Natalio Extremera: “Para que un profesor sea efectivo, primero tiene que ser afectivo”
Natalio Extremera (Málaga, 1976) es catedrático de Psicología Social y Psicología del Trabajo y vicedecano de Prácticas de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga (UMA). Lleva más de dos décadas centrado en el estudio de la inteligencia emocional, y ha investigado sus beneficios en adolescentes a través del Programa Intemo del Laboratorio de Emociones de la UMA, por el que ya han pasado más de 2.000 alumnos de distintas provincias andaluzas y más de un centenar de enseñantes.
¿Hay factores que convierten la escuela en un lugar más proclive para trabajar las emociones?
—Los docentes suelen ser una población de alto riesgo psicosocial y se trata de uno de los colectivos con mayor índice de bajas laborales. Hablar de emociones en el ámbito laboral es aún para muchos como hablar en chino y en la empresa se ve más como una debilidad, como algo que se debe suprimir. En la escuela, sin embargo, hay mayor aceptación porque se trata de formar a personas.
¿Y para los alumnos?
—Las habilidades emocionales son una parte más del individuo. No hay una receta mágica por la que la inteligencia emocional vaya a llevarnos a conseguir ser felices como lamentablemente venden muchos libros de autoayuda. Nosotros estamos en la universidad, buscamos evidencias científicas. Pero sabemos que los jóvenes que desarrollan estas actividades sí que tienen un beneficio en aspectos escolares y educativos.
Hemos podido comprobar que los estudiantes que saben controlar mejor sus emociones tienden menos a la agresividad
"¿Puede mejorar el rendimiento académico saber gestionar las emociones?
—Tal y como está configurado el sistema académico actual, el mayor predictor de rendimiento académico sigue siendo la evaluación y el examen. Pero sabemos que existen otras habilidades no cognitivas que están ayudando a esa nota final. Una de ellas son las habilidades emocionales. En este aspecto, podemos cuantificar científicamente que las personas que tienen más capacidad de regulación de los impulsos son más constantes y más perseverantes. También son menos propensos a problemas de ansiedad, estrés y trastornos de ánimo que afectan mucho a los procesos cognitivos básicos como la atención, memoria, pensamiento. Si una persona tiene problemas de ansiedad tendrá menos capacidad de concentración, de retención de la información y de pensar de una forma eficaz.
¿La inteligencia emocional también puede favorecer una mejor convivencia en clase?
—Hemos podido comprobar que los estudiantes que saben controlar mejor sus emociones tienden menos a la agresividad. Cuando sabes comprender lo que sientes, empatizar con los demás y regular la impulsividad es menos probable que respondas de forma agresiva ante una frustración. Lo normal es que trates de solucionarlo de una manera más asertiva.
Si fomentamos la solidaridad, el trabajo en equipo y demás, es una vacuna contra otros problemas que surgirán en el desarrollo adolescente
"Los programas trabajan estas habilidades en Secundaria. ¿Es necesario empezar antes?
—Se empieza en Secundaria porque es cuando surgen los problemas. Es en esta etapa donde se ven las conductas sexuales de riesgo, las conductas incívicas, las conductas peligrosas en seguridad vial, consumos de sustancias, el bullying, y ciberbullying o agresiones al profesorado. Sin embargo, se hace un enfoque de intervención a posteriori. Nosotros creemos que cuanto antes mejor, y hemos visto que se pueden hacer actividades de inteligencia emocional hasta con niños de 2 años. Si hemos fomentado la solidaridad, el trabajo en equipo y demás, es una vacuna contra otros problemas que surgirán en el desarrollo adolescente. Porque todo lo que salta por los aires en Secundaria, se ha forjado poco a poco antes.
Sin embargo, en las etapas educativas iniciales sí se tienen mucho en cuenta las emociones.
—Hay una cuestión en Infantil y Primaria muy vocacional. Quien elige ese Grado está enfocado a trabajar con niños y se forma durante años para tratar con ellos. Pero si estudias Biología no hay asignaturas orientadas a la pedagogía. También a estos niveles más iniciales hay menos presión por los resultados que cuando se llega a la Secundaria o al Bachillerato, donde se prepara a los alumnos para una Selectividad.
Estas habilidades van a evitar aspectos negativos que pueden desembocar en el síndrome 'burnout' o del profesor quemado
"En el ámbito educativo se habla cada vez más de inteligencia emocional. ¿Es un momento proclive para este ámbito de estudio?
—A día de hoy está llegando a los centros, pero de forma lenta. Canarias ha sido la primera comunidad que ha decidido incluir en Primaria una asignatura de Educación emocional. Es un gran logro, pero mientras no sensibilicemos a padres y profesores, los beneficios de estos conocimientos no van a llegar a las aulas.
¿Se están formando los docentes en este ámbito?
—La Fundación Botín tiene en Santander un Máster en Educación Emocional, Social y de la Creatividad, que forma a los docentes en todas estas habilidades. Existe otro grupo de investigación, liderado por Rafael Bisquerra, que desarrolla un Máster en Inteligencia Emocional y Coaching en el Entorno Laboral en la Universidad de Barcelona. En la Universidad de Málaga tenemos un Máster Propio de Inteligencia Emocional. Se trata de que poco a poco se genere esa necesidad en los docentes de tener este tipo de capacidades. En primer lugar, para ser mejores docentes, porque está comprobado que el aprendizaje que queda en los alumnos es aquel que les emociona. Pero también estas habilidades van a evitar aspectos negativos que pueden desembocar en el síndrome burnout o del profesor quemado.
Hay que cambiar ambientes tóxicos de trabajo y estructuras que generan emociones negativas
"¿La inteligencia emocional podría entonces reducir las bajas laborales de los docentes?
—La inteligencia emocional no es una utopía, es una herramienta más. Muchas de las cuestiones por las que se dan de baja los docentes son estructurales y organizacionales, como la ratio, la falta de apoyo de los compañeros, no saber abordar las necesidades educativas especiales, los bajos niveles de recursos materiales y económicos… Hay que cambiar ambientes tóxicos de trabajo y estructuras que generan emociones negativas.
Las emociones negativas, ¿son siempre rechazables o hay que darles su lugar?
—Las emociones no son buenas o malas, son adaptativas en función de los logros que nos permiten conseguir. Pero la emoción en sí es neutra porque nos da información. Después, la interpretación que hagamos de esa señal y cómo respondemos a ella es donde surge lo negativo.
Cuando el alumno ve un enfoque punitivo, crítico y autocrático, pierde la confianza en el docente
"La empatía y la afectividad, ¿están reñidas con la autoridad?
—Tiene que ver con el clima que se genera en el aula. Si es positivo el proceso de aprendizaje, es más fácil porque el alumno se cree lo que le están diciendo, le resulta positivo y de interés. Cuando lo que ve es un enfoque punitivo, crítico y autocrático, pierde la confianza en el docente. La autoridad hay que tenerla. Pero si tienes que repetir muchas veces que tú eres el profesor, la pierdes.
Precisamente ese distanciamiento es lo que genera mayor rechazo por parte del alumnado…
—Los docentes tienen que tomar conciencia de que son referentes. Cuando le pides a alguien que recuerde a un profesor que le marcó, suele ser por la parte emocional, tanto en lo negativo como en lo positivo. Decimos que para ser un profesor efectivo, primero hay que ser un profesor afectivo. Y también implicado, sin duda, y esto requiere mucho más esfuerzo.
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Es muy fuerte que este profesor diga eso. Nunca en mi vida universitaria me he encontrado con un profesor tan prepotente (mentira, hubo uno un poco más) y que además explicara tantas cosas de las que no tenía ni idea.
Tuvimos que ir al colegio de psicólogos para que nos desmintieran algo que él había dicho en clase, no a unas pocas personas sino a una clase entera.
Todo el trato que recibías de él era nefasto, te trataba como si fueras idiota a no ser que fueras una chica o te dedicaras a lamerle el culo en público. Esto último lo hizo un compañero de clase el año anterior y al año siguiente estaba dando clase de «psicología de las organizaciones», ¡alguien que en su vida había pisado una empresa!
Me puntuó un trabajo en el que invertí más de 60h con un 6 mientras que otros alumnos hicieron un copia y pega literal de las primeras búsquedas de la primera página web y les puso un 9….
Luego viene a hablar de inteligencia emocional…un poco menos de hipocresía vendría muy bien