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Más puentes

Rafael Guijarro
Periodista
3 de marzo de 2020
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Se está poniendo de moda trabajar menos, para trabajar mejor. Parece que la semana de 30 horas triunfa y las paradas para tomar aire y volver al tajo con más atención. Eso de estar dale que te pego sin parar y llegar tardísimo a casa, sin tiempo ni ganas para nada, se demuestra más ineficaz, porque los finales y los principios son más borrosos, es más difícil prestar atención a lo que haces, y te equivocas con más frecuencia. A los chavales también les pasa en el colegio: si te chorrean constantemente, te enteras menos y se vuelve todo más difícil de recuperar.

Nos quejamos de que los jóvenes se hayan vuelto más levantiscos, pero muchas veces es porque les presionamos demasiado en el colegio y en casa: los padres cansados no atienden bien a las demandas de sus hijos y la cosa se pone fea si vienen demasiado chorreados del colegio. O sea, que menos horas en el tajo y más en casa, a no ser que unos y otros se atontolinen con las pantallas, los hijos y los mayores; porque estar fijo con el móvil o la serie de la tele que ponen, produce un cansancio infinito por la dependencia: más que currar en el trabajo o en clase. El ocio tiene que ser compartido cara a cara y no a través de los chismes que se han inventado para ocupar nuestro tiempo a tope y no dejarnos ni respirar.

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