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Atentos, que llega la Lomloe

Israel Berna
Maestro tuitero
4 de marzo de 2020
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LGE, Logse, LOCE, LOE, Lomce y ahora Lomloe… ¿A que mola? Menudo baño de siglas llevamos en lo que se refiere a leyes de Educación desde los años 70. Resulta que este Gobierno tiene como prioridad tramitar una nueva ley educativa, la Lomloe, una nueva Ley Orgánica de Modificación de la LOE. Según indica el mismo Ministerio en su página web entre sus principales objetivos está: “modernizar el sistema educativo, recuperar la equidad y la capacidad inclusiva del sistema, mejorar los resultados y el éxito escolar y estabilizar el sistema educativo como pilar básico de las políticas de conocimiento”. Mucha palabrería bonita, no lo podemos negar; sin embargo, no es nada nuevo que la comunidad educativa está pidiendo desde hace tiempo un pacto educativo que me temo no va a llegar en esta legislatura. Y qué quiere que le diga, querido lector, pero me duele bastante el temita, quizás por la parte que me toca como padre y como maestro.

No entiendo cómo en otras políticas se está poniendo la carne en el asador, véase Cataluña por ejemplo, donde el mismísimo presidente del Gobierno se está involucrando en las negociaciones cuando la Educación debería, como mínimo, encontrarse en el mismo rango de prioridades. ¿No creen que nuestros políticos deberían dedicarse con el mismo ahínco a encontrar soluciones dejando al lado “los adoctrinamientos” para dedicarse a crear una ley educativa donde todos participemos y en la cual se ponga, de verdad, al alumno en el centro?

¿No creen que nuestros políticos deberían dedicarse con el mismo ahínco a encontrar soluciones dejando al lado “los adoctrinamientos” para dedicarse a crear una ley educativa donde todos participemos?

No hace mucho hice una “encuesta” en la red social de Twitter preguntando a compañeros sobre cuáles serían las medidas más urgentes y necesarias ante una supuesta nueva ley educativa. La mayoría no dudó en responder que un aumento en recursos en cuanto a profesorado y la disminución de la ratio son prioritarias, cuando no una apuesta más fuerte en la formación del profesorado, cambiar de una vez el currículo, abordar la innovación educativa… y, sobre todo, no cambiar las leyes de Educación cada cuatro años.

Una vez más nos encontramos con una propuesta educativa que pretende realizar cambios superficiales y no profundos, que son lo que realmente necesitamos y que son un auténtico clamor. Que conste que lo hemos avisado, porque qué quieren que les diga, no hay más sordo que aquel que no quiere oír…

 

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