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El cambio buscado

Manuel Carmona
Profesor universitario
11 de febrero de 2020
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Decía Ortega que “la persona no se mide por los éxitos, sino por los intentos, porque a través de ellos nos dice quién quiso ser y cómo quiso vivir”.

Esta reflexión del filósofo viene que ni pintada para las diecinueve alumnas del Doble Grado Bilingüe de Protocolo, Organización de Eventos y Comunicación Corporativa, que asistieron a la clase del pasado viernes 7 de febrero. Estuvimos viendo durante la primera hora el magnífico e iluminador documental Cuando la red no es social, realizado por el experto equipo de Documentos TV, todo un ejemplo de compromiso, vocación y profesionalidad desde que fuera creado allá por los años 80 por Miguel Veyrat y su equipo, y posteriormente le sucediera en la responsabilidad de la dirección, Pedro Erquicia, y a éste en la actualidad Manuel Sánchez.

Tras contemplar Cuando la red no es social, pasamos como en la mayoría de las clases de nuestro curso de Principles of Communication a debatir sobre los temas y las realidades tratados en esa pieza audiovisual, todo un ejemplo de cómo realizar periodismo de investigación. Son ya tres décadas haciendo periodismo científico desde ese espacio semanal que se ha convertido en todo un clásico de la Televisión Española en La 2, y también a nivel internacional como acreditan los numerosos premios que han recibido a lo largo de su trayectoria.

Los gobiernos se suceden desde 1978, cambian los comisarios políticos e incluso los partidos que están en el Consejo de Administración de RTVE, pero Documentos TV se mantiene como un referente para todos aquellos que amamos el periodismo serio y comprometido con mostrar la realidad y hacer de aquél un servicio público a disposición de la ciudadanía. También lo es para todos los telespectadores que son fieles desde hace años y que esperan a su cita semanal para disfrutar de sus piezas audiovisuales.

Documentos TV se mantiene como un referente para todos aquellos que amamos el periodismo serio y comprometido

El pasado viernes, cuando concluyó la clase, tras estar tres cuartos de hora debatiendo sobre Cuando la red no es social, documental que aborda los peligros actuales de la red sociales, felicité a mis 19 alumnas por la participación que habían tenido. Todas ellas hicieron comentarios lúcidos y penetrantes acerca de la homofobia, la etnofobia, la xenofobia, el racismo, y cuáles han de ser los límites tanto de la libertad de expresión como de la libertad de comunicación.

Contemplarlas y escucharlas desde mi posición en el aula era una delicia. Estaban sentadas en las primeras filas. Transmitían la sensación de ser un grupo sólido y comprometido con su formación, su vocación y su futuro profesional. Comunicaban a través de sus miradas, de sus intervenciones y de sus movimientos, energías positivas. Estábamos ante una auténtica clase universitaria porque desde el pensamiento riguroso y bien documentado estábamos desarrollando la mirada crítica hacia esas cuestiones humanas y sociales abordadas en el documental.

Por eso, al acabar las casi dos horas de clase, como he dicho, las felicité. Les dije que este es el camino. En honor a la verdad, buena parte de estas 19 alumnas mantienen esta línea de trabajo y esta actitud desde que hemos comenzado el curso. Y animé a que les comentaran a los ausentes habituales u ocasionales, que se sumaran a esta dinámica. Como les afirmé, el objetivo no es otro de que ellos aprendan conmigo y yo con ellos, que nos sintamos mejores personas y profesionales una vez que completemos el curso a finales de la próxima primavera.

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