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La Educación en los tiempos del Covid-19

Meirav Kampeas
Mamá y profesora de Infantil
28 de abril de 2020
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© MATIAS DEL CARMINE

EN estos días tan “locos”, en los que parece que todos somos protagonistas de una película de ciencia ficción, los protagonistas son, sin duda, los sanitarios, los Cuerpos de Seguridad del Estado, los empleados de supermercados, los transportistas…, pero también los profesores. Sí, la Educación es unos de los pilares más importantes de una sociedad. Sin embargo, ¿por qué se habla tan poco del sector educativo?

Una de las cosas más importantes para mí como profesora es el contacto físico y visual con mis alumnos, precisamente dos de los sentidos, el tacto y la vista, que no podemos utilizar en este momento. Muchas veces, a lo largo de los últimos años, he pensado que llegaría el momento en el que ya no harían falta los profesores, que el mundo digital podría sustituirnos. Las vídeo conferencias y las clases online serían la solución. Sin embargo, dada la situación actual es obvio que la respuesta es no. Es imposible sustituir el calor humano, una mirada o el inmediato refuerzo positivo. ¡Imposible!

Los profesores estos días estamos trabajando sin horarios. Nuestra jornada laboral es larga y compleja, no empieza a las 9 de la mañana y termina a las 16:30h. En estos momentos, estamos trabajando desde una perspectiva más amplia, centrados en qué podemos hacer, con el objetivo de que nuestros alumnos desde sus casas mantengan la ilusión por el aprendizaje y no pierdan el interés en las diferentes materias.

Quiero agradecer a todos los profesores en España y a sus equipos directivos. La realidad se hace visible con esta inédita situación: el profesor no tiene sustituto digital posible

Y es justo ahí donde aparece el lado humano, ese que ningún ordenador podrá sustituir. A los educadores no solo nos interesa trasmitir contenido, nos interesa trasmitir calor humano. El contacto individual y personalizado con los alumnos y las familias de forma constante, sin pensar que eso no está remunerado económicamente, es también parte de nuestro trabajo.

Ahora, nos sentimos pagados con los agradecimientos de las familias, con los emocionantes vídeos que nos mandan los alumnos desde sus casas y con el apoyo inmenso de todo el personal docente. Ahora más que nunca se refleja cómo la Educación y los valores nos hacen mejores personas. El valor de la vida en comunidad y la familia nos hace sentir más fuertes y menos solos a pesar de la distancia física. El valor de la compasión y de la empatía nos ayuda a comunicar desde el corazón. El valor de compartir ideas, conocimientos y experiencias nos une y ayuda a bajar el nivel de ansiedad y estrés. Nos activa la mente. Todos estos valores son la Educación en mayúsculas.

Quien decide ser profesor y educador no lo hace desde el cálculo financiero. Lo hace desde un lugar muy importante que tenemos todos en nuestro interior y sin el que es imposible vivir: desde el corazón.

Quiero dedicar este espacio para agradecer a todos los profesores en España y a sus equipos directivos. La realidad se hace visible con esta inédita situación: el profesor no tiene sustituto digital posible. Ningún ordenador es capaz de sustituir una sonrisa, un abrazo o una palmada en el hombro. Educar es uno de los pilares fundamentales de este mundo y los profesores tenemos esa labor en nuestras manos.

La Educación desde el corazón y con motivación interna tiene suficiente fuerza para mover personas e incluso continentes. Los profesores somos el espejo de esta sociedad, somos el ejemplo de muchos «ojos pequeñitos» que nos están observando y escuchando para hacer este mundo mejor. Y, ahora, más que nunca, el mundo necesita la Educación y los valores como la solución a este maldito virus. La Educación es nuestra vacuna. ¡Mucho ánimo a todos esos grandes profesores!

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