros y compañeras, a las demás generaciones y a la sociedad: habrá que poner en solfa la capacidad que tienen para cumplir con las responsabilidades y tareas que la vida les exige como a cualquier otra persona. Y para terminar mi reflexión les suelo dejar estas preguntas a modo de meditación: ¿Qué ocurre si un autónomo de forma sistemática no va cada mañana a su negocio? ¿Qué sucede si una empleada no va a la empresa para la que trabaja muchos días o la mayoría de jornadas? ¿Qué acaece si un funcionario incumple con su compromiso de asistir a su puesto de manera reiterada?
Hace casi un siglo primero el maestro Ortega y luego Julián Marías apuntaron que la persona se define en los pequeños detalles cotidianos. En definitiva, cada ser humano se va autorretratando con lo que hace o deja de hacer y su estilo. Como dijo alguien hace siglos, rectificar es de sabios. Ahora depende de ti.