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La innovación llega también a las aulas a través del voluntariado

La Educación supone el 23% de la acción voluntaria de nuestro país, y la universidad se ha convertido en uno de los escenarios más relevantes para iniciarse en estas experiencias.
RedacciónMartes, 28 de enero de 2020
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El informe ‘Retrato del voluntariado en España. Tendencias, experiencias innovadoras y cifras de un fenómeno creciente’ se presentó el pasado mes de noviembre.

¿Cuál es el retrato de la persona voluntaria en España? ¿Qué está aportando a las entidades sociales, a las comunidades territoriales, a otras personas beneficiarias y voluntarias? ¿Están emergiendo nuevas formas de voluntariado? Estas son algunas de las preguntas a las que responde el informe Retrato del voluntariado en España. Tendencias, experiencias innovadoras y cifras de un fenómeno creciente, publicado por Fundación Telefónica y que se puede descargar gratuitamente.

En nuestro país, el voluntariado ha ido adquiriendo relevancia en la sociedad aumentando la participación en los tramos de edad de 35 a 44 años, donde el 11,7% son mujeres, frente al 9,8% de hombres. Este aumento viene propiciado por la diversificación y la flexibilidad de la oferta que contribuye a una mayor captación del voluntariado. Por tanto, refleja que las mujeres de entre 18 y 29 años con estudios superiores y un nivel socioeconómico medio-alto son el perfil mayoritario del voluntario español.

Los principales ámbitos de actuación son el sociosanitario, la cooperación para el desarrollo y el educativo

En general, los datos que ofrece España son significativamente positivos. El país cuenta con 30.000 entidades activas y con una participación de más de dos millones de personas, de las cuales el 58% son voluntarias. Los principales ámbitos de actuación son el sociosanitario con un 31,9%, la cooperación para el desarrollo con un 26,7% y el educativo con un 23,1%. De estas entidades, un 65,6% está representado por asociaciones, mientras que el 20,7% son fundaciones.

El 68,2% son voluntarios continuos frente al 48,7% que son esporádicos, la edad media se sitúa entre 26 a 35 años con un 24,6% y de 36 a 45 años con un 25,1%. El perfil de voluntariado sénior es todavía un perfil que queda por potenciar, pese a su peso sociodemográfico presente.

En cuanto a los retos a los que se enfrenta este fenómeno en nuestro país, Carmen Salcedo, coordinadora del informe, remarca la necesidad de desarrollar estrategias que fidelicen a los voluntarios mayores de 65 años y menores de 25 años: “Son un activo maravilloso. El primero porque tiene mucha experiencia de vida, y el juvenil porque salvaguarda el voluntariado del futuro”.

Las tendencias

Uno de los enfoques más originales del estudio es el que aborda las tendencias del voluntariado en nuestro país, aportando las claves de hacia dónde irá el fenómeno en los próximos años. “La enorme capacidad de movilización de las redes sociales es una de las tendencias que recoge el estudio y que están dando forma al fenómeno del voluntariado”, señala el responsable global de Voluntarios  de Telefónica, Carlos Palacios, que considera los voluntariados educativo y corporativo como facetas importantes de este movimiento en la actualidad. Las redes sociales han permitido democratizar el poder de emisión de los grandes relatos para el cambio social y permite la movilización de toda la sociedad en un tiempo reducido.

“Los colegios y las universidades son un caldo de cultivo de voluntarios del futuro”, indica Palacios, que añade que, “pese a que sigue siendo invisible”, el voluntariado en los barrios, municipios y asociaciones pequeñas cada vez es más fuerte”. También revela el crecimiento del voluntariado “de acompañamiento”, que genera el mayor impulso solidario por parte de la población.

Las tendencias también demuestran el valor para el voluntariado que tienen actualmente los entornos digitales de trabajo colaborativo, que son una gran herramienta para canalizar el talento de forma eficiente, amoldándose a la disponibilidad de la persona voluntaria y a la necesidad de respuesta. El binomio tecnología y voluntariado ha generado proyectos que han tenido una doble vertiente: contribuir a reducir la brecha digital y ampliar las posibilidades de acciones voluntarias.

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Tan importante va a ser que yo pueda ayudar de forma presencial en un hospital como sumarme a un campaña por la salvaguarda del ecosistema medioambiental de la Antártida

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Ya en 2012 aparecieron estudios en los que se apuntaba a modelos que iban cobrando fuerza, como el voluntariado virtual; el voluntariado puntual; el voluntariado de profesionales muy especializados; y, por último, el voluntariado en familia o en grupos. En las últimas décadas hay escenarios donde la experiencia del voluntariado ha ido cobrando cada vez más fuerza, como son la empresa o la universidad.

Y también se identifican nuevos patrones que han emergido en el marco de la sociedad digital y los movimientos de participación no institucionalizados. Así, por ejemplo, se detecta que la espontaneidad es una pauta cada vez más recurrente en la movilización del voluntariado gracias a las redes sociales; o que las personas buscan vincularse a acciones voluntarias, integrando otras dimensiones de su vida como sus aficiones o competencias profesionales.

Los canales digitales y las redes sociales tienen, por tanto, un papel “privilegiado” en la sociedad actual, ya que permiten al voluntario compartir su testimonio de la realidad social en la que está actuando, así como sus propuestas de intervención. “Tan importante va a ser que yo pueda ayudar de forma presencial en un hospital como sumarme a un campaña por la salvaguarda del ecosistema medioambiental de la Antártida”, explica Salcedo, para quien “estas pequeñas acciones configurarán esta musculatura solidaria del ciudadano del siglo XXI”. Dentro de esas nuevas formas de implicación personal promovidas por las redes sociales destacan los microvoluntariados (acotados tanto en la acción como en el tiempo) así como el voluntariado on line.

Pautas del voluntariado

Con su acción solidaria, el voluntario expresa una forma de participación ciudadana, que se sustenta en un sentido de corresponsabilidad, cuidado y vínculo personal con su entorno social y medioambiental. Pero su entorno trasciende también a la comunidad global. Como forma de participación ciudadana, podemos detectar unas pautas en el voluntariado actual que son convergentes a las de otros comportamientos sociales:

  • Se enfoca a una perspectiva “glocal”, que atiende tanto a causas del entorno más inmediato, como del ámbito transnacional.
  • Sigue vinculado a formas organizativas y tradicionales de voluntariado, pero también puede desenvolverse de manera simultánea, autónoma y proactiva en diferentes iniciativas que contribuyan a una causa mayor.
  • Va a aprovechar todas las oportunidades que la sociedad digital y analógica le van a brindar para desarrollar su contribución solidaria.
  • En este sentido es un voluntariado “emancipado”, que va a requerir cada vez más sentirse dueño del proceso social al que quiere contribuir, o que contribuirá en la entidad social según sus parámetros personales. De este modo, la vinculación con la organización podrá adoptar diferentes modelos y evolucionar con el tiempo.
  • Su compromiso se produce cada vez más con diferentes formatos, ritmos e intensidad, permeables a los cambios personales y a los de las causas sociales con las que se identifica. Desde esta perspectiva los “microvoluntariados” (acotados en la acción y en el tiempo) cobran sentido en un itinerario de compromiso personal que es versátil.
  • Nos dirigimos cada vez más a un voluntariado no fragmentado (seamless), que integra las diferentes dimensiones y ámbitos vitales de la persona en su compromiso solidario.
Importancia social

Hay que tener en cuenta que casi la totalidad de la población (93,7%) considera que la figura del voluntariado es bastante o muy importante; y la gran mayoría (81%) afirma tener bastante o mucha confianza en los voluntarios. El informe de Fundación Telefónica no solo demuestra el creciente interés por este ámbito, sino también la confianza en las personas que desempeñan una labor solidaria.

Como se puede ver en la ilustración de abajo, la fuerza de trabajo voluntaria mundial equivale a la de 109 millones de trabajadores a tiempo completo, cifra que supera a la de muchas de las principales industrias mundiales. De estos 109 millones, el 30% corresponde a servicio voluntario que se realiza formalmente a través de organizaciones, asociaciones y grupos. La mayor parte de la actividad voluntaria global (el 70%), que es también la más difícil de captar y la que suele ser menos visible, se realiza directamente a través del compromiso informal entre personas.

La investigación se ha basado en 3.714 entrevistas realizadas a la población en general, entidades de voluntariado y otros agentes sociales, así como la valoración de más de 339 iniciativas, análisis de diversos informes nacionales e internacionales y la realización de diferentes talleres de análisis con expertos.

Adicionalmente, ha contado con la participación de 22 expertos de primer nivel, como son los profesionales promotores de voluntariado en los ámbitos social, educativo, empresarial, sanitario, de cooperación internacional, académico y también en los medios de comunicación.

Fuerza de trabajo voluntaria mundial.
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Facetas de la persona voluntaria.
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