Jornada escolar, ¿continua o partida?
“La jornada escolar partida mejora el rendimiento de los niños y adolescentes”. Es la principal conclusión de la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) en un informe que aconseja incluso que se retrase la hora de inicio de las clases y que el comedor escolar sea considerado “un elemento educativo trascendental”. Sin embargo, en España casi ocho de cada diez colegios públicos de Infantil y Primaria tienen jornada intensiva, y casi todos los institutos también.
Desde la Asociación Española de Pediatría, el coordinador del Comité de Promoción de la Salud, Gerardo Rodríguez, califica el informe de sus colegas valencianos de “muy sensato desde el punto de vista científico y de promoción de la salud” y aboga por alcanzar una solución consensuada entre todos los agentes implicados en la Educación, primando el beneficio del alumno.
Adecuación al ritmo biológico
Los pediatras argumentan que la jornada partida se adecua mejor a los ritmos biológicos de los alumnos, ya que favorece el sueño y su rendimiento académico, especialmente en el caso de los adolescentes.
Una tesis que también suscriben la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa), la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica y la Fundación Jaume Bofill, que cuenta con varias investigaciones en las que expertos y pedagogos evidencian que la jornada intensiva es un modelo en retroceso en países más avanzados y que agrava las desigualdades y la segregación social.
Los pediatras argumentan que la jornada partida se adecua mejor a los ritmos biológicos de los alumnos, ya que favorece el sueño y su rendimiento académico
El presidente de la Fundación Jaume Bofill, Ismael Palacín, va más allá y dice que, tras años de estudios y análisis, defienden no solo la jornada partida sino un cambio integral del sistema educativo que tenga en cuenta la experiencia de los países más avanzados en Educación y cuente con la participación de todos los expertos: inspectores, pedagogos, pediatras, sindicatos… “Lo primero es el bienestar de los alumnos y para posibilitarlo –considera– tenemos que generar el bienestar de los docentes y las familias, pero no anteponerlo al del estudiante, que es sagrado”.
En España tradicionalmente había jornada partida pero, desde hace años, cada vez son más los centros que apuestan por la continua, en la mayoría de los casos promovida por el profesorado que alega, además de su derecho a conciliar, que el rendimiento de los niños es menor por las tardes. Una teoría que desmontan pediatras y pedagogos.
Comedor contra la obesidad
En el informe también hacen referencia al comedor escolar, un servicio que ya se ha eliminado de muchos de los colegios con jornada continua, y creen los pediatras que se debe favorecer que los más pequeños coman entre las 13:00 y las 14:00 horas y siempre con una dieta sana y equilibrada, algo que con la jornada intensiva no es posible. En este contexto recuerdan que la obesidad ya está considerada una epidemia en España, donde tres de cada diez niños tienen sobrepeso.
En España tradicionalmente había jornada partida pero, desde hace años, cada vez son más los centros que apuestan por la continua, en la mayoría de los casos promovida por el profesorado
“Por ello, el comedor escolar, con la implicación de toda la comunidad escolar, debe considerarse un elemento educativo esencial, y una actividad formativa y de aprendizaje más”, recalca Luis Carlos Blesa, presidente de los pediatras valencianos.
Sueño y atención
Los autores del estudio abogan además porque las clases empiecen entre las 8:30 y las 9:00 horas, más aún en el caso de los adolescentes, y que la distribución del horario lectivo, con respecto a las materias cursadas, se organice según los momentos de mayor atención del alumnado.
“Es conveniente que se retrase la hora de inicio del horario escolar para favorecer el sueño y el rendimiento, sobre todo en el adolescente, ya que los biorritmos en esta etapa de la vida retrasan los picos de atención”, explica Pin.
En manos de las comunidades
En España son las comunidades autónomas las que legislan sobre la jornada y cada centro decide. Desde hace años son mayoría los centros que han apostado por la jornada continuada. La primera objeción que plantean aquí los pediatras es si una cuestión “tan relevante” debe dejarse en manos del centro o debe ser una instancia superior la que decida, al igual que ocurre con el calendario escolar o con las asignaturas que componen el currículum.
La falta de datos y estudios rigurosos que hasta ahora había sobre los perjuicios o beneficios que la jornada tiene sobre los escolares ha hecho que no haya un criterio sólido y unánime sobre la misma y que esta se haya fijado más en función de la necesidad de conciliar de los padres y profesores que anteponiendo los beneficios para el menor. Por ello, y dada la relevancia del asunto, los pediatras instan a las administraciones a liderar un grupo de trabajo para alcanzar una fórmula consensuada por todos los agentes implicados en la Educación de los menores: padres, madres, profesores, pediatras, nutricionistas, sociólogos y cronobiólogos, entre muchos otros.