Joaquín Robles (Vox): “La principal urgencia es que en España exista por una vez una Educación nacional”

Para Joaquín Robles, portavoz de Educación y FP de Vox en el Congreso y diputado por Murcia, la escuela es el lugar ideal para fomentar el patriotismo, pero no así ideologías que considera parciales, como la ideología de género. A su juicio, el actual Gobierno confunde la moral con la política.

¿Cuáles son las urgencias de la Educación en España?
—La principal es que exista en España por una vez una Educación nacional, porque tenemos un sistema fragmentado en 17 autonomías, con una variedad de horarios increíble –por ejemplo, en el País Vasco la suma de horas lectivas y complementarias es de 23; en Madrid, de 28–, con complementos específicos distintos –en el País Vasco son 500 euros más que en Extremadura o Murcia–, ratios diferentes, inversiones por alumno dispares… y si a esto le sumamos que en muchas comunidades con ínfulas de nación el español está proscrito, y para el acceso a la función pública el uso de la lengua vernácula se pone por encima de la excelencia académica y se margina al profesorado que no la habla en las bolsas de interinos o incluso en el concurso de traslados… Si educar etimológicamente es conducir, ¿dónde nos conduce esto? A lo que algunos llaman federalismo asimétrico, un modo de disimular lo que en puridad debería llamarse secesión.

Lo que usted propone queda fuera del marco constitucional.
—No necesariamente. El Estado marca el número de horas mínimo, pero no entra en la regulación que haga cada comunidad autónoma. Otra cosa curiosa es que tengamos un único distrito universitario y 17 pruebas para entrar en él. Pero ¿cómo vas a hacer la misma si los contenidos son dispares? Una prueba única es una chapuza que pretendió Ciudadanos –como siempre lo suyo es amagar y no dar–. Lo que tendría que haber es un único sistema educativo donde todos los alumnos españoles estudian lo mismo, con un cómputo de horas para esas lenguas regionales. No estamos en contra de que se promocione el catalán o el vascuence. Forman parte de la riqueza cultural de España. Pero no se pueden usar como criterio para la separación de los españoles. Para garantizar el ejercicio de la igualdad tenemos que estar todos de acuerdo en lo básico, en que la Historia de España sea una historia común. O la Geografía. Están creando en los alumnos la ilusión de que viven en un país distinto.

¿Para ustedes la solución es recentralización?
—Por supuesto. La sanidad, justicia, Educación y tributación deben estar centralizadas. Está en nuestro programa y haremos cuantas reformas de la Constitución sean necesarias, no vamos a hacerlo de manera violenta sino con un traspaso de ley a ley y por los mecanismos que prevé la propia Constitución.

¿Cómo ve la Lomloe?
—Es una ley que vuelve a insistir en el adoctrinamiento en unos valores que ellos suponen universales. Esta izquierda divagante cree que su ideología es universal y usa las instituciones para hacer propaganda de ella. Nosotros creemos que el Estado debe mantenerse al margen de las ideologías, y en todo caso lo que debería de mantener es su propia integridad, justo lo que no hace. En cambio intenta imponer la moral de su grupo como si fuera una moral consensuada y no generara ninguna controversia, incluirla en los currículos…

Pero aun no hay currículos.
—En la redacción de la ley se ponen como fundamentales cuestiones de naturaleza moral, que antes se llamaban transversales, y se obliga a incluirlas en los currículos.

Les han tildado de enemigos de la libertad de cátedra.
—Al contrario. Hay profesores de Historia que seguramente al explicar la Guerra Civil acudirán a textos de Santos Juliá o historiadores más o menos progresistas o izquierdistas, que plantearán aquello como un golpe de Estado por parte de Franco, y otros que usarán libros de Pío Moa y dirán lo contrario. Eso forma parte de la libertad de cátedra. A través de esas disciplinas la dialéctica social se reproduce en la escuela. El pin parental no choca en absoluto con la libertad de cátedra. No está concebido para las clases regladas sino para charlas de personas externas al centro que no están en calidad de docentes. Si el profesor de Matemáticas quiere poner un ejemplo hablando de ideología de género, ahí no hay pin parental que valga, porque lo está haciendo en el ejercicio de su oficio. Eso es cosa del padre, que se queje si quiere.

Entonces, ¿el ‘pin parental’ es una herramienta limitada?
—Efectivamente. Si consiguiéramos ganar las elecciones le aseguro que buscaríamos eliminar el adoctrinamiento por completo. El ‘pin parental’ está pensado para la formación moral y religiosa, algo que establece el artículo 27.3 de la Constitución. En Murcia lo metieron todo en el mismo saco para no hablar de ‘pin parental’. Daba igual una excursión a Cabo de Palos que una charla del colectivo Lgtbi. Siempre nos pareció un modo chapucero de introducir la cuestión para contentar a unos y otros. El ‘pin parental’ lo inventó el PSOE cuando en la hoja de matrícula empezó a preguntar al padre si quería religión ¿Por qué la Educación católica es voluntaria y la Educación para la progresía obligatoria?

Como profesor, ¿algún cambio de la reforma era necesario?
—Veo bien que se eliminen los estándares de aprendizaje, porque uno de los principales problemas que he sufrido es la carga burocrática. Eran puro paripé. Se supone que al evaluar debes hacerlo en función de 50 estándares. Había un programita y tú ponías el 7 y te lo repartía por los estándares. Era eso o dedicar 3.000 minutos a corregir 300 exámenes, a 10 minutos por estándar.

¿La Lomloe se queda corta?
—Un Bachillerato de dos años es un disparate. Y esto no lo cambia esta ley ni lo cambió la Lomce. Tendría que ser al menos de tres. Los niños llegan al Bachillerato con mala formación, porque la ESO ha fracasado. Lo que hizo la Logse fue acabar con la clase media en la enseñanza. Antes los alumnos que sacaban un 0 eran muy pocos, igual que los de 10. Del 0 a 10 iba subiendo el número, en el 5 y 6 estaba el pico, bajaba en el 7… Desde la Logse es una campana de Gauss invertida. Muchos alumnos con un 0. Bastantes con un 10, muchos más que antes, curioso, y la clase media desaparece. Hay muy pocos con un 5, 4, los típicos que con refuerzo e ilusión pueden aprobar.

Celaá ha dicho que su intención es «remover obstáculos».
—Habrá que ver cómo se implementa. A veces para evitar un alto número de suspensos la inspección presiona a los profesores. No te dicen «Tiene usted que aprobar al 74%» pero te hablan de atención a la diversidad. Yo tuve un curso del Bachillerato de Excelencia [en Murcia Bachillerato de Investigación]. Y yo era el mismo profesor en ese grupo que en el de Humanidades. En el primero, 100% de aprobados. En el segundo, 70% de suspensos. ¿Por qué? Los buenos alumnos han crecido en un ambiente hostil y la clase media está acostumbrada a aprobar sin esfuerzo, y cuando llegan a Bachillerato y requiere un esfuerzo mayor se hunden.

• Profesor de Filosofía. Ha impartido la docencia 30 años en la Pública, donde también han estudiado sus hijos.
• Denaes. Ha colaborado con esta Fundación para la Defensa de la Nación Española y cree que la escuela es el lugar ideal para fomentar el patriotismo.
• Gustavo Bueno. Aplica el materialismo filosófico de Bueno e investiga en su fundación. «Quienes lo llaman chiringuito fascista no tienen ni idea. Como con Vox, insultan para no ver».