Nace "Conectados@la universidad en casa" para apoyar a docentes y alumnos
En un comunicado, el Ministerio detalla que esta plataforma, diseñada por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y por la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) con el apoyo de otros centros universitarios, pretende ofrecer recursos de orientación y formación para el profesorado para que puedan diseñar y desarrollar cursos no presenciales. Además, proporciona materiales digitales y contenidos en abierto de distintas áreas de conocimiento, entre los que figuran conferencias consejos, materiales de divulgación y atención personalizada para el cuidado psicológico de quienes lo requieran.
Según Universidades, todos los recursos de la plataforma #LaUniversidadEnCasa son gratuitos y están enfocados tanto a la comunidad universitaria española como a instituciones de enseñanza.
Por lo se refiere a los estudiantes no universitarios, si ya es difícil teletrabajar y conciliar con la vida familiar, la educación on line que deben seguir ahora los alumnos tras el cierre de colegios por el coronavirus está provocando un estrés añadido, y chavales y padres denuncian la dificultad de convertir casa en colegio y, además, con exceso de deberes. «Un vídeo de 12 minutos de Ciencias para luego hacer un resumen y un esquema, tres problemas de Matemáticas, 50 minutos de lectura de un libro y hacer un resumen, tres fichas de inglés, ejercicios de gimnasia…» esta es la tarea para un día, en su casa, de un chaval de 12 años (colegio público).
Si ya es difícil teletrabajar y conciliar con la vida familiar, la educación on line que deben seguir ahora los alumnos tras el cierre de colegios por el coronavirus está provocando un estrés añadido
«Todo eso en el cole se hace con ambiente de clase y con diferentes profesores, pero en casa a través de una pequeña tableta y preguntando a los padres las dudas», cuenta a Efe la presidenta de la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), Leticia Cardenal. «Somos conscientes de la necesidad de hacer un esfuerzo excepcional en estos momentos», pero «las familias no podemos asumir el papel del sistema educativo y del profesorado», recalca para solicitar «menos deberes para aliviar la carga».
Otro alumno, 9 años, de un colegio público bilingüe: tareas de dos horas o dos y media. «Se desespera un poco porque no es lo mismo estar en clase, con estímulos, cambios de asignaturas y amigos que en la mesa del salón de un tirón, sabiendo el listado de tareas que tiene por delante», destaca Violeta, su madre. Subraya que en el cole han dicho que hagan las tareas en horario lectivo, el mismo que tiene ella, con lo que «el pobre se tiene que autogestionar», comenta Violeta.
Más difícil aún lo tiene Carmen, madre de 4 hijas (11, 15, 16 y 20 años) en una casa con un solo ordenador. «Está siendo una tortura», se lamenta aunque no pierde la sonrisa al teléfono.
«Mientras no se cuelgue el ordenador, empieza la mayor a trabajar con él, que está cursando una FP, y las otras hacen cola» y «de noche lo utilizo yo», continúa. Además, como no tienen escáner, sus hijas mandan las fotos de los deberes hecho y algún profesor «se ha quejado por el peso de las imágenes», dice.
«Se está desbordando el tema», la vida cotidiana de una familia ahora no puede basarse en «no parar de hacer deberes los niños y sus padres ayudarles». Lo afirma el presidente de la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa), Pedro José Caballero, que asegura que no paran de recibir «correos electrónicos de quejas de padres preocupados por sus hijos y ellos mismos». «No hay ambiente de clase por mucho que se piense que es fácil, pedimos al Ministerio de Educación o a quien sea que haga algo porque no se pueden hacer deberes a destajo ni a destiempo», añade.
No hay ambiente de clase por mucho que se piense que es fácil, pedimos al Ministerio de Educación o a quien sea que haga algo porque no se pueden hacer deberes a destajo ni a destiempo
"«No me importa tanto telestudiar como no ver a mis amigos», afirma Alicia, 13 años, que estudia en un instituto público. Se conecta con clases en línea unas tres horas y los profes le han pedido que «guarden una rutina» de horarios. Su madre, Macarena, subraya que ella recibe primero las tareas a través de correos y luego se las pasa a su hija. Los docentes mandan las correcciones cada pocos días.
Alicia al menos no tendrá a final de curso la prueba de acceso a la Universidad (EBAU) como le sucede a su hermana Julia (17 años, centro concertado) que sufre «presión» por no saber aún qué materia entrará finalmente y se tiene que conectar con sus profesores para todas las dudas que le surgen.
Eduardo (11 años, colegio privado) ha llegado a llorar de la «presión por hacer bien los deberes todos los días», lamenta su madre, María, que explica que recibe a diario hojas o fichas de tareas en su correo. «Suelen ser de profesores distintos, luego las tienes que imprimir y cuando el niño las ha completado hacer una foto y reenviarlas», especifica.
Alicia al menos no tendrá a final de curso la prueba de acceso a la Universidad (EBAU) como le sucede a su hermana Julia (17 años, centro concertado) que sufre "presión" por no saber aún qué materia entrará finalmente
«Ayer tuvo un examen de preguntas test, le salió bien pero estaba nervioso», añade esta madre, que reconoce que en su casa hay dos ordenadores y una tablet, además de impresora, pero que no todo el mundo puede contar con ello y, menos, como ha sucedido, «de la noche a la mañana para teletrabajar y seguir las clases».
También está siendo un poco más llevadero para Lidia, madre de dos niñas (6 y 14 años, centro privado), que dedican «la mañana entera» a estudiar. Ella recibe antes por Whatsapp lo que se va a dar y luego se organizan lo que van a estudiar por materias y días. «Es coger la dinámica y cada semana creo que todo va mejorando», declara Lidia, cuya hija mayor ya ha tenido algún examen a través de la plataforma que usa el cole, que duran 1 hora en la pantalla y luego desaparecen; antes han podido mantener videollamadas con su profesor sobre las dudas. «Es un esfuerzo importante del colegio, profesorado y familias, que también nos comprometemos», añade Lidia.
«No se puede dudar de la profesionalidad de los profesores, hay que tener confianza en ellos», exclama el presidente de CSIF Educación, Mario Gutiérrez, que recalca que está situación es «nueva para todos». Defiende que los docentes encargan la tarea que «estimen acorde» al momento que se vive y, además, asevera que el profesor también preferiría «el ambiente de clase y la relación humana con sus alumnos».