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Ejemplaridad

Manuel Carmona
Profesor universitario
24 de marzo de 2020
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Salimos de casa para hacer una doble gestión clínico farmacéutica de fuerza mayor, y compruebo desde el otro lado de la ventanilla trasera del coche la belleza de los paisajes hasta Madrid desde Aranjuez. Se nota que el final del verano, el otoño y el comienzo del invierno fueron lluviosos, y ahora, entre otras cosas, estamos pendientes de una primavera que también nos traiga buenas lluvias para completar un buen año hidrológico. Los campos están verdes, crecen las margaritas y los frutos de esta época del año.

El silencio se escucha dentro y fuera del vehículo. Apenas hay tráfico por la autovía Nacional 4. La mayoría son camiones y trailers haciendo sus tareas cotidianas, siempre importantes, estos días y estas semanas aún más decisivas. Esas personas merecen el mejor trato de todos, si su oficio es duro por el desgaste mental y físico que conlleva, además de por la lejanía con sus hogares y familiares, en este tiempo cualquier buen detalle que tengamos hacia ellos más necesario es.

Ojalá sirva este impasse para reflexionar a aquellos que sólo piensan en sus egos y en sus reinos de taifas. Hay millones de seres humanos en España y en el Mundo que asumen a diario ese compromiso con sus razones de vida, con sus proyectos y con sus semejantes. Como dijo Bertolt Brecht en su célebre poema: “esos son los imprescindibles”.

Bajo del automóvil para entrar en el Hospital Clínico y el silencio del barrio de Moncloa se siente, solamente entrecortado por el sonido de la suave brisa. El día es plomizo, anunciando las lluvias del día siguiente, pero no es un grisáceo feo, se nota la luz primaveral que lo embellece. El larguísimo pasillo del hospital está semivacío, me cruzo con algunos médicos, enfermeros y demás personal sanitario. Todo en orden, todo limpio, todo funcionando a pesar de las gravísimas circunstancias que estamos viviendo. Eso es la ejemplaridad.

El larguísimo pasillo del hospital está semivacío, me cruzo con algunos médicos, enfermeros y demás personal sanitario. Todo en orden, todo limpio, todo funcionando a pesar de las gravísimas circunstancias que estamos viviendo. Eso es la ejemplaridad

La señora que está en la cola de la Farmacia de dispensación, antes que yo, cumple con el protocolo como hacemos los demás, y en unos minutos somos atendidos con gentileza y profesionalidad por la competente farmacéutica. Con inteligencia se ha decidido en el Clínico que determinados tratamientos crónicos se concedan a tres meses vista y no el mes habitual, medida sabia que ojalá se prolongue más allá de este tiempo, ganaremos todos: pacientes, familiares, hospitales, sanitarios, farmacéuticos, el país, la UE. ¿Se aplicarán esa medida y otras sabias cuando la cuarentena pase?, dejo ahí la cuestión.

Es hora, más que nunca, de aplicar las meditaciones y propuestas de Ortega y Gasset para Europa y Occidente. Una Unión Europea encerrada en fórmulas, protocolos burocráticos y miradas miopes, propios del siglo pasado, que hoy en día ya no sirven. Soy europeo por condición histórica, legalidad y convicción, pero esta Unión Europea que ha logrado importantes aciertos y avances desde su creación, necesita una reforma profunda, con sapiencia, altura y profundidad de miras. Mantengamos y mejoremos lo que se ha hecho bien a lo largo de su historia, que es la nuestra, pero también es hora de romper con los prejuicios y las medidas egoístas: la inversión para cualquier persona, entidad pública o privada no ha de ser puesta en tela de juicio ni tampoco negada con los recursos, los tiempos y las formas oportunos.

Por supuesto, exigiendo que esa inversión con equilibrio se ponga en marcha generando beneficios de diversa índole: económicos, en el empleo, en las condiciones laborales, mejora en la vida de cualquier ciudadano y del conjunto de la sociedad. Europa ha de volver a sus semillas y orígenes: los mensajes institucionales y los textos legales han de refrendarse con certeros programas, medidas y recursos que se lleven a cabo. El tiempo de los papeles mojados y de las medidas cicateras ha de morir, y nacer una nueva y mejor época.

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Comentarios

  1. Silvia Tasende
    24 de marzo de 2020 22:46

    Ojalá todos aprendamos algo de esta situación y cambiemos algunas cosas

    1. Manuel Carmona
      17 de junio de 2020 16:44

      Silvia, en efecto una vez más la vida y nuestras circunstancias nos ponen en la tesitura de poder hacer las cosas mejor, y que la convivencia diaria sea más grata para todas las personas implicadas. Feliz semana.