Disciplina positiva: cómo educar a los niños a opinar sin gritos ni miedos
La psicóloga Eligia Rodríguez es una de las pioneras en difundir en Canarias esta disciplina que tiene su origen en el psiquiatra infantil Alfred Adler, coetáneo de Sigmund Freud pero que era partidario de desarrollar una psicología «de la calle», de ir a zonas industriales y trabajar individualmente para así mejorar la vida en comunidad y prevenir problemas de salud mental. Esto era un concepto revolucionario en la década de los 20 del siglo pasado, explica en una entrevista a Efe Rodríguez, que es miembro del Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, y por ello estas ideas fueron denostadas con el ascenso del nazismo.
Sin embargo uno de sus alumnos, Rudolf Dreikurs, llevó las propuestas de Adler a Estados Unidos bajo la denominación de «Educación para la democracia» y la difundió sobre todo en zonas desfavorecidas para enseñar destrezas como aprender a dialogar y buscar soluciones a la hora de resolver conflictos. Ya en la década de los 80 del siglo XX dos maestras de Primaria, Jane Nelsen y Dina Emser, desarrollaron a partir de estos postulados la llamada disciplina positiva para adaptarla a padres y madres, alumnos y escuelas infantiles.
Todo ello dio origen a un gran movimiento internacional de disciplina positiva, señala Eligia Rodríguez, quien es psicóloga clínica de profesión, ha sido orientadora en centros de Secundaria y también coordinadora de menores en centros tutelados durante 15 años, además de tener experiencia en foros de familia y en el programa «Educar en familia» del Gobierno de Canarias.
En la década de los 80 del siglo XX dos maestras de Primaria, Jane Nelsen y Dina Emser, desarrollaron a partir de estos postulados la llamada disciplina positiva para adaptarla a padres y madres, alumnos y escuelas infantiles
Rodríguez pertenece a las asociaciones internacional y española de Disciplina Positiva y subraya que desde hace tres años se ha comenzado a expedir la certificación correspondiente en Canarias, donde trabajan en este ámbito unas 25 personas. Esta modalidad educativa «acaba de irrumpir en la escuela» canaria y se ha impartido el primer curso en los dos centros del profesorado de Santa Cruz de Tenerife y principal de Las Palmas de Gran Canaria, pues hasta ahora la formación se impartía de forma privada.
Se trata de trabajar para capacitar para la vida porque, precisa la especialista, el entorno social está «alejado de la autonomía», de la responsabilidad y de dejar «hacer», que los niños se equivoquen y aprendan de los errores porque la sobreprotección –que causa el miedo de los padres– al final «los incapacita». Para ello se capacita al alumnado para ser adultos respetuosos y responsables a base de desarrollar destrezas de comunicar y de escuchar opiniones ajenas desde el respeto mutuo y así resolver problemas pese a las diferencias de opinión.
«Es importante que no nos capten las personas agresivas y ruidosas, porque siempre ha existido la ley del más fuerte pero nunca han marcado la pauta de la Educación: no pueden aportar mucho más que ruido», puntualiza Eligia Rodríguez, quien señala que en la sociedad es mayor «la masa más discreta, silenciosa y ocupada».
Es importante que no nos capten las personas agresivas y ruidosas, porque siempre ha existido la ley del más fuerte pero nunca han marcado la pauta de la Educación
"Pero también admite la psicóloga que «estamos en un escenario bastante poco educativo» socialmente en cuanto a la confrontación de opiniones aunque esto, añade, da pistas también de por dónde hay que enfocar la Educación. Como psicóloga y como madre está «en los dos espacios» y en ambos hay focos de resistencia ante la disciplina positiva, pues en los padres hay que cambiar estrategias dentro de casa y en los profesores en el aula.
La disciplina positiva se trabaja en red en Estados Unidos y la idea de Eligia Rodríguez es que los especialistas en Canarias lideren este movimiento en escuelas e institutos. Al respecto, detalla que en las leyes educativas se establece que haya planes de convivencia en los centros escolares con unas pautas similares a las de la disciplina positiva. Por ello los centros deben tener una comisión de convivencia y Eligia Rodríguez defiende que en cada una debería haber profesores certificados en los distintos niveles de disciplina positiva para ayudar al resto de docentes a avanzar en esta línea de trabajo.
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