Expectativas y realidades
Acabamos de iniciar la docencia del Segundo Semestre del curso. Eso hace que el primer día de clase con los grupos de 1º de Protocolo, Organización de Eventos y Comunicación Corporativa, y de Fundamentos de la Arquitectura y Diseño Integral a los que imparto, les pregunte por las experiencias que han tenido a lo largo de la primera parte del curso. Para ellos ha supuesto la toma de contacto inicial con la vida universitaria. Los cambios han sido importantes. Asimismo, les cuestiono sobre las expectativas que tienen para el resto de año académico, para la carrera que están cursando y sus perspectivas profesionales.
En esa toma de contacto del primer día, les empiezo a conocer. Les pido que se presenten para ir sabiendo sus nombres y sus inquietudes, para que se sientan sobre todo personas. Una de las sensaciones más desagradables que podemos tener cualquier ser humano es ser tratados como simples números. Por ello se hace imprescindible saber quiénes son, qué trayectorias imaginan para sus vidas y por qué motivos eligieron esos estudios y no otros.
Les hago saber la importancia de asistir y participar en clase. Y no sólo por el 10% del porcentaje final de sus calificaciones que les asignaré en función de si cada uno cumple o no con esa circunstancia. Les hago ver que están en la universidad porque eligieron ese camino con libertad, nadie les obligó. Y les reitero la realidad que les permite estar allí además de haber superado unos estudios previos y de esa decisión libre que tomaron: los recursos que sus familias, las administraciones públicas, las personas que trabajamos, los jubilados y las empresas, ponemos a su disposición para que se formen como adultos.
Una de las sensaciones más desagradables que podemos tener cualquier ser humano es ser tratados como simples números
Se nota en sus caras el grado de expectación ante el nuevo docente que tienen delante de sí. Eso también se percibe en esa toma de contacto. Y como me gustar ser claro y directo, les hablo de la metodología y la filosofía que vamos a seguir durante todos estos meses. Les comento de la importancia de pensar y actuar como auténticos profesionales, de encarar cada trabajo individual o en grupo como si estuvieran presentando su proyecto ante una oferta de una convocatoria de una licitación pública a la que concursan, o para un potencial cliente de una compañía privada.
Les explico que tienen en el Aula Virtual del curso todo el programa de la asignatura, los materiales que vamos a ir trabajando y las actividades complementarias (Congresos y Jornadas) que desarrollaremos, y todas organizadas cronológicamente, de tal manera que saben desde el primer hasta el último día qué haremos. El enfoque es diáfano: hacerles sentir como si estuvieran desempeñando sus responsabilidades en una empresa por cuenta ajena o propia, o como si fueran empleados públicos, y que disponen del calendario de trabajo que han de ir desarrollando cada jornada con el propósito de cumplir con los plazos de entregas de cada proyecto.
Los primeros días de clase siempre llevan aparejadas anécdotas simpáticas, como la que ocurrió el pasado viernes con el grupo bilingüe de 1º de Protocolo, Organización de Eventos y C. Comunicativa. En mitad de clase, de pronto les llegó a sus móviles y portátiles un mensaje sobre que ya estaba disponible la calificación de la asignatura de Historia del Protocolo. Con sus espíritus juveniles durante un par de minutos rompieron la dinámica que estábamos desarrollando, para ver qué nota cada uno había sacado y comentarlas con el resto del grupo. Es normal que este tipo de situaciones se den, todos hemos sido jóvenes y ese tipo de comportamientos forman parte del protocolo de las primeras tomas de contacto y de la vida universitaria. Como les apunté al saber que todos los presentes habían aprobado esa materia, de ellos depende su presente y futuro personal, académico y laboral.